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TOMO 2
EL SIMBOLO SAGRADO DEL PASU
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A - Analogía gráfica de la “ley de evolución”.
Para evitar toda posible confusión sobre el objeto
de este inciso, sintetizado en el título del epígrafe, hay que aclarar de
entrada que el mismo NO SE REFIERE A UN SIMBOLO EN PARTICULAR QUE PODRIA “SER
SAGRADO” PARA EL PASU, SINO A UNO QUE REPRESENTA AL PROPIO PASU; VALE DECIR, NO
UN SIMBOLO ENTRE SIMBOLOS, SINO UNO QUE EXPRESA AL SI MISMO DEL ANIMAL HOMBRE.
Un símbolo tal ha de representar la esencia del
pasú, es decir, el objetivo micro y macrocósmico de la finalidad, y, a su vez,
ha de corresponder de algún modo a la esencia arquetípica de la suprafinalidad
de los entes, en los cuales el pasú debe descubrir el designio y poner el
sentido. Y semejante símbolo, por último, no ha de provenir del ámbito de la
cultura externa, reconocido e introyectado en la estructura psíquica corno
objeto cultural, sino que ha de ser capaz de manifestarse espontáneamente al
sujeto anímico como puro reflejo interno de sí mismo, análogamente a esas imágenes de
uno mismo que aparecen, sin buscarlas, en el mundo exterior, en el agua de un
lago, en una gota de rocío, en un cristal o en el ojo de nuestro interlocutor.
Es comprensible, pues, que este símbolo sea muy conocido y que, por representar
al pasú, su aparición en la Historia de la cultura sea tanto más frecuente
cuanto más retrocedamos en el tiempo, vale decir, cuanto más nos acerquemos al
punto de máxima pureza del pasú, al momento en que se produjo, en el animal
hombre, el encadenamiento espiritual. Por eso, en la actualidad, no costará
mucho al virya perdido reconocer en este símbolo a la representación de su
herencia genética de animal-hombre, a su “parte pasú”: siendo así, tan
evidente, comenzaremos directamente por la explicación.
Para ello nos serviremos del símbolo auxiliar de la
figura 40. Supongamos que los dos círculos representan los estados, inicial y
final, o entelequial, de un Arquetipo: el círculo mayor corresponde al SER y el
punto central al LLEGAR-A-SER, es decir, a la finalidad, a la perfección final
o entelequia. El proceso del Arquetipo, con tal convención simbólica, solo
puede consistir en un cambio continuo que transforme al círculo XX en el
círculo X‘X‘. Pues bien, la Sabiduría Hiperbórea asegura que, hasta la llegada
al Universo material de los Siddhas Traidores, el proceso de TODOS los Arquetipos universales se desarrollaba de acuerdo a una misma LEY, contenida en el DESIGNIO
DEL CARACOL. Luego del encadenamiento espiritual, este comportamiento general
de las leyes evolutivas ha cambiado en el caso del virya. La nueva situación es
la siguiente: el Arquetipo universal del pasú, es decir, el Arquetipo Manú,
continúa también desarrollándose de acuerdo a las leyes del designio caracol;
en consecuencia, el hilo histórico del sujeto consciente sigue una trayectoria
en espiral que, según se verá, se denomina CANINO DE ELIX; pero el Yo perdido, la
expresión del Espíritu eterno que se halla sumido en el sujeto consciente, se
desenvuelve desde el Origen siguiendo una ley paralela y esencialmente
diferente al CAMINO DE ELIX, conocida corno CAMINO LABRELIX. En próximos
artículos de este inciso se irán explicando tales leyes y su función en la
técnica del encadenamiento espiritual; por ahora, comenzaremos por exponer de
qué manera el proceso del arquetipo XX conduce a la entelequia X‘X‘.
Figura 40
La ley que rige todo proceso arquetípico ESTA
ESCRITA EN EL DESIGNIO DEL CARACOL y por eso el problema planteado por la
figura 40 se resuelve simbólicamente mediante la forma abstracta del caracol,
es decir, mediante LA ESPIRAL, tal como se muestra en la figura 41. Sin
embargo, esto no significa que todo proceso arquetípico ha de desarrollarse
según una trayectoria en forma de espiral pues, EN EL DESIGNIO DEL CARACOL, en
la serie de Arquetipos que constituye su plan, existen muchas otras formas de
despliegue entelequial, distintas de la espiral pero LIGADAS ARMONICAMENTE A
ELLA. De cualquier manera, la forma perfecta de la ley implica que el Arquetipo
XX ha de tender hacia la entelequia X‘X‘ efectuando un movimiento en espiral.
Con otras palabras: el Arquetipo XX, a impulso de su potencia formativa, se
despliega continuamente y tiende hacia una perfección final; EL MOVIMIENTO
CONTINUO EN QUE CONSISTE EL PROCESO SE CARACTERIZA PORQUE EL ARQUETIPO VA
GIRANDO PERMANENTEMENTE EN TORNO DE LA ENTELEQUIA, ACERCANDOSE, TRAS CADA
VUELTA, UN POCO MAS A SU PERFECCION; y dicho movimiento “entelequial” puede
representarse, al final del proceso, mediante una espiral que una al círculo XX
con el punto central X‘X‘, tal como se ve en la figura 41.
El hecho de que allí se haya dibujado una espiral
logarítmica no tiene un significado particular pues podría haberse utilizado
con el mismo fin cualquier otra espiral notable, algunas de las cuales están
representadas analíticamente en la figura 42, o una espiral “natural”,
semejante a la del caracol “nautilo” de la Era secundaria, cuyo desarrollo se
basa en la serie de Fibonacci. En la figura 43 puede observarse al nautilo, ese
digno contemporáneo del pasú primitivo, en un corte que muestra el espiral del
caracol.
Figura 41
B - La espiral, símbolo
sagrado.
Dejando de lado, pues, cuál fuera el tipo de
espiral más adecuado para representar el proceso del Arquetipo XX, lo
importante aquí es convenir en el hecho esencial de que el proceso se
desarrolla según un movimiento espiriforme. Y este hecho ha de ser considerado
de máxima importancia porque el “símbolo
sagrado del pasú” es en todo semejante a la figura 41.
Pero, vale la pena repetirlo, este símbolo
sagrado solo representó al pasú HASTA EL MOMENTO DEL
ENCADENAMIENTO ESPIRITUAL; a partir de entonces la evolución del virya se
desarrolla según una doble ley, ELIX-LABRELIX, denominada “kármica” por los
Siddhas Traidores. Sobre el “símbolo sagrada del pasú” hemos de hablar bastante
aun, pero antes de seguir conviene aclarar las denominaciones que reciben
corrientemente los elementos de la figura 41, la cual representa a dicho
símbolo. El círculo exterior es análogo a un Arquetipo XX en el instante de su
manifestación: representa el giro circular, perfecto pero potencial, en torno
de la entelequia X‘X‘; el círculo XX representa, por lo tanto, también a la “esfera
de conciencia” del pasú la cual gira al principio en torno del centro de sí
mismo.
Figura 42
Figura 43
La entelequia X‘X‘, desde luego, es la perfección
final del Arquetipo XX y corresponde análogamente al “centro de sí mismo” del
pasú. Tenemos ahora la espiral, que representa el movimiento realizado por el
Arquetipo XX para acercarse continuamente a su entelequia X‘X‘: a la espiral,
definida como función del movimiento arquetípico, se la denomina LEY DE
EVOLUCION ARQUETIPICA. Y volviendo a las analogías que guarda la figura 41 con
la estructura psíquica del pasú figura 11b, podemos inferir que LA ESFERA DE
CONCIENCIA (círculo xx) TIENDE AL CENTRO DE SI MISMO (círculo x‘x‘) MEDIANTE LA
LEY DE EVOLUCION (espiral).
Comprobamos así que el símbolo de la figura 41
cumple con los requisitos propuestos al comienzo: representa la esencia del
pasú, los objetivos micro y macrocósmicos de la finalidad, pues es la imagen
analógica de la evolución arquetípica universal, tanto del pasú como de
cualquier ente; y no proviene de las culturas externas sino de la estructura
cultural, revelándose al sujeto consciente del pasú como un verdadero símbolo sagrado emergente.
C - El caracol y la
serpiente.
Debemos reiterar que la espiral de la figura 41
solo representa al símbolo sagrado del pasú si su significado es el antes definido: LEY DE EVOLUCION
ARQUETIPICA. Este concepto hay que tenerlo siempre presente por lo siguiente:
UN SINIBOLO ESPIRIFORME SEMEJANTE AL DEL CARACOL EXISTE EN EL DESIGNIO DE LA SERPIENTE; EMPERO EL MISMO
NO REPRESENTA A LA “LEY DE EVOLUCION ARQUETIPICA”, QUE RIGE LA “ENERGIA
PSIQUICA”, SINO A LA LEY QUE DETERMINA EL MOVIMIENTO DE LA “ENERGIA VITAL”,
MICRO Y MACROCOSMICA. Aunque a la mentalidad racionalista y profana pueda parecer
asunto de la mayor trivialidad la posible confusión entre la espiral del,
caracol y la espiral de la
serpiente la Sabiduría Hiperbórea le concede gran
importancia y recomienda expresamente su aclaración. Como la única manera de
evitar la confusión entre dos conceptos es definir correctamente sus
significados dedicaremos este artículo a esa tarea, pues la posible confusión
del símbolo sagrado del pasú con otro símbolo
sagrado tornaría incomprensible la explicación que daremos
más adelante sobre el símbolo sagrado
del virya.
El primer concepto que debemos definir es el de “POTENCIA
ASTRAL”, es decir, el concepto de la “potencia” del mundo astral macrocósmico. Nos valdremos, para ello, de la analogía que ésta presenta con la
potencia microcósmica definida en la “expresión energética del pasú”. Aquella
expresión decía:
Potencia (W) . Tiempo Trascendente (TT) = Energía
psíquica (EP)
(W.TT)=EP
La “potencia” aquí definida es “el substrato
fundamental de todo símbolo psíquico”: “por ella los símbolos subsisten y se
manifiestan” (página 67). Si en la expresión energética despejamos el término “potencia”,
vamos a entender con más claridad las afirmaciones entre comillas; así:
W=(EP.TT)
(5)
Esta nueva expresión nos dice que LA POTENCIA (W) ES EQUIVALENTE () AL
COCIENTE DE LA ENERGIA PSIQUICA (Ep) POR EL TIEMPO TRASCENDENTE (TT). Es
evidente, pues, que el segundo miembro de (5), EpTt expresa el ACTO de la
potencia. Ahora se entenderán mejor las afirmaciones anteriores: la potencia
permite que un símbolo “subsista” en su forma (W) y hace posible que se “manifieste”
bajo su forma (EP.TT) es decir, energéticamente: LA “NANIFESTACION” SEMICA DE
LA POTENCIA (W) ES SU “ACTO” Vale decir:
En el artículo
“D” (página 67) ya había sido expuesta tal conclusión: “los símbolos, del
esquema o Relación, subsisten sostenidos por el substrato de su potencia (w);
si un pensamiento mienta la relación, los símbolos se manifiestan con una
determinada energía (EP.TT): tal ACTIVIDAD es también producto de la potencia
(w)”. Y más adelante (página 76): “cuando la potencia impulsa al símbolo hacia
la esfera de conciencia se efectúa en realidad su ACTIVACION ENERGETICA”. Tal
energía (EP), por otra parte, “se caracteriza por el “movimiento” (emergencia y
proceso), la “intensidad”, y la “dirección” (primera intención) (páginas 65 -
66 y artículo F‘, página 80).
La “potencia” microcósmica (w) que expresa (5) es,
con toda precisión, POTENCIA DEL
ALMA DEL PASU, o sea, POTENCIA ANIMICA DEL MICROCOSMOS.
Mediante tal “potencia” el
alma del pasú VITALIZA al organismo microcósmico y
ANIMA a la estructura psíquica. Más claramente: la potencia del alma se manifiesta en
el microcosmos de dos modos principales: como “energía vital”, para sostener la
vida orgánica, y como “energía psíquica”, para animar las estructuras en las
que debe actuar el sujeto.
Como sabernos, el macrocosmos viviente está animado
por el Alma del Demiurgo, o “anima
mundi”, la cual, análogamente, dispone de una capacidad POTENCIAL para llevar
adelante su Plan: es la POTENCIA ASTRAL, equivalente a la potencia (w) del
alma del pasú. Y tal “potencia astral” se manifiesta
también mediante dos modos principales: como “energía vital del mundo astral” para sostener la
vida de organismo macrocósmico y como “energía astral” para animar las
superestructuras de los hechos culturales o de las culturas externas. Es
evidente que la “energía astral” macrocósmica es análoga a la “energía psíquica” (EP) microcósmica, y
que la “energía vital” macrocósmica es análoga a la “energía vital”
microcósmica. Podemos ahora empezar a entender la afirmación inicial de este
artículo: el designio del caracol expresa la “ley de evolución” que rige a la
energía psíquica (Y A LA “ENERGIA ASTRAL” EQUIVALENTE) mientras que el designio de la serpiente expresa la ley (o
las leyes) que rige a la energía vital micro y macrocósmica. Sin embargo con
estas aclaraciones no queda salvada la posibilidad de confusión; por el
contrario el asunto se torna cada vez más oscuro y se suscitan justos
interrogantes; ¿cómo se debe entender que la ley de evolución “rige a la
energía psíquica y a la energía astral”?, ¿qué significa concretamente que las “energías vitales” micro y
macrocósmicas obedecen a “la ley expresada por el designio de la serpiente?, ¿por qué tales
leyes se desprenden de dichos “designios” y no de otros? etc. Solo un examen a
fondo de los conceptos de “potencia” (W) y “potencia astral” a la luz de las
correspondencias micro y macrocósmicas, especialmente las expuestas en el
comentario Décimo (página 207), nos permitirá ir hallando las respuesta.
Comencemos por la esfera de sombra. En tal “espacio
analógico” del microcosmos subsiste la estructura cultural y ocurre la
emergencia de los símbolos referidos a sí mismo: la característica esencial de
todo símbolo emergente, según vimos en la Primera Parte, es la ENERGIA
PSIQUICA. Análogamente a la esfera de sombra, regiones (a, b, c), figura 39, en
el macrocosmos existe el mundo
astral (A, B, C), en el cual subsisten las culturas
exteriores y ocurre la emergencia de los hechos culturales referidos al umbral
del sentido: ASI, LA CARACTERISTICA ESENCIAL DE TODO HECHO CULTURAL ES LA “ENERGIA
ASTRAL”. Pero esta”energía externa”, que evidentemente es análoga a la energía
psíquica interna, es una expresión particular de la potencia astral con que el Demiurgo anima el
organismo macrocósmico: la “energía astral” que activa a un hecho cultural es solo una conformación arquetípica,
una ordenación plasmática, que particulariza a un sector de la totalidad
energética del macrocosmos viviente.
Esto quiere decir que, fuera de la energía astral que activa a la
superestructura del hecho cultural, existen otros aspectos de la potencia astral del Demiurgo que se
manifiestan, igualmente, en el mundo
astral, aunque su función es animar las distintas
estructuras del organismo macrocósmico. Más, según sabemos, en el microcosmos
ocurre algo semejante pues la “energía psíquica” es solo una expresión
particularizada de la potencia del
alma del pasú una plasmación arquetípica que da lugar a
todo término sémico de la esfera de sombra: pero, fuera de esta potencia (w)
que subyace en todo símbolo psíquico o sistema, existen otros aspectos de la
potencia del alma que se manifiestan, igualmente, en la esfera de sombra, aunque su
función es animar las distintas estructuras del organismo microcósmico; por
ejemplo, es también “de energía” el cuerpo astral, el cual posee un
“canal ELIX” por el que circula la más sutil especie de energía astral, cual es la VOX
del logos Kundalini: según se explica con detalle en otro inciso, en el cuerpo astral está plasmada
TODA LA SERIE DE ESQUEMAS DE SI MISMO ANTERIORES, ES DECIR, DESARROLLADOS EN
OTRAS VIDAS; tales esquemas se encuentran registrados en los chakras, que se
cuentan por millones, y a todos los cuales une el canal ELIX; en los chakras,
la energía se arremolina formando un vórtice que trasciende y se manifiesta
funcionalmente en el organismo biológico del microcosmos: son los sujetos
irracionales (ver figura 26); naturalmente, por ocurrir en la esfera de sombra,
estos fenómenos especiales de la potencia del alma permanecen
inconscientes, vale decir, son invisibles para el sujeto consciente.
Análogamente, son “inconscientes” aquellos aspectos
de la potencia astral macrocósmica, fuera de la “energía astral”, que se
manifiestan en el mundo astral, vale decir, son CULTURALNENTE INVISIBLES. Ello se debe a que tales
formas astrales de energía no constituyen entes fácilmente perceptibles para el pasú
y, por lo tanto, al desconocer su designio, no puede cumplir con el objetivo
macrocósmico de “ponerles sentido”: por eso la mayoría de las especies de “energía
vital” que animan las estructuras del macrocosmos viviente: reinos de la
naturaleza, organismo planetario, solar, galáctico, etc., permanecen
CULTURALMENTE INVISIBLES. Sin embargo ese conocimiento no está vedado al pasú y
su ignorancia solo es atribuible a su falta de evolución: de allí que, cuando
algunos pasúes o viryas perdidos alcanzan cierto grado de evolución y descubren
el designio de alguna forma de energía o ente astral, a pesar de
ponerles sentido no consiguen comunicar este hecho a sus contemporáneos, para
quienes el ente continua siendo invisible; con otras palabras, debido a la
falta de evolución de los miembros de la comunidad, el ente astral recientemente
descubierto y proyectado, resulta Inaprensible y no puede ser integrado en la
superestructura de la cultura externa como objeto cultural. Es en estos casos
que, laboriosamente, la élite más evolucionada suele organizar una cultura
externa especial denominada “esotérica” cuyo objetivo es sostener y perpetuar,
pese a todo, los conceptos CULTURALMENTE INVISIBLES para el resto de la
comunidad, conceptos a los que también se denomina, con toda justicia, SIMBOLOS
SAGRADOS. Y, puesto que no es posible comunicar tales conceptos a todo el mundo
la sociedad esotérica se ve en la penosa obligaci6n de localizar a los miembros
de mayor evolución y a INICIARLOS en la comprensión de los símbolos sagrados.
Se ve con claridad, pues, que los conceptos internos y el sentido externo, es
decir, los objetos culturales, que maneja una sociedad esotérica solo son “secretos”
por causa da la escasa evolución colectiva: porque los miembros de la comunidad
no podrían comprenderlos de ninguna manera y, por el contrario, si les fuesen
explicados, solo se lograría degradar los símbolos sagrados y tomarlos
metafísicamente inoperantes.
El concepto de “potencia astral” se halla en
situación semejante a tales “símbolos sagrados esotéricos” pues su significado
no es fácilmente comprensible: solo lo entienden con claridad aquéllos cuya
aguda mirada ha logrado traspasar las tinieblas del inconsciente colectivo real
del macrocosmos, es decir, quienes se han asomado tras el Velo de Maya. Siendo
que la “potencia astral” se manifiesta de dos modos principales, como la energía astral que activa un
hecho cultural y como la energía vital que anima el organismo macrocósmico,
sería interesante conocer el símbolo
sagrado que representa ambos “conceptos esotéricos” y, de
ser posible, obtener alguna explicación sobre su significado. Para esta
cuestión, la Sabiduría Hiperbórea aporta dos respuestas separadas. Respuesta
uno: en el primer caso, la “energía astral” activa al hecho cultural análogamente a como la “energía psíquica”
activa a un símbolo I (figura 21), es decir, FORMALIZANDO SU ACTIVIDAD DE ACUERDO AL DESIGNIO
DEL CARACOL; con otros términos: la “energía astral”, o “psíquica”,
VARIA en función de la “ley de evolución cuya representación gráfica es la
espiral de la figura 41. Respuesta dos: en el segundo caso, la “energía vital”,
macro o microcósmica, FORMALIZA SU ACTIVIDAD SEGUN EL DESIGNIO DE LA SERPIENTE. Desde luego,
estas respuestas, especialmente la última, requieren una explicación detallada.
Es la que se ofrece a continuación.
Respuesta uno. Según vimos, existe un aspecto de la
potencia astral del macrocosmos que se manifiesta en las superestructuras de hechos
culturales y, particularmente, en los objetos culturales que la componen; esa “energía
astral” guarda estricta correspondencia analógica con la energía psíquica en
que consiste todo símbolo emergente I (figura 21); por lo tanto, si el hecho cultural es una emergencia
arquetípica macrocósmica análoga a la emergencia de I en el microcosmos, su
fuerza esencial, su poder fundamental, solo puede consistir en la “energía astral”. Con otras
palabras: el hecho cultural es la forma exterior de una superestructura, la
cual es manifestación de un Arquetipo
psicoideo especial denominado “astral” (la teoría de
los Arquetipos astrales como soporte de las superestructuras será desarrollada en el tomo
quinto); los objetos culturales están en tales superestructuras religados e
integrados en la forma total; pues bien, el sentido puesto en el ente, lo que
hace de él un objeto cultural, es una forma proyectada; un signo externo
activado por la “energía astral”; y, en una escala mayor, el conjunto de objetos culturales de una
superestructura conforma por integración estructural un “sentido global” que
determina y caracteriza al hecho cultural: consecuentemente, dicho “sentido
global”, no es más que una enorme “forma cultural externa”, activada por la “energía
astral” proveniente del ánima mundi.
Se comprueba así la precisión de las
correspondencias analógicas pues tanto el “significado” de un símbolo I interno, como el “sentido” de
un objeto cultural externo tienen un fundamento energético; el símbolo I de “energía psíquica” y el
objeto cultural de “energía astral”. Pero la energía psíquica se caracteriza por ciertas notas entre las
cuales se destacan “la emergencia”, o movimiento, “la intensidad”, y “la
primera intención” o dirección referencial del movimiento. Análogamente, la
energía astral que subyace en un hecho cultural u objeto cultural emergente, se caracteriza
por ciertas notas, entre las cuales se destacan “la emergencia” o movimiento, “la
intensidad”, y “el dolor” o dirección referencial del movimiento.
“Recordemos que el tránsito de un símbolo I -dijimos en la página 105- se
compone de “emergencia”, hasta (Ψ1) y “proceso”, a partir de (Ψ1) (ver figura
39): en (Ψ1) concluye la emergencia y comienza el proceso entelequial”.
Análogamente, un hecho cultural también “emerge” basta un nivel (Ψ1) (ver
figura 39) a partir del cual despliega un “proceso” entelequial: Durante el
mismo el hombre puede ser irreversiblemente capturado, según se explicó en el
artículo ‗I‘ (página 104). Ahora bien, el movimiento completo de un símbolo I o de un hecho cultural, vale
decir, “emergencia” más “proceso”, es un desplazamiento CONTINUO que “SE AJUSTA
AL DESIGNIO DEL CARACOL” ¿qué significa esto? Respuesta: la trayectoria seguida
por el símbolo I o por el hecho cultural, hasta el nivel de estabilización
(Ψ1), o sea, la “emergencia”, SIEMPRE PUEDE REPRESENTARSE POR UN ARCO DE ESPIRAL.
A partir del nivel (Ψ1), el símbolo I y el hecho cultural intentarán desarrollar su “proceso”: esto puede
ocurrir o no, dependiendo de la energía volitiva que disponga el sujeto para
impedirlo. Pero, si el “proceso” efectivamente tiene lugar, entonces el símbolo
I o el hecho cultural se desplegarán en un movimiento evolutivo que puede
representarse mediante una curva en espiral que tiende hacia un centro
entelequial. En la figura 41 se ha señalado con un trazo más grueso la primera
espira que es el arco representativo de la “emergencia” hasta (Ψ1); desde ese
nivel se despliega el “proceso” hasta la entelequia central, pudiendo
describir, durante tal movimiento evolutivo, varias vueltas continuas de
espiral.
Resumiendo, LA ENERGIA, de un símbolo I o de un hecho cultural, varía
durante el movimiento en función de la ley de evolución, de tal modo que la “emergencia”
corresponde siempre a un arco de espiral, y el “proceso” a una espiral
convergente sobre un centro entelequial. Antes de interpretar este sugestivo
hecho, veamos la Respuesta pendiente.
Respuesta dos: Nos toca ahora examinar el caso en
que la “potencia astral” se manifiesta como “energía vital” del macrocosmos. Conforme a lo
adelantado, la actividad de tal energía “SE FORNALIZA SEGUN EL DESIGNIO DE LA SERPIENTE”. ¿Qué significa esto?
Respuesta: que la energía vital, que anima las estructuras orgánicas del
macrocosmos, varía según leyes que pueden representarse con formas provenientes
del designio de la serpiente: LA ESPIRAL ES SOLO UNA DE LAS MULTIPLES LEYES EN FUNCION DE LAS CUALES
PUEDE VARIAR LA ENERGIA VITAL. Del designio de la serpiente, en efecto, se
infieren numerosas formas que rigen, y a las cuales se “ajustan”, las distintas
expresiones naturales de la potencia astral.
Como el designio de la serpiente es de una
complejidad muy grande, podemos intentar la comprensión de la respuesta
anterior avanzando por inducción desde una idea más simple. Para ello
consideremos solamente las formas más evidentes, y groseras, del designio de la serpiente, es decir,
aquéllas que distinguimos con certeza en el movimiento de cualquier ofidio; es
claro entonces que, además de la espiral, que es la forma abstracta de la serpiente cuando está “enrollada”
o recogida sobre sí misma, es posible distinguir la “onda senoidal”, esto es,
la forma abstracta de la serpiente cuando produce ondulaciones en forma de “ese” al desplazarse; pero la
onda senoidal, o cosenoidal, según el análisis armónico de Fourier interviene
en la composición de cualquier otra función periódica; esto es: aplicando dicho
análisis matemático, toda onda periódica, por ejemplo, la onda triangular,
cuadrada, pulsante, etc., se descompone en una suma de funciones senoidales y
cosenoidales, las cuales son todas “armónicas”, es decir, ondas cuyo período es
múltiplo o submúltiplo de una función senoidal, o cosenoidal, denominada “fundamental”;
comprobamos así que, como no podía ser de otra manera, en aquel sector del
designio de la serpiente más superficial, vale decir, el sector que conforma a los ofidios
reales, existe una forma “fundamental”, u onda senoidal, de la cual se deducen
infinitas formas o funciones matemáticas con las cuales se rige la variación
energética de incontables fenómenos físicos: por ejemplo, la ENERGIA, lumínica,
acústica, calórica, eléctrica, etc., es TRANSPORTADA a través de los diferentes
medios por ONDAS CARACTERISTICAS, todas diferentes entre sí pero susceptibles
de ser reducidas a “onda senoidal por análisis armónico; vemos, pues, que
ciertas formas derivadas de un sector superficial del designio de la serpiente rigen la
variación de formas superficiales, groseras, o físicas, de la energía.
Extendiendo este concepto a las formas más sutiles de la energía, por ejemplo,
a la “energía vital”, es posible comprender ahora la afirmación de la Sabiduría
Hiperbórea: EN UN SECTOR MAS PROFUNDO DEL DESIGNIO DE LA SERPIENTE EXISTEN FORMAS A
LAS CUALES SE AJUSTAN LAS VARIACIONES DE LA “ENERGIA VITAL”, TANTO DEL
MICROCOSMOS COMO DEL MACROCOSMOS VIVIENTE.
En síntesis, la “energía vital” puede variar en
función de una pluralidad de leyes, de las cuales “la espiral” es solo un caso
singular. Para finalizar la Respuesta dos con un ejemplo vamos a referirnos a
la energía vital del macrocosmos, a la que la Sabiduría Hiperbórea denomina
también ENERGIA TELURICA porque interviene en la actividad vital del “cuerpo astral terrestre” o “doble
astral de la Tierra”; dicha energía telúrica suele ser “vista” por
clarividentes o zahoríes bajo muy diversas “formas”, confirmando así todo lo
que hemos explicado: cae en PENDIENTE por canales o nadis terrestres; SERPENTEA
sobre ríos; CONTORNEA yacimientos de distintas substancias físicas; se
ARREMOLINA en las simas de los valles o en la cima de las montañas, penetra
ONDULANDO en la profundidad de las cavernas; etc.
Luego de estudiar las Respuestas uno y dos sabemos
que la energía astral que activa un hecho cultural, o la energía psíquica que activa un
símbolo I, varían conforme a la “ley de evolución” representada por la espiral
FIJA de la figura 41, ley contenida en el designio del caracol (Respuesta uno).
Y sabemos también que la energía vital que anima el macrocosmos, Alma del Demiurgo, y la
energía vital que anima el microcosmos, alma del pasú, varían de acuerdo a una
PLURALIDAD de leyes cuyas formas están contenidas en el designio de la serpiente. Es claro, pues,
que la ley de evolución está expresada por la espiral fija del designio del
caracol y no por la espiral variable del designio de la serpiente. Empero, tal como
se demostrará en el artículo “F‘, entre ambos designios existe una “relación
Jerárquica”: el designio serpiente es de “grado menor” que el designio caracol,
encontrándose contenido totalmente en el Plan de éste. Tal relación jerárquica
causa que, por una parte, el esquema del designio serpiente constituya solo un
concepto tajada del esquema o Relación que interpreta al designio caracol y
que, por otra parte, constituya por sí mismo un esquema o Relación diferente,
en tanto haya sido descubierto independientemente del designio caracol. Es
fácil comprender que la confusión entre ambos conceptos se produce en gran
medida por la “falsa connotación” es decir, por la asociación que el sujeto
cultural suele establecer entre “significados contiguos”, en este caso entre
las dos Relaciones diferentes del caracol, con su concepto tajada “serpiente”,
y de la serpiente: al pensar a la serpiente como esquema o Relación, es decir, como sistema simple, se produce la
confusión con el concepto tajada serpiente del esquema o Relación caracol. De
acuerdo con lo visto en el artículo ‗H2‘ (página 52) la falsa connotación “ocurre
porque las Relaciones adyacentes de la estructura cultural pueden estar sobre
un mismo plano de significación: entonces resulta que los núcleos connotativos
de ambos conceptos están conectados por el lenguaje común y connotan mutuamente
sus significados. Claro que esta no es una verdadera connotación, es decir, el
producto de la intersección de lenguajes, sino un DEFECTO del pensamiento
racional ocasionado por la variedad de los límites del significado, que llegan
a rozar los límites del significado contiguo. Cuando el pensamiento racional se
concentra en un sistema, los límites del significado se definen nítidamente en
el contexto significativo del concepto, sin llegar a rozar los conceptos
adyacentes situados en el mismo plano de significación: entonces la única
connotación posible es la que se produce por la intersección de lenguajes en el
“núcleo connotativo del concepto”.
Aquí, la “vaguedad de los límites del significado”,
es atribuible directamente al carácter esotérico del concepto de “energía astral”, tal como fue
explicado en la Respuesta uno, y por eso es que hemos dedicado este artículo a
su definición. La espiral del caracol es un concepto que no debería connotar
verdaderamente al concepto de la espiral de la serpiente porque ambos
conceptos pertenecen a Relaciones diferentes, a esquemas provenientes de
distintos designios: el designio del caracol y el designio de la serpiente; aunque los
planos de significación de estos conceptos, claro está, se intersectan también
en el núcleo connotativo por causa de su relación Jerárquica.
D - Progreso, valor y jerarquía óntica.
Salvada la posibilidad de confusión es posible,
ahora, a la luz del concepto de potencia astral que hemos definido, extraer una conclusión que explique los hechos
expuestos en las Respuestas uno y dos. Vale decir ¿qué significa el hecho de
que las energías astral y psíquica varían conforme a una ley de evolución contenida en el
DESIGNIO DEL CARACOL y que las energías vitales macro y microcósmicas lo hagan
de acuerdo a leyes contenidas en el DESIGNIO DE LA SERPIENTE? Respuesta:
aunque recién será comprendido más adelante, significa que, entre el designio
del caracol y el designio de la
serpiente, existe una RELACION JERÁRQUICA.
Hay pocos temas, podemos estar seguros, tan
espinosos como el que alude la respuesta anterior. El tema del designio, en
efecto, es de los más esotéricos de la Sabiduría Hiperbórea lo que, en
principio, dificulta la explicación; pero a ello hay que agregar la complejidad
del concepto que define la ordenación de los designios, su “relación Jerárquica”.
Hemos de aproximarnos, pues, a la comprensión de tal concepto con extrema
cautela, adquiriendo previamente las nociones necesarias para su definición.
Entre ellas se cuentan las de Progreso, valor y jerarquía óntica, que
estudiaremos en este artículo, y la noción de “designio demiúrgico” que veremos
en el próximo.
D1 - Progreso y valor de la evolución del ente.
En la figura 44 se ha representado una escala
analógica que define el concepto de PROGRESO EVOLUTIVO para todo proceso
arquetípico. Comprobamos así que el Arquetipo, en un PRINCIPIO, es potencial;
esto es: cuando se halla en él plano arquetípico, AL PRINCIPIO DEL TIEMPO.
Figura 44
Pero el Arquetipo, como sabemos, se manifiesta en el
plano material intentando actualizar su perfección en potencia: SU EVOLUCION
PROGRESA, ENTONCES, HACIA LA ENTELEQUIA, HACIA LA PERFECCION FINAL. El progreso
evolutivo avanza en el sentido del tiempo trascendente y por eso se lo puede
dividir también en momentos; más tales MOMENTOS DEL PROGRESO, por definición,
implican GRADOS DE PERFECCION. El desenvolvimiento del Arquetipo da lugar, así,
a una ESCALA GRADUAL DE MOMENTOS PROGRESIVOS, que en la figura 44 se ha
indicado desde el primero hasta el enésimo grado.
Razonemos ahora qué significan los grados del
progreso. Desde el punto de vista del Plan cósmico la Intención del Demiurgo está dirigida a
producir la evolución arquetípica, a favorecer el proceso entelequial: para el Demiurgo, el Bien consiste
en que los Arquetipos se actualicen hasta concretar la entelequia. De modo que
el progreso evolutivo apunta naturalmente hacia el Bien y, por eso; la “escala
gradual de momentos progresivos” es una ESCALA DE VALOR: para el Demiurgo, el VALOR de un
ente evolutivo aumenta al progresar hacia la entelequia; el valor es tanto
mayor cuanto mas cerca se encuentra el ente de la perfección entelequial,
cuanto más se acerque su forma a la del Arquetipo que lo inspira y sostiene; A
MAYOR PROGRESO EVOLUTIVO MAYOR VALOR. En la figura 44, el 4º grado del
progreso, por ejemplo, TIENE MAS VALOR que el 2° grado. Sintetizando, resulta
que: AL CRECER EL ORDEN PROGRESIVO (1º, 2º, 3º, …, nº) CRECE EL VALOR, como
consecuencia de que en esa dirección CRECE EL ACTO DEL ARQUETIPO. Todo esto
desde el punto de vista del Demiurgo, vale decir, viendo el proceso desde el plano arquetípico.
Observemos ahora la escala del progreso desde un
punto de vista opuesto, es decir, desde la manifestación del Arquetipo. Para
ello consideremos un caso concreto, por ejemplo, un ente a cuya evolución
corresponde un valor de 5º grado, y situémonos en su nivel, o sea, en el 5º
lugar de la escala del progreso. Si miramos DESDE ALLI hacia el PRINCIPIO
notaremos, como es obvio, que: AL DECRECER EL ORDEN PROGRESIVO (nº, ..., 3º,
2º, 1º) DECRECE LA ACTUALIDAD DEL ARQUETIPO; con otras palabras: “desde allí”
se comprueba que, cuando el ente está en el 2º lugar, ello significa que el
Arquetipo es MENOS ACTUAL que cuando está, por ejemplo, en el 3º. Pero este
obvio principio, si es formulado de manera inversa, nos conduce a una
conclusión de capital importancia. En efecto, lo que hemos comprobado desde el
5º lugar es ni más ni menos que: CUANDO DECRECE EL ORDEN PROGRESIVO (nº, ...,
3º, 2º, 1º) CRECE LA POTENCIA DEL ARQUETIPO PUESTA EN EL ENTE PARA EVOLUCIONAR.
La conclusión anterior, se basa en el concepto de
que “potencia” y “acto” son aspectos complementarios de un mismo fenómeno, como
“lleno” y “vacío”: al verter el contenido de ese recipiente el mismo va
quedando MENOS lleno, y, por lo tanto, MAS VACIO. Como en el caso de lleno y
vacío, la conclusión depende del punto de vista: al manifestarse en el ente el
Arquetipo va PERDIENDO potencia a medida que se actualiza, que progresa hacia
la entelequia; vale decir: A MAS ACTO MENOS POTENCIA. Pero también, con un
punto de vista inverso; CUANDO DECRECE EL ACTO DEL ARQUETIPO EN UN ENTE,
AUMENTA SU POTENCIA FORMATIVA. De aquí surge la conclusión anterior pues la
disminución relativa del acto significa una disminución correlativa del valor
en la escala del progreso, de manera tal que la disminución del valor queda
ligada, inversamente, al aumento de la potencia: las variables analógicas “valor”
y “potencia” son funciones inversas, al aumentar una disminuye la otra y
viceversa.
Resumiendo, esta conclusión nos dice que EL VALOR
DE UN ENTE VARIA EN RELACION INVERSA A LA POTENCIA FORMATIVA QUE IMPULSA SU
EVOLUCION. Y ello es comprensible puesto que el máximo valor, la entelequia,
coincide con la mínima potencia, ya que el Arquetipo es entonces TODO ACTO, una
manifestación completa en el ente.
D2 - Determinación formal del ente.
Sabemos ahora que un ente con mayor potencia
formativa, por ejemplo uno situado en 2º lugar en la escala del progreso, es
menos valioso para el Demiurgo que otro que se encuentre, por ejemplo, situado en 3º lugar de la misma
escala, cuya potencia es menor. Más, ¿dónde nos lleva esta ley? ¿qué efecto
causa en el ente una “mayor potencia formativa”? Respuesta: A MAYOR POTENCIA
FORMATIVA MAYOR DETERMINACION FORMAL. Esta respuesta la comprobamos “haciendo
mínima la función”, es decir, yendo a un extremo de la escala para observar qué
ocurre allí. El extremo apropiado para ello es, desde luego, la entelequia del
Arquetipo, adonde el valor es máximo porque el ente es el acto completo, final,
perfecto, del Arquetipo manifestado: allí la potencia es mínima y el acto
máximo. Pero, un Arquetipo que es todo acto en un ente, una entelequia real y
concreta ¿no es acaso un ente autónomo? ¿un ente ABSOLUTAMENTE INTDETERMINADO?
¿no estudiamos en la Primera Parte que la concreción de una entelequia implica
la autonomía óntica? Porque, según la Sabiduría Hiperbórea, la determinación
formal de todo ente depende de la potencia y no del acto, aunque ambos
conceptos aludan a aspectos complementarios de un mismo ser; y esta prioridad
de la potencia sobre el acto, para la determinación de los entes, se origina en
la EXISTENCIA: EN EL ORDEN DE LA EXISTENCIA LA POTENCIA ES PRIMERO QUE EL ACTO;
LOS ARQUETIPOS SON PRIMERO POTENTES Y LUEGO ACTUALES; LO ENTES SON ACTOS DE LOS
ARQUETIPOS: PERO ACTOS DETERMINADOS A PRIORI POR LA POTENCIA FORMATIVA. Por
eso, en la entelequia, cuando el Arquetipo es acto puro, y la potencia es
mínima o no hay potencia, el ente experimenta una indeterminación absoluta: ES,
no necesita LLEGAR A SER; no hay ya PLAN PARA HACER porque EL ES TODO EL SER;
ES UN ENTE AUTONOMO.
Yendo ahora al otro extremo de la función, es
decir, al principio de la escala del progreso, comprobamos que, contrariamente:
LA POTENCIA ES MAXIMA, EL ACTO CASI INEXISTENTE, LA DETERMINACION FORMAL DEL
ENTE ES ABSOLUTA, Y EL VALOR DEL ENTE NULO.
D3 - Jerarquía óntica.
La “escala gradual de momentos progresivos”,
expuesta en la figura 44, asigna al ente un valor de acuerdo a su grado
evolutivo, es decir, en función de la distancia evolutiva que lo separa de la
entelequia: tal escala determina, pues una JERARQUIA ONTICA BASADA EN LA
FINALIDAD. La comprobación no puede ofrecer dudas puesto que, en la escala del
progreso, los entes de mayor grado son más valiosos que los de menor grado.
D4 - Progreso y ley de evolución.
Es útil advertir que la “escala gradual” de la
figura 44 es una versión lineal de la “ley de evolución” de la figura 41: la
espiral de la figura 41, en efecto, puede considerarse “rectificada” y
representada en la figura 44 como la flecha que señala la dirección del “progreso
evolutivo” del proceso arquetípico. Evidentemente, ambas figuras expresan el
proceso del Arquetipo: la figura 41 “funcionalmente” y la figura 44 “analógicamente”.
Y ambas figuras representan a la “ley de evolución” que rige tanto a la energía
astral del macrocosmos como a la energía psíquica del microcosmos, conforme al
designio del caracol.
D5 - Etica psicológica del pasú y Etica noológica del virya.
La “escala gradual de momentos progresivos” permite
determinar, y comprender, el VALOR que los entes adquieren para el Demiurgo durante los
procesos evolutivos. Esta validez de los entes, su comprensión, podría servir
eficazmente como fundamento de una Etica, más ¿qué clase de Etica se obtendría
de ese modo? Respuesta: Una “Etica demiúrgica es decir, una ciencia que
describiese y explicase la Conducta del Demiurgo frente al “hecho natural”, constituido por “entes externos”
superestructurados arquetípicamente, o frente al “hecho cultural”, integrado
por “objetos culturales” y “hombres” superestructurados LOGICAMENTE. Una Etica
tal sería una ciencia basada en la pluralidad óntica, para la cual el “sujeto
moral” estaría representado por el Demiurgo, por sus “Aspectos” activos, y la “conducta moral” por la relación que
esos Aspectos mantienen frente a los entes, objetos culturales y hombres.
Naturalmente, la comprensión de semejante Etica supondría el conocimiento
previo de los Planes cósmicos puesto que la Conducta demiúrgica se conforma con
el desarrollo de tales Planes: comprender la Etica demiúrgica, pues, requeriría
el dominio completo del Terrible Secreto de Maya; un conocimiento, un poder,
que solo posee el Iniciado Hiperbóreo: Caballero Tirodal, Pontífice Hiperbóreo
o Siddha Berserkr; Sin embargo, todo lo que existe en el macrocosmos se halla
reflejado herméticamente en el microcosmos; a la Conducta del Demiurgo corresponde una “conducta
anímica” en el pasú; a Sus Aspectos macrocósmicos corresponden “aspectos”
microcósmicos: instintivo, emocional, racional, consciente, etc. Es posible,
entonces, formalizar una “Etica pasú” que “describa y explique” su conducta
frente al hecho moral; y esa “Etica pasú” será, claramente, un reflejo de la “Etica
demiúrgica”. Esa “Etica pasú”, a la que la Sabiduría Hiperbórea denomina “Etica
psicológica”, es la que hemos de definir aquí y la que opondremos más adelante a la
Etica noológica del virya.
La “Etica pasú solo puede recibir la calificación
de “psicológica” ya que la conducta del pasú es puramente anímica, vale decir, es
expresión del alma, la cual se manifiesta en el microcosmos a través de una estructura
PSIQUICA análoga a la representada en las figuras 11 y 11b. Por el contrario,
la conducta del virya se rige por la acción del Yo, el cual es una “manifestación
indirecta del Espíritu”, y por eso una Etica que formule su comportamiento
moral no puede ser más que calificada de NOOLOGICA, es decir, de “espiritual”.
Pero, no siendo el virya despierto el exponente de una personalidad conformada
arquetípicamente, hay que advertir que no es tarea fácil describir y formular
algo semejante a un “tipo moral ideal”, una figura a la que el virya perdido
pueda adaptarse por imitación. La Etica noológica no propone, pues, un conjunto
de rasgos morales que deban ser cultivados, o una persona moral a la que
imitar, sino que describe en términos de la Estrategia Hiperbórea, cuál es la
ACTITUD que el Yo perdido debe adoptar para conseguir la máxima orientación
hacia el selbst, hacia el Yo despierto: dicha actitud es denominada por la
Sabiduría Hiperbórea como graciosa luciférica, pero solo con muchas
prevenciones puede ser considerada característica de un “tipo” pese a lo cual
hablaremos largamente del “tipo gracioso luciférico”. Ello ocurre porque otras
actitudes clásicas del virya perdido son indudablemente típicas, tales como la “actitud
lúdica” y la “actitud sacralizante”, lo que nos permite situar la “actitud
graciosa luciférica” en el extremo de una escala tipológica y referirnos a ella
como una especie de tipo superior. No hay que insistir, desde luego, en lo
equívoco de una tipología que incluye en su clasificación a un ser
esencialmente inclasificable como es el virya despierto o el Siddha; no
obstante, salvando lo paradójico del caso, en otro inciso será expuesta la
Tipología Aberro, entre cuyos tipos se encuentra descripto el gracioso
luciférico. Y la Etica noológica, la única verdaderamente espiritual, será así
comprendida a la luz de la tipología Aberro, como contraste de un contexto ético
global del virya perdido.
Pero el virya perdido es “un pasú con linaje
hiperbóreo: solo mediante la Traición de los Siddhas Traidores, mediante el
encadenamiento de los Espíritus Hiperbóreos, el pasú se convierte en virya
perdido. De no ocurrir la Traición Blanca, el pasú debía ajustar su conducta
moral a la Etica psicológica, expresión microcósmica de la Etica demiúrgica. Por eso, siendo LO PASU
el substrato substancial del virya, ser esencialmente híbrido, no puede
sorprender que la Tipología Aberro, en sus tipos inferiores, esté definida en
base al concepto de la Etica psicológica del pasú y se la oponga a la Etica noológica del virya despierto: en el
virya perdido LO ETICOPSICOLOGICO, determinado por el Arquetipo Manú, se opone
a LO ETICONOOLOGICO que manifiesta el Espíritu; y de esa oposición, de esa
tensión entre lo anímico y lo espiritual, de esa confrontación esencial librada en el seno de la
sangre, surgen los “tipos” de virya perdido que describe y estudia la Tipología
Aberro. Es evidente, así, la importancia que reviste contar con un concepto
claro de la Etica psicológica del pasú
Más ¿por qué tal concepto ha de ser definido aquí?
Respuesta: Porque el objetivo macrocósmico de la finalidad del pasú exige que
éste sea “postor de sentido en los entes de macrocosmos”, entes cuya evolución
se concreta de acuerdo a la “escala de momentos progresivos” que hemos expuesto
y explicado en el presente inciso: el sentido puesto en el ente por el pasú,
PARA SER ETICO Y CONCORDAR CON LA VOLUNTAD DEL DEMIURGO, DEBE CONFIRMAR
EL VALOR UNIVERSAL DETERMINADO POR SU PROGRESO PARTICULAR. Pero el significado
de esta frase en bastardilla recién será comprendido con amplitud cuando se lo
interprete en relación con los conceptos de “universal” y “particular” que se
definirán en el Inciso “E”.
De cualquier manera, lo que interesa aquí es
destacar que la Etica psicológica es esencialmente TELEOLOGICA puesto que exige del pasú una actitud que
confirme el VALOR POSITIVO de los entes, valor que éstos alcanzan en su
evolución progresiva hacia la entelequia, es decir, hacia una FINALIDAD FUTURA.
El PRINCIPIO TELEOLOGICO de la Etica psicológica nos permitirá exponer su característica fundamental.
Toda Etica debe proponer un tipo moral; la Etica psicológica propone, para el
pasú, un tipo cuyo rasgo saliente, teleológico, puede sintetizarse con el
concepto de ASPIRACION. La conducta ética del pasú, en efecto, ASPIRA
naturalmente al Bien, vale decir, a la entelequia del ente, a la concreción del
Plan de su Dios-Demiurgo. Para el pasú, el Mal consiste simplemente en oponerse al Bien o en la
ausencia visible de éste, es decir, en la ausencia de ASPIRACION: un pasú
carente de aspiración es un mal pasú, un pasú “poco evolucionado”. Y esto es
así por la “aspiración”, en el pasa, no es otra cosa que la expresión del
impulso evolutivo del Arquetipo Manú: el Arquetipo IMPULSA al pasú, microcosmos
potencial, a alcanzar la autonomía óntica y transformarse en microcosmos
actual; para ello debe cumplir a pleno con el objetivo macrocósmico de su finalidad,
con su designio propio, con el Plan de su destino, es decir, debe poner el
sentido en los entes mediante la expresión del signo; y debe ponerlo apuntando
al Bien, a la entelequia, confirmando el valor positivo del ente, pues de otro
modo no hay evolución posible; el pasú, entonces ASPIRA a la perfección final
del ente, y, en general, a toda perfección.
“Impulso arquetípico” y “aspiración ética” son,
pues, solo dos aspectos aparentes de un mismo proceso evolutivo. Y ello no
puede ser de otra manera porque el pasú, para la Etica demiúrgica, solo es uno
más entre todos los entes evolutivos, entes cuya finalidad constituye el Bien
del Demiurgo: bajo el IMPULSO de su propia evolución el pasú DEBE ASPIRAR al Bien;
es su naturaleza, el rasgo ético esencial de su carácter. Por eso al
evolucionar con un IMPULSO que lo dirige hacia su propia perfección,
coincidentemente, el pasú ASPIRA a la perfección de cuanto le rodea, de los
entes naturales, de los objetos culturales, de la cultura en la cual está
inserto, etc. Pero en este “aspirar a la perfección”, naturalmente, el pasú
vive permanentemente proyectado hacia el futuro, en la ESPERA DE LO BUENO POR
VENIR. De aquí que su actitud ética frente al hecho cultural, es decir, su
respuesta moral frente a la pregunta ¿qué debo hacer?, sea una actitud, una
respuesta, naturalmente ESPERANZADA.
Por último, recordemos que el hecho cultural es una
superestructura integrada ónticamente por objetos culturales, vale decir, por
entes a los que el pasú pone sentido simultáneo con su presencia expresiva: si
en ese acto de expresión, por el cual justamente viene a la existencia el hecho
cultural, subyace como hemos visto una esperanza, una aspiración a la
perfección, no debe extrañar que los entes vean confirmadas sus perfecciones en
potencia, sus entelequias potenciales, y tiendan sin obstáculo hacia ellas.
Pero en ese proyectarse esperanzado hacia el futuro, en el cual el pasú espera
ver concretadas las perfecciones en potencia, puede ocurrir que la intrincada
trama de la realidad frustre sus expectativas impidiendo al ente deseado
completar su desarrollo: aunque tal caso sea frecuente, y los entes cumplan
rara vez lo que se espera de ellos, el pasú no tiene modo de evitarlo, como no
sea apurar su propia evolución o contentarse con esperar el acaecer de la
evolución del ente deseado.
Para completar todo cuanto hemos visto hasta aquí
cabe agregar que la ASPIRACION A LA PERFECCION que caracteriza a la Etica psicológica del pasú se opone
esencialmente a la INSPIRACION A LA LIBERACION que describe la Etica noológica
del virya despierto. Sintéticamente, la diferencia es la siguiente: mientras la
ASPIRACION es expresión del Arquetipo Manú, un aspecto aparente de su IMPULSO
evolutivo, la INSPIRACION es producto del Espíritu o del Paráclito; mientras la
ASPIRACION arquetípica proyecta al pasú en el tiempo trascendente, la
INSPIRACION espiritual eleva al virya por sobre el tiempo trascendente y lo
conduce hacia lo atemporal, es decir, hacia el selbst; o sea, mientras la
ASPIRACION sume al sujeto del pasú en la fluencia temporal, la INSPIRACION
detiene en el Yo del virya la fluencia temporal; por eso, mientras la actitud
ética del pasú es esencialmente esperanzada, la actitud “ética” del virya
despierto está vacía de toda esperanza, de todo deseo, de toda confianza, de
toda expectativa, de toda anticipación, aunque no por eso sea necesariamente
desesperanzado, indeseante, desconfiado, distraído o indiferente: el virya
despierto actúa en el momento justo, es decir, en el kairos, paradójicamente sin
haber esperado jamás el kairos; pero en ese momento el virya despierto actúa
con honor, con una voluntad inspirada por la gracia del Espíritu; y por eso el
kairos es un momento ético del virya despierto. Y, mientras para el pasú la
perfección del ente, y su finalidad entelequial, representan un bien evidente,
algo deseable, una esperanza, y, desde luego, un valor superior, para el virya
despierto la evolución de los entes representa un proceso dramático, su
perfección carece de valor y el advenimiento de la entelequia constituye una
catástrofe.
E - Noción de “designio demiúrgico”.
Fuera del “encadenamiento espiritual”, el Misterio
más importante que ayuda a revelar la Sabiduría Hiperbórea es el conocido como “designio
demiúrgico de los entes”. Pero este misterio, del cual hoy casi nadie posee la
clave, fue en un tiempo, hace más de doce mil años, objeto de una ciencia
esotérica denominada “Rúnica Noológica”. Dicha ciencia permitía conocer con
exactitud el designio de cualquier ente para luego resignarlo por medio de las
runas. En otros incisos se darán más de talles sobre la Rúnica Noológica y
sobre la Elite de sabios que detentaban su saber, conocidos como Guardianes de
la Sabiduría Lítica. Aquí nos vamos a ocupar de explicar en qué consiste el
designio demiúrgico; más, tratándose de un concepto de extrema complejidad, que
exige para su comprensión el dominio de ciertas definiciones previas, la
explicación solo será clara si la desarrollarnos ordenadamente en varios
subartículos específicos. Comenzaremos, pues, por E1: un resumen de lo ya visto
sobre el designio demiúrgico.
E1 - Resumen sobre el “designio demiúrgico”.
En el inciso “Finalidad y suprafinalidad” vimos que
“en principio el Demiurgo “piensa” los Arquetipos
universales con el Aspecto Sabiduría; y los piensa, entonces,
con vista a la integridad de un Plan evolutivo: los Arquetipos nacen así con
una FINALIDAD preestablecida, aparte de sus propias finalidades entelequiales
particulares, que los comprende a todos en la estructura del Plan. Tal SUPRAFINALIDAD
es la del Universo mismo, es decir, es el único motivo de la creación. Pero, en
el plano material, esfera de acción de los Arquetipos, los fenómenos tienen
carácter entrópico, es decir, concluyen inevitablemente en el sentido del
tiempo trascendente: al final de un “Gran Tiempo” todo habrá vuelto a la nada
inicial, se habrá disuelto el “orden material” y el final será igual al
principio. Este FINAL entrópico del Universo material NO PUEDE SER LA
SUPRAFINALIDAD que motivó su creación”. Para obtener una respuesta observamos
herméticamente el comportamiento de los hombres “creativos”, buscando recoger
en su conducta un reflejo de la actitud creadora del Demiurgo. Se hizo patente, a la razón, que “podemos entender ahora la
suprafinalidad de la Creación”: la obra del Demiurgo requiere de un
DESCUERIMIENTO POSTERIOR. Y esa es la finalidad del animal-hombre o pasú: ser
descubridor de entes, “POSTOR DE SENTIDO”. Pero ¿qué es lo que está cubierto en
los entes, aquello que el pasú debe descubrir para cumplir con su destino?
Respuesta: LOS NOMBRES; las “palabras” que menciona la Rúnica Noológica o los “bijas”
de la tradición indoaria”. Empero, “para comprender a qué nos referirnos con “nombre””
de los entes, hay que recordar que el impulso evolutivo de las mónadas ha sido
afirmado con el Aspecto “Logos” del Demiurgo. Ello significa que cada ente está designado desde el principio por el
Verbo del Demiurgo; que a cada ente se le ha asignado una palabra que lo identifica
metafísicamente, lo sostiene en tanto que ente y constituye la verdadera
esencia del ente PARA EL PASU”.
El objeto de este artículo será aclarar esa
respuesta del inciso “Finalidad y suprafinalidad”, es decir, explicar el hecho
de la manifestación metafísica de los entes. Releamos, pues, las conclusiones
allí obtenidas. Vimos que “es importante distinguir, al considerar el “orden
arquetípico”, entre la FINALIDAD y la SUPRAFINALIDAD. Con FINALIDAD aludimos a
la concreción entelequial hacia la que apunta la evolución de los entes: en
todo ente hay UN TERMINO UNIVERSAL que es expresión de los Arquetipos que lo
sostienen y a cuyo proceso se subordina. Con SUPRAPINALIDAD nos referimos, en
cambio, al DESIGNIO PARTICULAR que cada ente posee...”. “El ente evoluciona,
entonces, siguiendo dos procesos formativos; uno: el UNIVERSAL, que apunta
hacia la entelequia de los Arquetipos; dos: el PARTICULAR, que determina al
ente de acuerdo a un Plan. De allí la necesidad de distinguir correctamente qué
ha sido puesto en los entes, DESDE UN PRINCIPIO, PARA CONOCIMIENTO DEL PASU, y
qué corresponde al ente mismo como fundamento de su existencia universal, HASTA
EL FINAL, ESTE O NO EL PASU EN EL MUNDO. Porque “al pasú le fue dada desde el
principio la posibilidad de conocer los Planes a partir del descubrimiento de
los entes, del DESIGNIO que éstos expresan para él”.
Una definición metafísica se ofrece en otro inciso
(página 37), donde se considera que la INTENCION “es la dirección de la
Voluntad del Demiurgo”: “....en todo ente hay, según hemos visto, dos finalidades: una
universal y otra particular. Ello se debe a la existencia, en todo ente, de una
doble intención demiúrgica: una primera Intención plasma e impulsa al ente
hacia la entelequia del Arquetipo del cual participa: es la “finalidad”; una
segunda intención DESIGNA al ente, un ser-para-el-hombre: es la “suprafinalidad”.
Por lo tanto “EL ENTE ES EL ACTO DEL ARQUETIPO UNIVERSAL. PERO UN ACTO
ESENCIALMENTE INTENCIONADO. PRODUCIDO POR UN DIRECCIONAMIENTO DE LA VOLUNTAD
DEL DEMIURGO”.
E2 - Análisis de la clasificación racional.
Según vemos, en el ente coexisten dos términos: el
universal es el Arquetipo y el particular el designio. Sin embargo al pasú solo
le es dado conocer el término particular, el designio, debido a que la razón
elimina el término universal del ente por comparación con la memoria
arquetípica, es decir, por causa de la “primera intención”. Empero "lo
universal” no desaparece completamente tras esta operación. El ente
descubierto, el ente que ha penetrado con su designio la esfera sensorial, es “interpretado”
arquetípicamente por la segunda operación y esquematizado en una Relación de la
estructura cultural: allí el sujeto cultural será capaz de establecer
asociaciones sistemáticas entre ESE esquema, o “verdad del ente”, y OTROS
esquemas, de otros entes, que sean “análogos”, “semejantes”, “opuestos”, “contrarios”,
etc.; y en esas operaciones racionales regirá, AUNQUE TACITAMENTE “lo universal”.
Pero tal “universalidad” de los entes está deducida a partir de sus esquemas
sistematizados, no proviene directamente de los entes externos, y ello ha
llevado más de una vez a los pensadores, con cierta razón, a suponer que la
misma es un mero nombre, algo esencialmente ajeno a los entes: un concepto o
definición.
Es necesario, pues, comprender de entrada qué es lo
universal de los entes, su finalidad, y qué lo universal sistemático, ese
universal atribuido a los entes por el sujeto cultural y que solo tiene su
razón de ser, su significado, en el contexto de los lenguajes habituales. Para
aclarar la cosa nada parece más adecuado que observar, en un ejemplo concreto
el método seguido por el sujeto cultural al identificar lo universal en los
entes. Tal método es la CLASIFICACION y su operación consiste en abarcar
conjuntos de Relaciones bajo la extensión de un concepto denominado CLASE; el
CRITERIO con el cual han de elegirse los miembros del concepto clase exige que
los mismos tengan propiedades o cualidades comunes. Aquí se ve, en el primer
momento de la clasificación, la presencia de “lo universal” interno, que no es
más que la intuición de la universalidad óntica del Arquetipo universal: al
exigir que los miembros de la clase tengan elementos comunes se pide de ellos
que PARTICIPEN de un concepto universal, de una idea trascendente, de una
propiedad o carácter que, por estar en todos a la vez, justamente, está más
allá de todos. Resulta así clásico agrupar vegetales, animales, números, etc.,
de acuerdo con el criterio taxológico de la clasificación,
Hemos de analizar, pues, el método de la
clasificación sistemática, para determinar con claridad su campo de acción.
Pero lo haremos sin olvidar que aún continúa vigente el convenio establecido en
la Primera Parte (página 34): “en éste, y en todos los comentarios que sigan,
vamos a considerar a la esfera sensorial impresionada por un ENTE EXTERNO”.
Así, cuando se mencionen “entes”, “entes individuales”, “entes específicos”,
etc., ha de entenderse que, salvo aclaración en contrario, se trata de “entes
externos”, entes cuyo conocimiento proviene de intuiciones sensibles, es decir,
entes cuya existencia ocurre en el mundo exterior, en el seno de la realidad,
entes cuya realidad y existencia es evidente por sí misma, entes, en fin, que
son el fundamento concreto del pensamiento, racional o cultural, que se mienta
sobre ellos.
Los miembros de una clase participan de uno o más
caracteres comunes PERO TAMBIEN SE DISTINGUEN POR SUS DIFERENCIAS: es lo que
limita la identificación absoluta de los miembros entre sí y permite comprobar
su individualidad. Puede ocurrir entonces la verificación de que algunos
miembros de una clase poseen elementos no comunes con el resto de esa clase
pero que sí son comunes con los miembros de otra clase: por ejemplo si reunimos
en una misma clase todos los animales palmípedos y en otra clase todos los
animales mamíferos observaremos que el ornitorrinco pertenece a las dos clases;
en un campo más abstracto, si ordenarnos las series de números una la sucesión
natural de números enteros, (1, 2, 3, ..., n) y otra la de sus cuadrados (12,
22, 32, …, n2), notaremos que los miembros de la segunda clase pertenecen
también a la primera. En estos casos los miembros comunes a dos clases
constituyen una tercera clase que se denomina FUNCIONAL porque cada miembro de
ella se define “en función” de las otras dos. De este modo, FUNCIONALMENTE, el
sujeto cultural es capaz de establecer las más dispares relaciones entre clases
y multiplicar interminablemente su cantidad, creando siempre nuevos conjuntos
de clases jerarquizadas, subordinadas entre sí en función de leyes o
modalidades lógicas.
Pero puede ocurrir, asimismo que algunos miembros
de una clase se diferencien con algunos miembros de la misma clase en cierta
propiedad, que uno de esos grupos posee con respecto al otro: entonces se
presenta la oportunidad de SUBCLASIFICAR, es decir, de agrupar a los miembros
en SUBCLASES, de modo tal que todas las subclases formadas quedan bajo la
extensión de la clase original: por ejemplo, si coleccionamos en una clase
todos los sellos postales del mundo es evidente que aún podremos
subclasificarlos “por países”, los de Argentina, Brasil, Chile, etc., sin
salirnos de la “clase de los sellos postales”; del mismo modo, la serie de
números enteros naturales (1, 2, 3, ..., n) puede ser subdividida en “subclases”
de números pares, impares, primos, etc.
De todos estos ejemplos que estamos considerando
surge con claridad que la clasificación no requiere de nada óntico para existir
puesto que los elementos con los cuales se conforman sus clases con conceptos
tajada de la estructura cultural, es decir, elementos sémicos, sistemas simples
o complejos. Más aún: las “clases” son también “conceptos” porque son sistemas
de la estructura cultural; las clases son sistemas complejos, subestructuras
cuyos miembros son conceptos, y por lo tanto consisten en “sistemas de
conceptos”, vale decir, en conceptos de conceptos, conceptos de mayor extensión
y menor comprensión que otros conceptos constituyentes. Tales conceptos de
extensión extrema se denominan GENEROS y los conceptos de menor extensión pero
de mayor comprensión que caen bajo aquellos son las ESPECIES. Pero esto lo
veremos con detalle enseguida. Ahora, lo importante es advertir que en la
clasificación sistemática solo intervienen conceptos tajada de la estructura
cultural, vale decir, aspectos de la verdad del ente, secciones de su esquema,
pero no el ente en sí, el cual es exterior y del cual el pasú solo ha recibido
el designio y no el Arquetipo universal que lo sustenta. Pero entonces ¿qué
relación guarda lo universal cultural, aquella generalidad que el sujeto
cultural ha ATRIBUIDO al ente, con lo universal real del ente, con el SER REAL
de su Arquetipo universal? Respuesta: Una relación equívoca, responsable de un
sinnúmero de errores gnoseológicos: el pasú ignora definitivamente la doble determinación
del ente, la finalidad y la suprafinalidad, y, como respuesta al objetivo
macrocósmico de su propia finalidad, proyecta sobre el ente el sentido; pero
ese sentido es la expresión de un significado extraído del designio particular
del ente: nada “universal” hay en él; por eso es indudable que al afirmar el
carácter universal de un ente lo que en realidad hace es comprenderlo en un “concepto”
universal, en una universalidad falsificada por la facultad taxológica del
sujeto cultural. El virya perdido, por su parte, en la civilización actual, ha
sucumbido a la Estrategia sinárquica y ha permitido que en su visión del mundo
influya y predomine la herencia del pasú: el virya tiene la posibilidad de
localizar el selbst y crear un Yo despierto con el cual es posible la
aprehensión total del ente real, tanto en su universalidad como en su
singularidad, porque tal Yo participa del infinito actual y puede determinarlo
todo sin ser determinado por nada. Pero en tanto el virya no despierte quedará,
como el pasú, definitivamente aislado de los entes. En este libro, no obstante,
se ofrece una posibilidad de despertar por el conocimiento de la Sabiduría
Hiperbórea, de la welstanschauung de los
Siddhas Leales de Agartha, la cual, como
comprobaremos muy pronto, explica satisfactoriamente el problema de la doble
determinación del ente, de la finalidad y de la suprafinalidad, del Arquetipo
universal y del designio.
E3 - Especie y género de los entes externos.
Hasta aquí hemos examinado el método de
clasificación sistemática que emplea el sujeto cultural para afirmar los
conceptos universales. Nos toca ahora referirnos a un ejemplo concreto, tal
como habíamos prometido: ello permitirá distinguir con precisión “qué es lo
universal de los entes, su finalidad, y qué lo universal sistemático” puesto en
ellos por la expresión cultural. El ejemplo, para ser didáctico, debe versar
sobre entes claramente evolutivos y por eso nos inclinamos a considerar algunos
casos que han sido objeto de la clasificación taxonómica oficial, como es el de
los ANIMALES, y de los cuales se acepta corrientemente su inclusión en el árbol
filogenético. Pondremos bajo observación, pues, a tres tipos de animales, “el
caballo”, “el perro” y “el pez”, y trataremos de comprobar si la comprensión de
tales conceptos universales corresponde efectivamente con lo universal de los
entes concretos, es decir, con los caballos, perros y peces reales, esos que
galopan, ladran, y nadan, en el mundo exterior.
Haremos, no obstante, una aclaración previa sobre
la nomenclatura taxonómica oficial. Esta es muy rica debido a la enorme
variedad de especies biológicas que ha clasificado en su corta historia;
alrededor de 1.250.000 de las cuales unas 800.000 son especies animales y
450.000 son especies vegetales. A un número tan grande de especies hay que
agregar la descomposición analítica que de cada ejemplar puede efectuar la
ciencia empírica, método que hemos criticado en otro inciso y que no hace más
que sumar clases de conceptos sin que por ello se consiga aprehender al ente,
ya que ni siquiera se puede pensar en “conocerlo” mejor por medio de su
desintegración. Lo que se consigue es multiplicar el número de conceptos
implicados en cada descripción. Para evitar confusiones, vamos a definir los
principales y a determinar cuáles emplearemos en el ejemplo.
En primer lugar, existe la ESPECIE, que es la clase
de INDIVIDUOS con rasgos comunes. Luego, está la clase compuesta de especies,
que se denomina GÉNERO. El “género”, como concepto sistemático, tiene mayor
EXTENSION que las especies, puesto que las abarca en su definición, pero menor
COMPRENSION que cada una de ellas, puesto que éstas describen mejor al ente de
referencia: están más cerca de él y lo COMPRENDEN ESPECIFICAMENTE. El género
del perro, por ejemplo, abarca las especies del “canis familiaris”, el “canis
lupus”, el “canis occidentalis”, etc.; y tenemos que observar aquí que,
evidentemente, “el perro”, en cuanto género, es un CONCEPTO UNIVERSAL. De este
modo, la clasificación de un ejemplar individual consiste en “distinguir sus
diferencias específicas” y establecer “el género próximo”. La clase de los
géneros se suele denominar ORDEN y la clase de los órdenes, simplemente: CLASE.
Ahora bien, en un principio la clasificación se
basaba en la ANALOGIA MORFOLOGICA, es decir, en la verificación de caracteres
comunes externos, pero se ha progresado desde entonces y en la actualidad se ha
avanzado hacia el concepto más complejo de HOMOLOGIA ESTRUCTURAL que hace
posible agrupar ejemplares por la semejanza que demuestran en su composición
interna antes que por su mero aspecto exterior. Una clase cuyos miembros
presentan HOMOLOGIA ESTRUCTURAL se denomina TIPO: entre los animales, por
ejemplo, el conjunto de los “vertebrados” constituye un TIPO.
Por último, los animales y vegetales se agrupan en
grandes clases denominadas REINOS, las cuales se subdividen en SUBREINOS que
contienen, en conjunto, a todos los TIPOS existentes. El “reino”, como género
de extensión máxima, se encuentra en el extremo superior de la clasificación,
es el término “más universal” mientras que en el extremo inferior se halla la “especie”,
cuya extensión es relativa pero que tiene comprensión máxima con respecto al
ente que describe: la especie es el término “más particular” para definir
sistemáticamente a un ente.
Es evidente que nuestro ejemplo se complicaría
inútilmente si nos ciñésemos a la metodología oficial para comprender y definir
a los caballos, perros y peces. En cambio todo será más claro si convenimos en
una clasificación mínima, basada en el GENERO Y LA ESPECIE: el género será el “animal”,
y las especies: caballos, perros y peces. Con otras palabras: al observar los
miembros del género animal separamos, entre otros, tres conjuntos cuyos
integrantes se asemejan por homología típica y a los que denominarnos: especie
caballo, especie perro y especie pez.
Con tal convenio, no nos queda más que extraer las
conclusiones que el ejemplo pueda ofrecer. Conclusiones que se han sintetizado
en el cuadro sinóptico de la figura 45 y al que nos vamos a referir para
explicarlas: de la observación de este cuadro ha de surgir con claridad qué es
lo universal en un ente y qué relación guarda con el “concepto universal de la
clasificación sistemática.
Figura 45
A la derecha del cuadro se ve una reproducción de la
“escala gradual de momentos progresivos” (figura 44) que permite evaluar el
grado evolutivo de los entes según la Ética psicológica del Demiurgo. En la parte
superior, en el espacio analógico que corresponde al “plano arquetípico”, se
hallan los tres Arquetipos universales del caballo, perro y pez. Y debajo de cada Arquetipo, en el espacio
analógico equivalente al “plano material”, se han representado algunos
ejemplares de su manifestación, vale decir, entes en distinto grado de
evolución. A la izquierda, finalmente, se ha indicado que los Arquetipos son
SERES UNIVERSALES, en tanto que los ejemplares que los representan en el plano
físico COMO manifestación de sus procesos, son ENTES INDIVIDUALES.
Investiguemos ahora, observando los letreros
flechados que están fuera del cuadro, cómo se realiza la clasificación
racional. En principio el clasificador, pasú o virya perdido, toma CONTACTO
SENSIBLE con el grupo de entes individuales a los que reconoce como semejantes
entre sí, como propietarios de rasgos comunes; dice, por ejemplo: -estos entes
acuáticos, semejantes por su forma y por su comportamiento, constituyen la “especie
del pez”-. Vale decir, al identificarlos como entes análogos los ha
ESPECIFICADO. Más ¿cómo se obtiene certeza de la semejanza, cómo se asegura el
clasificador de que todos los entes individuales, clasificados, realmente
pertenecen a la especie? Respuesta: por medio de la descripción sistemática de
cada ente y por la comparación estructural de todas las descripciones entre sí,
es decir, por la aplicación de las descripciones unas sobre otras con el fin de
descubrir sus diferencias y analogías. Justamente, por efecto de esta operación
sistemática, es que se consigue configurar el “tipo” específico con el cual se
conforman los entes individuales de rasgos comunes, “tipo” que no es más que un
reflejo intelectual del Arquetipo universal. Pero en esta respuesta se ve
claramente que la especificación no se realiza con entes sino con “descripciones”
de entes, con “conceptos” de la estructura cultural, pues ¿qué es una “descripción”
sino un “aspecto de la verdad del ente”, un “símbolo incompleto” que forma
parte del esquema del ente y que ha sido notado en un lenguaje habitual, vale
decir, un concepto tajada?
Y, podríamos agregar ¿qué es una descripción, o un
concepto, sino un conocimiento obtenido del “designio” de los entes, es decir,
de un esquema sémico? Por eso la especie es una definición ESENCIAL del ente:
porque su contenido, en tanto concepto, es un símbolo I que IMITA a la verdad del ente
y cuyo significado ha sido PROPUESTO en un lenguaje habitual. Sin entrar,
todavía, a considerar el designio particular de los entes, será evidente a esta
altura que la especificación es una operación subjetiva, aunque ejecuta con el
concurso objetivo de los entes individuales, La especie, en resumen, como
categoría primera de la clasificación, se apoya efectivamente en los entes que
describe y por eso, en su definición, comprende a la esencia; su “universalidad”
es cuando menos real ya que puede ser demostrada inductivamente a partir del
ente concreto; es decir: la especie, como concepto universal, tanto puede
comprender a un ente singular o a una pluralidad de entes, pero invariablemente
su definición procede en última instancia de los entes mismos, del designio,
del ser-para-el-hombre con que éstos se han revelado a la razón.
El juicio específico es, pues, siempre verdadero
porque su conclusión es esencial: la universalidad afirmada sobre los peces, y
sobre los perros y caballos, es evidente y demostrable. Pero sentada la validez
de la especie para describir a “lo universal real” de los entes, vemos que no
ocurre lo mismo con otras generalizaciones universales. En la figura 45, en
efecto, comprobamos que, mientras la especie se afirma sobre los entes concretos,
el género es una abstracción del carácter específico: mientras la especie
predica propiedades esenciales de los entes existentes, el género atribuye
existencia a la propia especie como tal y la comprende bajo su extensión. Pero
no es lo mismo afirmar la existencia de ciertos entes por medio de su
descripción que atribuir existencia a la afirmación de la existencia de los
entes: estamos aquí en dos niveles distintos de realidad; en uno, el
específico, hay acceso directo a los entes reales, en el otro, el genérico, el
paso al ente solo puede darse a través de la especie; el género demuestra, así,
ser solo el producto de una operación sistemática efectuada con un grupo de
conceptos (tajada) específicos y, por lo tanto, demuestra ser solo un “concepto
de concepto”, una “función de función”, una “clase de clases”, etc.; vale
decir, el género demuestra ser un absoluto concepto sistemático de la
estructura cultural, una creación psíquica, una pura abstracción, una idea.
Así, mientras la especie define a “lo universal
real” de los entes, el género, y toda clase que cumpla su función, es un “concepto
universal” que solo comprende a los entes a través de las especies, desde la
pura abstracción del sujeto cultural. Desde el punto de vista de la realidad de
los entes, es indudable que existe un límite entre la especie y el género; más
¿qué significa este límite? Respuesta: LA FRONTERA DE LA CERTIDUMBRE RACIONAL
PARA TODO VIRYA DESPIERTO. Si el empleo de la razón, y de sus conclusiones, es
ya sospechoso para el virya despierto, la especie marca, en efecto, el límite
donde debe detenerse la credibilidad del conocimiento: tal limite jamás puede
ser atravesado por la confianza sin correr un grave riesgo de caer en el
subjetivismo del género, en lo falsamente “universal”, es decir, en el Engaño
de la cultura, “arma estratégica enemiga”. EL QUE CREE EN LA REALIDAD DEL
GENERO NUNCA PODRA ALCANZAR EL “ESTADO DE ALERTA” QUE EXIGE LA VIA DE LA
OPOSICION ESTRATEGICA, ES DECIR, ESTARA SIEMPRE EN “DESVENTAJA ESTRATEGICA”.
Nos preguntaremos ¿por qué es tan importante, tan
categóricamente importante para el virya despierto, aceptar la realidad de la
especie y dudar de la realidad del género, creer solo en lo esencial de la
especie y negar la universalidad del género? Respuesta: en primer lugar porque,
como se demostró, solo la especie describe al ente individual en tanto que el
género describe a la especie, pero, fundamentalmente, PORQUE EL VIRYA DESPIERTO
SABE QUE LA REALIDAD ES MULTIFACETICA Y QUE LOS ENTES PUEDEN SER OTRA COSA DE LO
QUE EL GENERO AFIRMA QUE SON. Con otras palabras: hemos visto cómo un sujeto
clasificador observa un grupo de entes acuáticos con propiedades comunes y
concluye que se trata de la “especie pez”; hasta aquí llega EL LIMITE DE LA
CERTIDUMBRE RACIONAL que el virya despierto jamás se permitirá traspasar ¿por
qué? PORQUE EL SABE QUE UN PEZ PUEDE SER EFECTIVAMENTE “UN ANIMAL”, COMO AFIRMA
EL GENERO, PERO TAMBIEN PUEDE NO SERLO, PARA EL VIRYA DESPIERTO,
PARADOJICAMENTE LA EXTENSION DE LA ESPECIE PODRIA, BAJO CIERTAS CIRCUNSTANCIAS,
SUPERAR A LA EXTENSION DEL GENERO Y EL ENTE DEFINIDO SER ALGO DIFERENTE, “ALGO
MAS”, “OTRA COSA”, DE LO QUE EL GENERO SUPONE Y PREDICA QUE DEBE SER. Pero esta
“paradoja” solo se producirá en las mentes dogmatizadas por el imperio del género,
en los racionalistas a ultranza, en aquéllos que, según definimos en otro
inciso, son “seres desarraigados de la naturaleza que flotan en el mar del
nominalismo, en un mundo de jergas y signos vanos”: vale decir, la paradoja, la
contradicción, se producirá en aquéllos que creen ciegamente en la realidad del
género, el cual es un mero concepto universal, un objeto cultural interno, y a
quienes chocará la posibilidad expuesta aquí de que algún pez pueda no ser “animal”,
de que algún árbol pueda no ser un vegetal o de que los viryas puedan no ser “hombres”
sino Dioses.
Y, seguramente, quienes se escandalicen por estas “paradojas”
de la Sabiduría Hiperbórea, serán los mismos que sostienen la existencia de la
“Edad” oficial, es decir, quienes concedan realidad a lo que solo es “concepto
universal”: la Edad oficial, ahora podemos verlo, es un objeto ideal, un
concepto tajada cuya extensión comprende a las especies de hechos históricos,
las cuales sí se apoyan directamente en lo real.
E4 - El SER EN SI del ente externo.
Conociendo la actitud gnoseológica del virya
despierto frente a la especie y al género no ha de extrañar que en adelante nos
ocupemos solo de la especie. Ella, en efecto, describe a “lo universal real”
presente en los entes individuales y constituye un concepto adecuado para
interpretar el problema de la finalidad de los entes. Naturalmente, un concepto
específico que comprenda semejante problema debe ser definido en el contexto de
la Sabiduría Hiperbórea.
Observemos la “especie perro” en la figura 45,
adonde se han representado con cinco círculos algunos de los entes caninos de
la especie. La figura reproduce un instante en la vida de los perros, de tal
modo que los cinco ejemplares representados han sido sorprendidos cada uno en
su momento evolutivo particular: tres en 2º grado, uno en 4º grado y otro en un
grado alto, “enésimo”, próximo a la entelequia. Desde luego, estos cinco
círculos simbolizan y ejemplifican al conjunto de todos los perros que integran
la especie. Para entender la imagen alegórica hay que suponer que cada uno de
los cinco círculos corresponde a un ente individual, es decir, a un perro y que
cada arco de espiral refleja al proceso del Arquetipo universal en su evolución
progresiva hacia la entelequia. Es claro, así, que cada perro participa del
Arquetipo sin que éste vea alterada su unidad, más ¿cómo puede ser esto
posible? ¿Cómo lo uno puede manifestarse en lo múltiple sin dividirse?
Respuesta: porque de lo que efectivamente
participan los entes es de la ENTELEQUIA POTENCIAL del Arquetipo, de su
FINALIDAD POTENCIAL: por eso la Sabiduría Hiperbórea afirma que en los entes
existe un término universal, producto del Arquetipo, y que el mismo constituye
su finalidad.
Esta respuesta nos está diciendo que en los entes,
por ejemplo los cinco perros, subsiste una entelequia potencial que es un modo
del ser universal en el cual no se altera su unidad. De ese modo una pluralidad
de entes pueden existir simultáneamente impulsados y determinados por la
entelequia potencial que reside en ellos y que, al igual que el momento inicial
del proceso evolutivo, es un estado singular del ser arquetípico. Pero esa
entelequia potencial que subsiste en los entes, ese momento final del proceso
evolutivo, ES UN MOMENTO POR VENIR, es decir, es un futuro posible hacia el que
apunta el desarrollo del Arquetipo: tal momento futuro, entonces, no puede ser
aprehendido por ninguna CONCIENCIA PRESENTE como el sujeto consciente del pasú.
El término universal, la finalidad entelequial, es un SER EN SI que se sitúa
fuera del marco de percepción del pasú y permanece para siempre encerrado en la
entraña de los entes: solo el virya despierto desde el selbst, desde la
atemporalidad del Yo infinito que refleja el Yo despierto, podrá conocer al
Arquetipo universal y comprender la totalidad de su proceso; el virya perdido,
por su parte, ha intuido en muy diversas ocasiones la existencia de este
término universal en los entes y lo ha interpretado de muy diversas formas,
invariablemente equívocas y parciales.
En la figura 45 se ve claramente que los Arquetipos
potenciales, en el plano arquetípico, son una forma singular del ser universal;
sin embargo en el plano material una pluralidad de entes participa de la
entelequia potencial, la cual subsiste en ellos como finalidad potencial; pero
la finalidad del proceso arquetípico es la concreción de la perfección en
potencia del Arquetipo universal, vale decir, la finalidad concreta es el
Arquetipo mismo, desplegado y realizado en la materia; la entelequia potencial
que subsiste en los entes individuales, entonces, significa la efectiva
presencia del Arquetipo universal DESDE SU PERFECCION FUTURA, la cual solo
puede ser LA MISMA en cada uno de ellos. Con otras palabras, esto significa que
EN CADA ENTE de la especie subyace el Arquetipo universal en un modo de ser en
sí que lo torna inaccesible a la intuición sensible del pasú más, si tal ser en
sí pudiese ser efectivamente aprehendido, posibilidad que se halla al alcance
del virya, DESAPARECERIA LA PLURALIDAD ILUSORIA DE LOS ENTES PARA DEJAR PASO A
LA SINGULARIDAD DEL ARQUETIPO; es decir, si pudiese ser percibida la entelequia
potencial subyacente en los entes, por ejemplo en los cinco perros, tal forma
arquetípica NO PODRIA SER DIFERENCIADA EN ABSOLUTO PUES ES LA MISMA EN CADA ENTE,
YA QUE LA SINGULARIDAD DEL ARQUETIPO ES ESENCIAL Y SU DIVISION INCONCEBIBLE:
una visión real de la entelequia potencial en los distintos entes de la especie
sumiría al observador en la unidad del Arquetipo universal y causaría la
desaparición de la pluralidad; no habría, entonces, “entes” sino “el ente”, no “perros”,
sino el perro”, etc. A esta propiedad de las entelequias potenciales de los
entes de ser indistinguibles la Sabiduría Hiperbórea la denomina NUCLEO
INDISCERNIBLE DE LOS ENTES. Tal denominación proviene de que, para la Sabiduría
Hiperbórea, en todo ente, en la intimidad de su ser en sí, subyace un PUNTO
INDISCERNI BLE producido por la entelequia potencial.
Más ¿qué es un punto indiscernible? Respuesta: una región del ente NO ESPACIAL, es decir, NO COORDENABLE. Y
¿cuál es la esencia de semejante región, si la misma no es extensa, vale decir,
no es espacial? Respuesta: la esencia del punto indiscernible es el tiempo
trascendente, la Conciencia del Demiurgo que fluye a través de todos los entes; el punto indiscernible es, en
ese sentido, el nexo continuo del ente con el proceso arquetípico: el punto
indiscernible ES LA FINALIDAD Y EL FIN DEL PROCESO; el Arquetipo potencial y su
entelequia, presentes en su singularidad absoluta en cada ente material
específico. Esto es: los entes son “momentos” del proceso arquetípico
percibidos como plurales desde su exterioridad formal; por el contrario, los
puntos indiscernibles de los entes son un “único momento” del Arquetipo: su
perfección final puesta en potencia desde el principio; y tales “puntos” no
pueden ser percibidos más que como un “único punto” inextenso y temporal,
subyacente en la más profunda interioridad del ente, es decir, en la más
discreta intimidad de su ser en sí.
En síntesis, la entelequia potencial del Arquetipo
universal subyace en el ser en sí de los entes y determina una región
indiscernible en cada uno de ellos donde conserva su singularidad absoluta. Se
comprueba así que nada “universal” hay en la intimidad del ser en sí de los
entes sino la más absoluta singularidad del Arquetipo y que, por lo tanto, toda
idea de “universalidad” solo puede proceder de la contemplación exterior de los
entes, de la ilusión de pluralidad que inducen los procesos evolutivos y que
lleva al sujeto cultural a comprenderlos en la extensión de un “concepto
universal”. ¿Por qué, pues, se denomina “término universal” a la entelequia
potencial, al núcleo indiscernible de los entes, si el mismo no es “universal”
en absoluto? Respuesta: porque tal denominación ha sido dada desde el punto de
vista del conocimiento humano, pasú, el cual no está dirigido a percibir el ser
en sí de los entes específicos y su unidad absoluta en el proceso del Arquetipo
“universal” sino a descubrir racionalmente el ser-para-el-hombre, EL DESIGNIO
DEMIURGICO QUE INDIVIDUALIZA A LOS ENTES Y LOS REVELA A LA INTUICION SENSIBLE
COMO “OBJETOS PARTICULARES” PERO INTEGRANTES DE UNA “PLURALIDAD UNIVERSAL”, DE
UN “GENERO”. Solo desde esta exterioridad ilusoria de los entes, como oposición
al designio demiúrgico, que los revela en su INDIVIDUALIDAD, puede hablarse de “término
universal” para calificar a la entelequia potencial del Arquetipo que subyace
en el núcleo indiscernible de los entes.
Parecería ahora que estamos en condiciones de
entrar de lleno en el estudio del designio demiúrgico el cual, ya lo hemos
reconocido, constituye el “principio de individuación” de los entes. Sin
embargo, queda bastante por decir para aclarar completamente el concepto de “término
universal”, “entelequia potencial”, “finalidad del ente”, que hemos expuesto.
Dedicaremos dos subartículos a ese fin, explicando el importante concepto de la
Sabiduría Hiperbórea sobre el ARQUETIPO GRAVIS: el conocimiento de este
Arquetipo, tomado como ejemplo de cuanto hemos dicho, nos brindará una mayor, y
tal vez definitiva, comprensión del término universal o entelequia potencial
subyacente en el núcleo indiscernible de todo ente.
E5 - El Arquetipo gravis.
Ante todo, hay que aclarar que el contenido de este
subartículo es un extracto de la “Teoría Gravis” de la Sabiduría Hiperbórea que
se ha desarrollado con detalle en el libro “Física Hiperbórea”. Aquí solo
presentaremos los principales aspectos de la teoría explicados en forma
conceptual, es decir, despojados de toda la compleja fundamentación matemática
que allí se exhibe. Pero, como lo matemático constituye un ingrediente
intrínseco de la Teoría Gravis, es claro que semejante despojo ha de conspirar
contra la comprensión plena de los conceptos que vamos a estudiar. No obstante,
como una demostración matemática rigurosa de la Teoría Gravis queda fuera de
los objetivos que se han propuesto para este libro, trataremos de aproximarnos
lo más posible a su tesis mediante la precisa descripción del Arquetipo gravis.
Cabe aclarar también que el Kamarada L.C.A.V (Luis
Carlos Arias Varela) de Bs. As. ha desarrollado profundamente una teoría de la unidad de
energía real, a la que ha denominado UNIDAD DE ENERGIA V.A.C. o “U.E.V.A.C.”, y
a la que ha expuesto en su libro “Teoría Unificadora Conceptual”.
Como es sabido, el físico judío
Alberto Einstein no consiguió desarrollar una teoría matemática
aceptable para unificar la interpretación cuantitativa, experimental, de los
llamados “fenómenos de campo”, es decir, los fenómenos que ocurren por efecto
de los “campos gravitatorio y electromagnético”. Estos fenómenos, desde luego,
ya están unificados en la realidad pues lo que resulta incompatible son las
teorías con que se intenta explicarlos. Con respecto al campo gravitatorio,
fuera de las ecuaciones de Newton, todo lo que se ha avanzado hasta ahora ha
sido en el sentido apuntado: tratar de unificarlo con el campo
electromagnético, para el cual existen las ecuaciones de Maxwell; por ese
camino, al tratar el campo gravitatorio en forma einsteniana-relativista, se
hace necesario echar mano de un instrumento matemático bastante complejo
denominado TENSOR; pero si, por caso, se decide interpretar los fenómenos
físicos en base a la mecánica cuántica, entonces hay que recurrir a aún más
complejas fórmulas estadísticas, probabilísticas, que requieren el uso de
ordenadores electrónicos.
Por otra parte, se ha supuesto que la “masa”,
responsable del campo gravitatorio, “deforma” o “distorsiona” el espacio siendo
necesario también, aparte del cálculo tensorial, diferencial y estadístico,
apelar a “geometrías no euclideanas”. Se agrega así complejidad a la
complejidad y se consigue tomar una distancia cada vez mayor del fenómeno en
sí, de su facticidad.
Pues bien: la Sabiduría Hiperbórea aporta una
explicación de todo punto diferente, pero que comprende perfectamente al
fenómeno gravitatorio y permite dominarlo en beneficio de los objetivos
estratégicos de los Siddhas. Y tal explicación no requiere del empleo de
matemáticas formales salvo cuando se desea desarrollar una tecnología, en cuyo
caso se recurre a una geometría esotérica que está del todo fuera de los
ambientes académicos de Occidente.
Para entender con amplitud dicha explicación, que
será expuesta enseguida, hay que partir de la base de que la desviación
subjetiva de la Física teórica es mucho más grave de lo que suele pensarse. En
efecto, las críticas más audaces se han centralizado generalmente sobre
Einstein, Planck, Bohr, Heisenberg, etc., pero jamás habían cuestionado a
Newton. Y con él se inicia el error. La Sabiduría Hiperbórea, de la cual
procedía la “Ciencia secreta” de la remonta su tesis a los conceptos de Newton
y Leibniz, a quienes atribuye dos errores capitales, y, desde allí, desarrolla
una teoría tan atrevida y audaz como irrefutable. Por supuesto, no se podrá
detallar aquí TODA la teoría, pero bastará con que se describa el “initium”, el
principio desde el cual ha de partir el razonamiento.
La formulación de la tesis es la siguiente: EL
CAMPO GRAVITATORIO ES LA POTENCIA DE UN ARQUETIPO
PSICOIDEO.
Esta tesis sintética, pronto lo comprobaremos,
puede ser aplicada para explicar casi cualquier fenómeno aparte del
gravitatorio, tal como, por ejemplo, los entes externos cuya finalidad o
término universal estudiamos en el subartículo precedente. Prestemos, pues,
especial atención a su explicación.
La Física supone, y supone bien, que una relación
liga a la masa con el campo gravitatorio. Adonde se equivoca es, desde Newton,
en la afirmación de que tal relación es de causa y efecto, es decir, que el
campo gravitatorio ocurre por efecto de la masa; con tan erróneo concepto no es
extraño observar los enormes armatostes que deben fabricarse para aprovechar el
espacio aéreo. Y, naturalmente, ellos, los fabricantes de cacharros voladores
con motores de metal y a “combustión interna”, dudarían de nuestra cordura si
aseguramos que los Siddhas Leales EN BASE AL CONCEPTO ARQUETIPICO DE LA GRAVEDAD, disponen de vehículos
de PIEDRA, por ejemplo, para trasladarse al sitio que deseen; y más aún si
agregamos que tales vehículos no poseen motor. Pero no se trata de un delirio
sino de “ciencia”; ciencia antiquísima, extraterrestre; ciencia que la Orden Negra SS desarrolló
nuevamente en este siglo y que le permitió construir sus propios “platos
voladores” en los cuales partieran sus
mejores cuadros sobrevivientes hacia los oasis antárticos y a otras bases
ocultas de la Tierra. Y desde esas
bases, a las que no se podrá localizar ni con satélites espías pues cuentan con
camuflaje... también psicoideo, retornarán los Caballeros SS del último
batallón del Führer integrando el Wilder Heer de Wotan, al fin del Kaly Yuga, en el
gottendemerung. Pero ésta es otra historia, o, mejor dicho, el Fin de la
Historia.
La Sabiduría Hiperbórea enseña que los Arquetipos universales guardan entre sí una relación jerárquica semejante a la que los entes
manifestados mantienen en el plano material. Hay así una “escala gradual
arquetípica” que rige la ordenación de todo Arquetipo universal, desde su
estancia en las regiones más sutiles del plano arquetípico hasta su
manifestación en las regiones más groseras del plano material; vale decir: los
Arquetipos más sutiles, o simplemente “potenciales”, se encuentran en planos
también más sutiles, recorriendo toda una gama de densidades a medida que se
actualizan en el proceso de los entes y “descienden” a la materia, que es la
substancia más grosera. Conceptos semejantes han sostenido tanto los
neoplatónicos como Leibniz o la ciencia hindú del Gran Aliento, etc. Sin entrar
a estudiar a fondo semejante concepto de “orden arquetípico”, es evidente que
ha de haber un Arquetipo que necesariamente es el último de la escala: tal es
el ARQUETIPO GRAVIS.
El gravis es el más “pesado”, valga la redundancia,
de los Arquetipos psicoideos y su acción tiene relación directa con la forma
espacial, es decir, extensa, de la materia y la energía. Por eso el gravis, que
es el último de la escala, es también el primero que el Demiurgo precipita cuando
se apresta a “organizar” un plano material, Sin gravis ningún otro Arquetipo
podría evolucionar en la materia.
Ahora bien, la Sabiduría Hiperbórea denomina “gravis”
tanto al Arquetipo universal como a los entes por él producidos, es decir, a la
“especie gravis”. Los “gravis específicos” son el conjunto de “átomos arquetípicos”
o “quantos arquetípicos” que sostienen e impulsan “espacialmente” a la materia,
que le dan “amplitud”. El Arquetipo gravis con su unidad indivisible, se
manifiesta en los gravis específicos que subyacen en todo ente: por eso en todo
ente concreto, en todo cuerpo material, en toda cosa substancial, está presente
como substrato primero el Arquetipo gravis. Pero tal estancia de lo uno en lo
múltiple no puede darse de otra forma que como participación: los entes
materiales participan de la entelequia gravis o, con otras palabras: en todo
ente está presente la entelequia potencial del gravis, del modo explicado en
E4. Sin embargo, en su manifestación óntica, el Arquetipo gravis demuestra una
característica que lo distingue de cualquier otro Arquetipo y a la que conviene
examinar de inmediato.
El gravis, en efecto, ES EL ARQUETIPO CUYO PROCESO
ES MAS VELOZ QUE CUALQUIER OTRO EN EL PLANO MATERIAL. Ello surge como
consecuencia de ser “el último de la escala” arquetípica, por lo tanto, el que
más cerca está de la materia concreta, a la que, justamente, él mismo
determina. El efecto del Arquetipo gravis, de su entelequia potencial, que
algunos llaman “campo gravitatorio”, es casi instantáneo: y ese “efecto” no es
más que la fuerza procesual con que la potencia del Arquetipo dirige a la
materia, a la “masa”, a evolucionar hacia la entelequia o “centro de gravedad”.
A raíz de esta elevada velocidad de respuesta, del nexo “casi instantáneo”
entre el plano arquetípico y el plano material, es que el Arquetipo gravis pudo
ser reproducido por el Demiurgo en toda la extensión espacial del macrocosmos, es decir, en todo punto
del universo, en una pluralidad de “átomos arquetípicos”. Estos átomos
arquetípicos son la manifestación óntica del Arquetipo gravis, los “gravis específicos”,
y aquí los vamos a nombrar simplemente como “gravis”.
Una propiedad esencial de los gravis es su
INDETERMINACION FORMAL, vale decir, su indiferencia hacia la conformación
material de los entes: el gravis solo determina el espacio y crea “el camino”
hacia la entelequia, “el campo de fuerza”: PERO NO ACTUA PARA CONFORMAR AL
ENTE. Más claramente: el Arquetipo de este ente concreto que tenemos frente a
nosotros, por ejemplo de este perro, está en el plano arquetípico, según lo
estudiado hasta aquí; un Arquetipo semejante es ESTRUCTURADOR DE FORMA, es
decir, sostiene a la forma óntica, la forma que reviste la actualidad del ente;
el Arquetipo gravis en cambio, debido a su nexo instantáneo con el ente, está
allí, en el perro, como substrato material, y es quien determina su peso en
relación con otros gravis que ocupan el espacio: la Tierra, por ejemplo. El
gravis NO ES ESTRUCTURADOR DE FORMA, o es indiferente a la forma misma, pero,
en tanto que Arquetipo psicoideo, posee una potencia que lo impulsa a desplegarse en un proceso
evolutivo.
La culminación de todo proceso evolutivo, de
cualquier Arquetipo, es su perfección final, la cual está presente en lo óntico
como entelequia potencial, como una finalidad que es idéntica al principio. Y
aquí daremos otra definición que completará la descripción de las propiedades
del Arquetipo gravis, y a la que volveremos a referirnos más adelante: LA
ENTELEQUIA POTENCIAL DEL ARQUETIPO GRAVIS COINCIDE ESPACIALMENTE EN LOS CUERPOS
SIMPLES, CON AQUEL PUNTO IDEAL QUE LA FISICA HA DENOMINADO “CENTRO DE GRAVEDAD”.
Desde luego, esta definición ha de tomarse con mucha cautela puesto que en E4
hemos vinculado a la entelequia potencial con un “núcleo indiscernible” que
consiste en un “punto inextenso”, “no coordenable”, el cual no parece evidente
que pueda “coincidir” con nada y menos aún con una región concreta de los entes
como la Física afirma que es el “centro de gravedad”. Sin embargo toda
incertidumbre desaparecerá en cuanto comprendamos que, en verdad el “centro de
gravedad” es solo un concepto tajada, un objeto cultural interno carente de
entidad concreta en el Mundo: en el ente material lo que efectivamente existe y
se manifiesta es una DIRECCION DE LA FUERZA GRAVITATORIA QUE APUNTA HACIA UN “CENTRO
HIPOTETICO” RADICADO EN SU INTERIORIDAD; esto es, una tendencia real que induce
a la razón a suponer la existencia real de semejante “centro”: pero el “centro
de gravedad” en sí, como los puntos indiscernibles definidos en E4, jamás puede
ser realmente alcanzado DESDE LA EXTERIORIDAD DEL ENTE. Naturalmente, aquí nos
referimos concretamente al “centro de gravedad” de un ente sólido, pero la
conclusión es válida para cualquier caso, por ejemplo el de una esfera hueca,
cuyo “centro de gravedad” es puramente espacial, es decir, carente de la
substancia que constituye la esfera: la Sabiduría Hiperbórea niega que el “centro
de gravedad” de una esfera hueca pueda ser efectivamente alcanzado o tan
siquiera situado con exactitud en el espacio real, y, por el contrario, afirma
que en el sitio que “debería hallarse” el centro de gravedad en realidad existe
un punto inextenso indiscernible; tal punto no puede ser observado de ningún
modo partiendo desde la percepción temporal del sujeto consciente y desde la
intuición sensible, es decir, “desde la exterioridad del ente”, pues se trata
de un punto “futuro”, de una entelequia potencial; por ese camino exterior, a
lo sumo, se conseguirá notar UNA DISTORSION ESPACIAL EN TORNO DEL CENTRO DE
GRAVEDAD, distorsión producida por la entelequia gravis, pero no se percibirá
el “centro de gravedad” en sí.
Recordemos lo dicho en la Primera Parte sobre la
irrepresentabilidad de los Arquetipos
universales y comprenderemos por qué el “campo gravitatorio se
resiste a la cuantificación fisicomatemática; tomemos un cuerpo material y
depositémoslo en el espacio, suficientemente lejos de la Tierra o de cualquier
otro planeta; afirmarnos, entonces, que el cuerpo produce un “campo
gravitatorio” a su alrededor y lo comprobamos observando “cómo atrae” hacia su
centro de gravedad, o entelequia potencial, otros objetos de menor masa. Si el
cuerpo está en reposo no podemos describir su campo; solo sabemos de él por sus
efectos sobre otros cuerpos; EL CAMPO, EN SI, ES INVISIBLE, propiedad
equivalente a la irrepresentabilidad de los Arquetipos universales. Pero EL CAMPO NO ES EL ARQUETIPO SINO SU POTENCIA, que intenta
actualizarse en la entelequia concreta. La substancia del plano material, la “materia”
que la Física denomina “atómica”, es siempre un acto concreto del gravis en su
despliegue evolutivo, independientemente de la forma que tal materia exhibe por
las determinaciones de otros Arquetipos. Pero eso, la percepción de la materia,
es todo cuanto podemos conocer sensiblemente sobre el gravis pues él es pura
potencia, es un “llegar a ser” su entelequia y por eso decimos alegóricamente
que “está oculto” detrás de la materia, en la interioridad del ente, en la
intimidad del ser en sí. Si violamos la intimidad del proceso, si invadimos el
campo y hurgamos en la materia para buscar el “centro de gravedad”, la
entelequia potencial, jamás hallaremos nada. Sin materia no hay gravis, pero si
a la materia la partimos y multiplicamos solo conseguiremos obtener otros
tantos gravis potenciales.
El concepto del gravis que es capaz de tender a su
entelequia desplegándose en la partícula más pequeña de materia da lugar a una
teoría atómica no ortodoxa que ha sido expuesta en el libro Física Hiperbórea y
que se funda en la definición de un “átomo arquetípico” o “quanto arquetípico”.
Conviene pasar revista, ahora, a los dos errores
históricos que mencionamos anteriormente. El de Newton fue hacer a la masa “causa”
de la “fuerza gravitatoria”, fuerza que, por otra parte, existe y es
efectivamente proporcional a las masas e inversamente proporcional al cuadrado
de las distancias que las separan, tal como Coulomb lo demostró en las cargas
eléctricas y Cavendish le midió con su balanza de masas; la realidad es que, si
bien la “fuerza gravitatoria” está relacionada matemáticamente con la masa, no
es ella su “causa” sino que, a su vez, la masa es el efecto concreto, el acto,
de un Arquetipo gravis. La “fuerza gravitatoria” es, así, la acción de una
potencia arquetípica que procede desde su entelequia y “atrae” hacia su
entelequia, que algunos denominan “centro de gravedad”. Ahora bien: el “centro
de gravedad” algunas veces y solo algunas veces, especialmente en el caso de un
cuerpo esférico como la Tierra coincide espacialmente con la entelequia.
Volvemos, pues, a preguntar ¿qué se quiere decir con “coincidencia espacial”?
¿significa eso que allí, en esa región interior del ente, por ejemplo en el
centro de la Tierra, ESTA LA ENTELEQUIA?
Antes de responder vamos a considerar el segundo
error histórico. Leibniz, evidentemente pensando en un Dios hiperbóreo, que
nada tiene que ver con el Demiurgo ordenador de la materia, el verdadero “Dios” de este mundo, atribuye al
mismo una perfección absoluta, “perfectio Dei”, que “le impediría crear dos
cosas iguales”. Se impone así, en la filosofía moderna y en el pensamiento
científico posterior, el “principium identitatis indiscernibilium”, el
principio de identidad de las cosas indiscernibles, que afirma que si dos cosas
son absolutamente iguales “deben ser la misma cosa”. Más, como ello es
manifiestamente imposible según Leibniz, “no pueden existir dos cosas iguales”:
el Creador no se habría repetido. Todo este razonamiento es erróneo pues se
fundamenta en el supuesto de que el Universo ha sido creado por un Dios de
bondad y no por Demiurgo imitador, como realmente ocurre. Pero, pese a Leibniz, la obra del Demiurgo se apoya en la
imitación y la estructura material ha de reflejar naturalmente este principio
contradiciendo el principium identitatis indiscernibilium: es fácil
comprenderlo si partimos de una composición arquetípica de lo real. Sin embargo
el principium de Leibniz ha sido incorporado dogmáticamente a la epistemología
y predomina inconscientemente en toda actitud “científica” referida a la
observación empírica o experimental de los fenómenos físicos; ello no es
casual: obedece a una tendencia sinárquica que no viene al caso desarrollar
aquí. Lo importante es que la Teoría gravis contradice el principium; y lo hace
porque tal principium es completamente falso. La Sabiduría Hiperbórea afirma
que “pueden haber dos cosas iguales” y señala como ejemplo a las entelequias
potenciales de los entes externos, a sus núcleos indiscernibles, o a los “centros
de gravedad” determinados por el Arquetipo gravis. Salvemos, pues, el error del
principium leibniziano y pasemos a responder a la pregunta pendiente sobre la
situación real de la entelequia y su posible coincidencia espacial con el “centro
de gravedad.
Todo Arquetipo tiende hacia una entelequia. Pero,
en el origen del movimiento, el primer impulso es producido por una potencia
que contiene en sí a la perfección que se pretende alcanzar; el movimiento es
así un desarrollo evolutivo que apunta a una finalidad que también ha sido
principio. Como finalidad la entelequia es algo que “aun no está”, que debe ser
alcanzado, es decir, algo “futuro”. Llegamos ahora a la parte más compleja del
problema, ya destacada en E4: la entelequia es algo “futuro” que obra en el
presente del ente como POSIBILIDAD DE SER; de allí el adjetivo “potencial” que
se le agrega para señalar ese carácter. Dado que la conexión entre la
entelequia de un ente y el ente concreto es el “Proceso” del Arquetipo, es este
proceso la verdadera posibilidad de que una entelequia sea. Pero TODO PROCESO
TIENE EL SENTIDO DEL TIEMPO TRASCENDENTE (ver figura 44).
Vamos a dar un gran paso con la imaginación:
supongamos que somos capaces de contemplar TODOS LOS PROCESOS QUE SE DE
SARROLLAN EN EL MUNDO, DESDE AQUI HASTA EL ULTIMO RINCON DEL MACROCOSMOS; si
esto es posible, si no se nos escapa NINGUN PROCESO, entonces resulta que NO
PODRIAMOS MEDIR OTRO TIEMPO RELATIVO fuera de aquél en que ocurren los
incontables procesos cósmicos; más aun: no podríamos saber si existe otro
tiempo porque NADA NOS LO INDICARIA, nada que cambie, desde luego. Esta absurda
conclusión demuestra que el tiempo, el “tiempo trascendente del macrocosmos” es
la suma de todos los procesos del Universo, es decir, de todos los procesos
arquetípicos. El tiempo trascendente es, pues, también un “proceso”, algo que
se sabe desde la Antigüedad cuando a tal proceso se lo denominó FLUENCIA; pero
vale la pena repetirlo para aclarar el concepto de la Sabiduría Hiperbórea.
Tal concepto afirma que el tiempo trascendente,
como proceso fluente, apunta también a una entelequia, una súper entelequia
llamada “Futuro”. En efecto, el “Futuro” solo puede ser concebido como
entelequia, como perfección final de un proceso cósmico de Conciencia: el
tiempo trascendente, cuyo initium es El
Uno, Brahma, o como quiera que se quiera nombrar al Demiurgo, y cuyo final, la
entelequia del Tiempo, El Futuro, es El
Uno, Brahma, o como quiera que se quiera nombrar al Demiurgo....
El “tiempo trascendente”, según convenimos en la
Primera Parte, es “trascendente” para el microcosmos, pero, en verdad, es una
fluencia inmanente de la Conciencia Cósmica, del Alma
del Demiurgo. Y esa Conciencia ha producido los Arquetipos
cuyos procesos nos preocupan. Desde allí, pues, desde el Tiempo, el tiempo
trascendente, parte todo lo real; y de allí también han de partir todas las
interpretaciones sobre lo real; mas no se trata, ya, de una mera “dimensión
como pretende la Física, sino del soporte esencial de todo lo existente, Solo
después del Tiempo, a posteriori del tiempo trascendente “aparece el espacio”
como efecto de los procesos arquetípicos que se desarrollan en los planos de la
materia y la energía. Simplificando mucho la teoría de la Física Hiperbórea puede
concluirse aquí que el espacio es un “segundo grado” del tiempo trascendente o
bien un estado grosero del Tiempo, una categoría temporal inferior, una especie
de “tiempo caído”, etc. El fundamento y la justificación de tal calificación
proviene de que el espacio SOLO APARECE EN RELACION CON LA MATERIA, es
producido por ella; pero la materia siempre sigue el proceso de los gravis: no
puede escapar a su potencia plasmadora pues los gravis CAEN, como entes
específicos del último Arquetipo de la escala, desde la Conciencia Cósmica, es
decir, desde el tiempo trascendente; observando los extremos del proceso, es
evidente que el espacio es CAUSADO por el tiempo trascendente mediante la
materia organizada por los gravis.
Hemos dado un gran paso. Regresemos ahora a aquellas preguntas sobre la
entelequia potencial y su coincidencia con el “centro de gravedad”. Si
aplicamos los conceptos anteriores, al problema del campo gravitatorio,
habremos de extraer conclusiones del todo diferentes a las que aporta la
Física. Consideremos un campo de gran masa, la Tierra por ejemplo.
a - Para la
Física, alrededor de la Tierra existe un campo gravitatorio.
Para la Sabiduría
Hiperbórea, alrededor de la Tierra actúa la potencia del Arquetipo gravis.
b - Para la Física, la masa de la Tierra deforma
el espacio “curvándolo” en sus inmediaciones. Para la Sabiduría Hiperbórea,
la masa de la Tierra genera un espacio curvo que es reflejo de la distorsión
que el gravis representa con respecto al Tiempo trascendente.
c - Para la
Física, en el centro de la Tierra está situado el “centro de gravedad”,
adonde convergen todas las líneas de fuerza, imaginarias que describe el campo
gravitatorio.
Para
la Sabiduría Hiperbórea, en el centro de la Tierra HAY UN PUNTO QUE
COINCIDE CON EL CENTRO DE GRAVEDAD: ES LA ENTELEQUIA GRAVIS.
Volvemos al principio. Pero en este momento podemos
entenderlo: hay coincidencia espacial pero no temporal. No puede haberla pues
la entelequia es el aspecto futuro del Arquetipo gravis. ¿Qué cabe esperar,
entonces, del “centro de gravedad”, según la Sabiduría Hiperbórea?: un punto
indiscernible, es decir, un punto que contradice el principium identitatis
indiscernibilium de Leibniz. Ocurre así porque la entelequia, en tanto que
perfección final del Arquetipo, es el Arquetipo mismo: DESDE LA ENTELEQUIA, EL
GRAVIS PROMUEVE UN PROCESO QUE NO PUEDE INTERRUMPIRSE Y QUE VA DESDE LA
POTENCIA (campo gravitatorio) HASTA LA ENTELEQUIA (centro de gravedad) QUE ESTÁ
EN EL FUTURO; TAL CAMINO PROCESUAL ABRE UNA BRECHA EN EL ESPACIO, LO “DISTORSIONA”,
PRODUCIENDO UN CONTACTO TOPOLOGICO ENTRE PLANOS DIFERENTES. En rigor de la
verdad lo que ocurre en el “punto indiscernible” es que la entelequia “regenera”
un punto del espacio transformándolo en tiempo; lo “eleva” si se quiere.
Indaguemos nuevamente ¿por qué indiscernible? Para
que algo sea “indiscernible” debe poder ser comparado con otra cosa exactamente
igual, con igualdad absoluta, es decir, con otra cosa que ocurra en el mismo
instante y ocupe el mismo sitio. Solo así podríamos asegurar que “dos cosas son
indiscernibles”: cuando “ambas” demuestran coincidencia de espacio y de tiempo.
Pues bien, y aquí estamos tocando uno de los mayores Misterios que existen: LAS
ENTELEQUIAS DE TODOS LOS GRAVIS SON INDISCERNIBLES. Con otras palabras: EN
TODOS LOS ENTES, INDEPENDIENTEMENTE DE SU FORMA O TAMANO, EXISTE UN PUNTO
INDISCERNIBLE. ESTA PROPIEDAD ES LA CAUSA DE LA ISOTROPIA DEL TIEMPO
TRASCENDENTE. A través de los puntos indiscernibles, en efecto, FLUYE EL TIEMPO
TRASCENDENTE y, como todo punto del espacio macrocósmico contiene un punto
indiscernible, la fluencia temporal es isotrópica.
Y, como el “tiempo trascendente” es en realidad la
corriente de Conciencia del Demiurgo, se comprende que en cada ente, desde el punto Indiscernible, está EL:
está El IMPULSANDO el proceso del ente con su Aspecto Sabiduría, desde la
entelequia potencial, y VIENDO el proceso del ente con su Aspecto
Conciencia-Tiempo, desde el punto indiscernible.
Hay que meditar mucho sobre esa propiedad de los
gravis para abarcar el Misterio que implica, en toda su profundidad. Como
conclusión de este resumen de la Teoría Gravis vamos a destacar lo más
importante.
Ante todo es necesario superar la barrera de
incomprensión que opondrá la razón al plantear paradojas aparente
irreductibles. No se debe olvidar que estarnos frente a un temible secreto, del
cual no será fácil apoderarse; al menos no impunemente. El primer obstáculo es
el problema, ya examinado en E4, de que el Arquetipo mantiene su singularidad
absoluta mientras se manifiesta en la pluralidad de los entes. Esto es: si los
puntos indiscernibles son todos una y la misma cosa ¿cómo pueden estar en distintos
entes a la vez?; si el punto indiscernible de la Tierra es exactamente el mismo
que el de Venus, por ejemplo ¿cómo es que millones de kilómetros separan a
ambos planetas? Respuesta: desde luego, ello ocurre por que los puntos
indiscernibles son “entelequias potenciales” del Arquetipo gravis: tomando esto
en cuenta se entiende que la distancia que separa a los planetas no tiene nada
que ver con los puntos indiscernibles pues los mismos coinciden finalmente en
el futuro actual y ninguna distancia los separa en el presente potencial. Y lo
mismo vale para cualquier otro ente que se desee considerar.
E6 - El núcleo indiscernible de los entes.
En E4, vimos que “la entelequia potencial del
Arquetipo universal subyace en el ser en sí de los entes y determina una región
indiscernible en cada uno de ellos donde conserva su singularidad absoluta”:
tal “región” es el “núcleo indiscernible de los entes”. En E5 comprobamos que
en el núcleo indiscernible de los entes materiales subyace, efectivamente, la
entelequia potencial del Arquetipo gravis: “en todos los entes,
independientemente de su tamaño, existe un punto indiscernible. Esta propiedad
es la causa de la isotropía del tiempo trascendente”.
Ahora bien: para comprender con profundidad el
concepto de “núcleo indiscernible” es necesario extender estas definiciones a
la totalidad de los entes externos y a la totalidad de los Arquetipos universales. Vale decir: EN EL NUCLEO INDISCERNIBLE DE TODO ENTE SE ENCUENTRA LA
ENTELEQUIA POTENCIAL DE SU ARQUETIPO UNIVERSAL, LA CUAL ES INDISCERNIBLE DE LA
ENTELEQUIA DE CUALQUIER OTRO ARQUETIPO UNIVERSAL. Esta extraña propiedad, que
asemeja el núcleo indiscernible a una pura nada, tiene su causa en el modo
imitativo con que el Demiurgo ha producido los Arquetipos
universales COMO REPLICA DE SI MISMO, DE SUS “ASPECTOS”
ESENCIALES: por eso solo existe UNA MONADA Y DIEZ ARQUETIPOS CONFORMADOS CON
TAL MONADA. Esto es importante; “ni nueve, ni once: diez Aspectos del Uno que determinan la
esencia de todos los entes del Universo”. “Y una mónada, imagen perfecta del Uno, cuyo
revestimiento formal es el Arquetipo gravis y cuya manifestación óntica es el
quanto arquetípico; una única mónada repetida en todo punto del espacio
cósmico, en todo ente, en todo ser en sí, en todo núcleo indiscernible que, por
eso, es indiscernible e idéntico a cualquier otro Arquetipo o al inefable Uno”.
Los Arquetipos son sólo diez, como los Aspectos del Uno, pero combinados
de muchos todos hacen posible la enorme multiplicidad de los entes; sin
embargo, en el núcleo indiscernible de cualquier ente particular, la entelequia
potencial, su propio llegar a ser, no puede ser diferenciada de la de otro
ente: es indiscernible. Evidentemente, esta propiedad del núcleo indiscernible
torna sumamente oscuro el concepto de “término universal” del ente que hemos
explicado pues no deja ver, para nada, el modo en que los entes llegan a ser “individuales”.
No obstante, ello se comprenderá fácilmente cuando se haga intervenir en la
existencia del ente al “designio”, es decir, a su “término particular”, tal
como se verá en detalle en E8.
En la Primera Parte (página 110) se adelantó el
concepto de núcleo indiscernible y su curiosa propiedad, aunque recién ahora
podrá ser comprendido con claridad: “conviene destacar que el tiempo trascendente
no solo presenta la extraña cualidad, ya señalada de ser isotrópico para los
entes permanentes y sucesivos y anisotrópico para otros tiempos sucesivos, sino
que también es continuo y discontinuo a la vez. Ello se debe a que el espacio
real se compone esencialmente de quantos arquetípicos, los cuales poseen, cada
uno, un “puntó indiscernible”. Resulta, así, que en cualquier porción del
espacio, por pequeña que sea, existe siempre una región coordenable,
propiamente espacial, que constituye el principio de la extensión continua, y
un “punto indiscernible”, no acotable, propiamente temporal, que es el mismo
punto que podría localizarse en cualquier lugar del Universo: el punto
indiscernible es denominado, también, EL OJO DE ABRAXAS. De esta manera todo
ente sucesivo, por ejemplo, ES Y NO ES en cada momento de su acontecer; pero su
ser es sucesivo y su no ser es permanente. El fin de todo ente, del ente
particular y del ente universal, está presente en cada instante de tiempo
trascendente: y de esta finalidad no escapan ni siquiera los entes autónomos o
inmortales como el microcosmos actual del pasú. Por eso se dice que la sola
percepción del aspecto sucesivo o fenoménico de los entes constituye una
ILUSION, ya que su fin, la nada que alcanzará al concluir el tiempo sucesivo,
que es igual a la nada inicial, anterior al tiempo sucesivo, se encuentra
siempre presente en los entes, expuesta a la mirada aguda”.
E7 - El Ojo de Abraxas.
La Teoría Gravis, por otra parte, pone en primer
plano el problema de la “individualidad de los entes”, cuya solución se da en
E8. Sin entrar a considerar por ahora cómo es ello posible, observemos que los
cinco perros de la figura 45, a pesar de que todos son manifestación de un
mismo Arquetipo y tienden a la misma entelequia, PUEDEN SER DISTINGUIDOS
ESPECIFICAMENTE COMO ENTES INDIVIDUALES: aquí este perro, allí ese otro, allá
un tercero, acullá un cuarto, etc. Todo el mundo convendría sin dificultad en
esta distinción, todo el mundo vería a los cinco perros señalados. Pero cuando
las cosas cambian es al efectuar un examen semejante de los gravis, o de
cualquier otra entelequia potencial, pues entonces el observador deberá admitir
la realidad de los puntos indiscernibles: no podrá distinguir un gravis de otro
y, ante su vista, DESAPARECERA LA PLURALIDAD DE LOS ENTES PARA DEJAR PASO A LA
SINGULARIDAD DEL ARQUETIPO Y, TRAS DE EL, A LA TERRIBLE FAZ DEL DEMIURGO. Naturalmente,
muchos reirán frente a esta posibilidad a la que calificarán de absurda: Y
HARAN BIEN EN REIR. Si no están preparados para afrontar el Misterio mejor es
que rían y permanezcan en la ignorancia pues son incontables QUIENES HAN
ENLOQUECIDO FRENTE A LA REALIDAD DE LOS PUNTOS INDISCERNIBLES: hubo “místicos”,
por ejemplo, que de pronto vieron OJOS EN TODAS LAS COSAS; o experimentadores
que contemplaron el mundo con la percepción visual expandida por medio de
algunas drogas y se horrorizaron al comprobar un COSMOS VIVIENTE, provisto de “millones
de ojos” con los cuales “Dios los observaba desde todas las cosas” (EX OMNI
PARTE OCULTA).
Es necesario advertir, pues, sobre el demencial peligro que acecha en el
ser en sí de todo ente, en su término universal o finalidad.
Como sabemos, lo que el pasú puede conocer del ente
es lo que le revela su término particular, su designio: EL DESIGNIO ES EL
SER-PARA-EL-HOMBRE DEL ENTE, UN NOMBRE, UNA PALABRA, QUE LO INDIVIDUALIZA Y QUE
HA SIDO PRONUNCIADA POR EL ASPECTO “LOGOS” DEL DEMIURGO. Pero lo que
venimos estudiando hasta aquí es el término universal del ente, el ser en sí,
quien se encuentra encerrado en su intimidad y es inaccesible al conocimiento
del pasú; al pasú, en efecto, solo le es dado el conocimiento de los entes
desde su exterioridad: Solo puede DIALOGAR con la naturaleza o el mundo, tomar
el designio y poner el sentido en el ente, pero el ser en sí, el punto
indiscernible, la entelequia potencial, ha de permanecer desconocido para él.
Jamás sabrá que ha sido constantemente observado “desde todas las cosas” por el
Ojo, uno y múltiple, de Abraxas.
Por el contrario, al virya no solo le es posible la
percepción del ser en sí sino que tal experiencia forma parte de las técnicas
de liberación espiritual. “Fuera del peligro real que representa un
enfrentamiento tal con el Demiurgo, en la vía de la oposición estratégica ello constituye un riesgo
calculado, al extremo que se cuenta de antemano con el mismo y se lo ha
incluido como parte de la técnica. El enfrentamiento directo con el Demiurgo permite, en
efectos el dominio del tiempo, es decir, independizar el área estratégica del
arquémona, del tiempo trascendente del macrocosmos: la creación de un Tiempo
propio”. (página 168). ¿Cómo?: “Ante todo, el virya ha de predisponer el
arquémona con vistas a la oposición estratégica”; para ello debe: “definir un
PUNTO EXTERIOR al arquémona, es decir, un punto en el Valplads; tal punto ha de
quedar enfrentado al cerco infinito cuando el virya ocupe la plaza, y contra él
se efectuará la oposición estratégica al tiempo trascendente; es necesario,
entonces, asegurarse previamente de que dicho punto ha de permanecer siempre el
mismo y DE QUE POR EL PASARA LA ISOTROPIA DEL TIEMPO TRASCENDENTE y continuará
en el punto-cerco de proyección del virya; vale decir: es necesario OBLIGAR AL DEMIURGO, de antemano, a
sostener la oposición estratégica. ¿Es posible cumplir tal condición?
Respuesta: Sí; aplicando el principio de la Física Hiperbórea que afirma que
TODA PORCION PONDERABLE DE MATERIA ES LA EXPRESION DE UNO O MAS ATOMOS
ARQUETIPICOS, O QUANTUN ARQUETIPICOS, EN CADA UNO DE LOS CUALES EXISTE UN PUNTO
INDISCERNIBLE: EN CADA PUNTO INDISCERNIBLE, QUE ES EL MISMO PUNTO EN TODOS LOS
ATOMOS DEL UNIVERSO, EXISTE UN PUNTO DE TIEMPO TRASCENDENTE, PRESENTE EN CADA
UNO DE ELLOS, EL DEMIURGO MANIFIESTA SU CONCIENCIA TIEMPO” (páginas 170-171). Este párrafo en bastardilla
se ha de tornar claro ahora, a la luz de la Teoría gravis resumida en E5.
Mas, para el virya preocupado por su liberación
espiritual, los puntos indiscernibles en los entes y la Presencia del Demiurgo son algo más que
una teoría. Según la Sabiduría hiperbórea el encadenamiento espiritual es un
acto de guerra enemigo y nadie puede desencadenar su Espíritu sin luchar: LA ACTITUD GUERRERA ES ESENCIAL EN LA VIA DE LA OPOSICION
ESTRATEGICA QUE PROPONEMOS EN ESTE LIBRO, o en
cualquier otra vía hiperbórea. De aquí que el enfrentamiento con el Demiurgo sea inevitable,
tarde o temprano. Lo hemos repetido muchas veces y vale la pena recordarlo: la
verdad, la única y efectiva verdad, está en el interior de cada uno, en la
memoria de la sangre. Allí debe concurrir el virya para confirmar la Tesis
Fundamental de la Sabiduría Hiperbórea. Por eso, para quien ha escuchado la voz
de la sangre pura y decide combatir, el acto de guerra individual no puede
caracterizarse de otra manera que por el odio gnóstico hacia el mundo del Demiurgo: el virya
despierto tratará de experimentar, en todo momento la “hostilidad esencial”,
procurando reorientar estratégicamente al Espíritu revertido. Y esa hostilidad
esencial, que antaño desplegara el Espíritu Hiperbóreo contra el Universo
material de El Uno, será el carácter que revestirá, en mínima medida, el acto de guerra
que el virya despierto ejecutará contra él, es decir contra el macrocosmos del Demiurgo Jehová-Satanás (página
162). “Si tal es la resolución del virya, si tan gnósticos son sus objetivos,
entonces todo estará dicho, no habrá más palabras engañosas ni signos vanos: EL
ENFRENTAMIENTO SE TRASLADARA MAS ALLA DEL VELO DE MAYA, A UNA INSTANCIA
ABSOLUTA EN LA QUE EL GUERRERO HIPERBOREO Y EL DEMIURGO LUCHARAN CARA A
CARA. Y, como en el Origen de la Caída, en la lucha estará nuevamente en juego
el encadenamiento espiritual: el virya despierto ha atacado para liberar al
Espíritu cautivo y el Demiurgo responde para someter al Espíritu a una mayor y más atroz confusión”
(página 163).
A todas estas citas hay que agregar lo siguiente: Y
EN ESE ENFRENTAMIENTO INEVITABLE, EN EL QUE EL GUERRERO HIPERBOREO Y EL DEMIURGO LUCHARAN CARA A
CARA, LA PRUEBA MAS DIFICIL QUE DEBERA AFRONTAR EL GUERRERO SERÁ LA
CONTEMPLACION DE LA TERRIBLE FAZ DEL DEMIURGO. Por supuesto, el Demiurgo es un Actor con muchas Máscaras, pero aquí nos referimos a UNO DE SUS
ASPECTOS: aquél que puede ser percibido en el ser en sí de los entes, es decir,
en la entraña de TODOS los entes del mundo, a los que sostiene y vitaliza desde
la entelequia gravis; ese Aspecto que la Sabiduría Hiperbórea denomina DRAGON
DEL MUNDO (DRACONIS MUNDI) y la Kábala hebrea METATRON.
No es posible describir con palabras “la forma” del
Dragón del Mundo, del ánima mundi, y no vale la pena intentarlo. Bastará con
que nos formemos una idea sobre la PELIGROSA POTENCIA DISOLVENTE de esta
imagen: y ello se logrará si aseguramos que solo quien dispone de UN VALOR
INFINITO, es decir, un valor producto de la voluntad graciosa del espíritu
infinito, consigue resistirla: para cualquier estado espiritual inferior, por
ejemplo para el virya perdido, Su Aspecto es irresistible; el Dragón del Mundo
sume en el terror a todo observador cuyo valor tenga algún límite moral; y por “todo
observador” ha de entenderse “encarnado o desencarnado”, “hombre, alma o deva”,
etc. La importancia de esto se verá con claridad si aseguramos que la prueba
capital que la Sabiduría Hiperbórea impone para obtener la iniciación, esto es,
la Prueba del Valor, consiste “solamente” en la contemplación de la Terrible
Faz de El Uno; pero, esta Faz, puede ser el Dragón del Mundo como otra imagen tanto o
más espantosa que ella, otro Aspecto demencial del Demiurgo, conocido como
HIEDRA CRON, y que no es más que Su Rostro manifestado en todos los miembros de
una Raza Sagrada, hebrea en este caso, vale decir, Su Rostro Uno presente en la
pluralidad de los entes hebreos de la raza, en el sí mismo de la raza, en la entelequia potencial de la
raza, es decir, en la SHEKINAH.
En resumen, aquí deseamos advertir que, siempre que
se siga una vía secreta de liberación de las siete más una que propone la
Sabiduría Hiperbórea, habrá algún momento en el que se producirá un
enfrentamiento con el Demiurgo y que, contemplar Su Terrible Faz, puede ser peligroso si no se dispone
de un valor sin límites. Pero debe ser claro que, aún cuando no exista lucha
planteada, la visión del Dragón
del Mundo por sí sola basta para producir un efecto
devastador sobre el equilibrio racional: la estructura cultural puede salir
parcial o totalmente destruida de esa experiencia o el sujeto cultural puede ser fagocitado por el “Dios de un ente” en un
contexto extremadamente oblicuo; en cualquier caso, ello significa la locura.
Así, pues, ninguna precaución que el virya adopte será
excesiva al tratarse de este tema puesto que EL DRAGON DEL MUNDO ESTA
PRESENTE EN TODOS LOS ENTES, YA QUE TODOS LOS ENTES FORMAN PARTE DE SU CUERPO.
En la entelequia de los gravis, desde los puntos
indiscernibles que están en todos los cuerpos, es decir, desde el tiempo
trascendente que es Su Conciencia, está El sosteniendo el orden material. PERO
EL NO ACTUA A TRAVES DE LOS GRAVIS. SOLAMENTE LOS SOSTIENE. NO ES EL ASPECTO
LOGOS EL QUE SE MANIFIESTA EN LOS PUNTOS INDISCERNIBLES SINO EL ASPECTO CONCIENCIA-TIEMPO.
NO ES EL VERBO SINO EL OJO DEL DEMIURGO. UN OJO MULTIPLICADO INCANSABLEMENTE EN TODA LA CREACION PERO QUE ES
SIENPRE EL MISMO OJO: HE AQUI A MAYA. UN OJO QUE SE CONTEMPLA A SI MISMO, QUE
SE ADMIRA PERPETUAMENTE DE SI MISMO. UN OJO QUE ESTA EN EL LOBO QUE ACECHA Y EN
EL CORDERO QUE HUYE, EN EL HOMBRE QUE HUNDE EL PUÑAL EN SU HERMANO Y EN SU
HERMANO QUE MUERE Y, TAMBIEN, EN EL PUÑAL QUE SE ENBRIAGA DE SANGRE
BORBOTEANTE. UN OJO QUE MIRA DESDE EL AMADO Y DESDE LA AMADA Y DESDE LA
TRAICION DEL TERCERO. EN FIN, ESE OJO, CUYA CUENCA ES UNA SIMA QUE DESCIENDE A
LOS ABISMOS DEL BIEN Y DEL MAL, ES EL OJO DE ABRAXAS, UN OJO TERRIBLE E
INSENSATO. No en vano los gnósticos alejandrinos, que sabían con qué clase de
monstruo se las tenían que ver, encerraban al Ojo de Abraxas en un triángulo,
es decir, aplicaban la “ley del cerco”, para no enloquecer de esquizofrenia.
Los Iniciados Hiperbóreos, los viryas despiertos o los Caballeros de la por
ejemplo, como aquellos gnósticos, también poseen técnicas para resistir la
mirada disolvente del Demiurgo y a los puntos indiscernibles de los gravis en beneficio de la Estrategia de los Siddhas, Claro, nos Preguntaremos ¿aprovechar? ¿para qué? ¿cómo? Y estas
preguntas parecerán no tener repuesta en una época en la que, si no se dispone
de un Bevatrón, parece que nadie puede ni soñar con investigar el interior de
la materia y, si no se posee una grúa hidráulica, ¿quién intentaría mover las
piedras de Sacsahuaman? Pero la verdad es que solo para lo maravilloso se debe “aprovechar”
la Teoría Gravis, que es una ciencia de los Siddhas y de la cual están
excluidos los pasú y viryas perdidos.
Veamos algunas de tales posibilidades maravillosas.
El que ha comprendido la Teoría Gravis, por ejemplo, puede BUSCAR EN SI MISMO, en su microcosmos el punto
indiscernible y, POR MEDIO DE LA VOLUNTAD GRACIOSA, DESPLAZAR EL CENTRO DE
GRAVEDAD FUERA DE SU CUERPO, EVITANDO EL PESO, ES DECIR, LA TRACCION QUE LA
TIERRA EJERCE SOBRE SU MASA: ES LA “LEVITACION”. Pero, como su propio punto
indiscernible es el mismo que el de esa piedra que está allí, podrá moverla
también con un acto de su voluntad: es la “psicokinesia”. Mas, cuando a un
cuerpo material hábilmente diseñado se lo lleva a coincidir en su entelequia
con la de un cuerpo humano, entonces se dispone de un vehículo “que viaja sin
motor”, como los que siempre han tripulado los Hiperbóreos. Y como en el punto
indiscernible hay distorsión espacial, tales vehículos pueden tornarse
invisibles por “aceleración temporal” y no por “altas vibraciones” como
sostienen ciertos ufólogos materialistas y sinarcas.
Por ultimo: en
el centro de la Tierra, dada la gran potencia de su
masa, hay un poderoso punto indiscernible que altera de tal modo el espacio y
el tiempo, que puede encontrar allí, SEGUN LA MANERA COMO SE ACOMETA EL
ACERCAMIENTO, desde un núcleo de magma tan caro a los geólogos miopes, hasta
una porción simultánea del espacio cósmico, es decir, un firmamento estrellado,
pasando por muchos estados intermedios que dependen del espacio de significación
demiúrgico.
E8 - Modelo de designio del ente externo.
En la Primera Parte (página 39) se definió al “designio
demiúrgico” como la ESENCIA del ente para el pasú. Recordemos tal definición: “Para
el pasú una Relación es, ante todo, la VERDAD del ente. Más, aquí hay que
observar que no decimos LA ESENCIA sino LA VERDAD del ente: esta distinción
indica que la esencia del ente es el DESIGNIO, en tanto que la Relación es un
correlato racional, la interpretación del designio o ESQUEMA, lo verdaderamente
conocido y, por lo tanto, “la VERDAD del ente”.
El designio es, pues, la esencia del ente externo,
del ente situado en el mundo que ha sido objeto de la Intuición sensible: “En
primer lugar hay que calificar al descubrimiento del designio como una
TRASCENDENCIA del ente externo quien, de ese modo, se sitúa MAS ACÁ de la
esfera sensorial. En efecto, mientras el Arquetipo universal jamás puede ser
visto fuera del ente, ni en el ente mismo, pues es absolutamente inmanente, el
designio del ente está pronto a ser-para-el-hombre, a trascender todas las
barreras y rebelarse en plenitud. En otras palabras: el designio pasa a ser un
OBJETO INIERIOR” (página 38). Tal “objeto interior”, luego de ser interpretado
arquetípicamente por la segunda operación de la razón, es esquematizado e
integrado en la estructura cultural como Relación entre Principios: la Relación
contiene un esquema sémico del ente que constituye, para todos los efectos
microcósmicos, la VERDAD del ente. Para facilitar la comprensión de modelo
estructural convenimos, entonces, en representar a la Relación como un ENLACE
CILINDRO entre nudos o Principios: el conjunto de una Relación y dos Principios
fue denominado, así, SISTEMA SIMPLE y su representación puede verse en la figura 13.
En base al sistema simple de la figura 13 hemos
desarrollado numerosos ejemplos y, de ellos, henos extraído muchas conclusiones
fundamentales. Sin embargo hay una pregunta obvia a la que a no se ha
respondido y que puede plantearse así: si la Relación del sistema simple de la figura 13 representa a “la
verdad del ente” mediante un esquema sémico del designio o esencia del ente
¿cómo es tal designio, en el marco de las pautas analógicas del modelo
estructural? Más claramente: ¿cómo sería un DESIGNIO ANALOGICO tal que su
interpretación racional diese lugar al sistema simple de la figura 13?
Respuesta: A esta respuesta hay que denominarla:
POSTULADO ESENCIAL DEL MODELO ESTRUCTURAL. El “postulado esencial” dice: A UNA
ESPERA ONTICA CORRESPONDE UN ENLACE CILINDRICO EN LA ESTRUCTURA CULTURAL; A UNA
SERIE DE ESFERAS CONCENTRICAS SUPERPUESTAS DE MAYOR MENOR, COMO “ESENCIA” DE UN
ENTE EXTERNO CORRESPONDE UN HAZ DE PLANOS RECTANGULARES QUE SE INTERSECTAN EN
EL EJE DEL ENLACE CILINDRICO COMO “VERDAD” DEL ENTE EN LA ESTRUCTURA CULTURAL.
El “modelo de designio”, cuya interpretación
racional corresponde al enlace cilíndrico de la figura 13, es, pues, un
cuerpo compuesto: lo integran una serie de esferas concéntricas, superpuestas
de mayor a menor como las capas de una cebolla El postulado esencial nos
asegura que el enlace cilíndrico de la figura
13 consiste en un haz de planos axiales, cada uno de
los cuales tiene un lado de largo igual a su extensión y un lado de ancho igual
al diámetro de su extremo circular; cada plano axial corresponde analógicamente
a una esfera del modelo del designio y cada uno de ellos se intersecta en su
mitad con todos los restantes planos, en una línea que pasa por el eje del
enlace cilíndrico: dicho eje es el punto más profundo del núcleo axial de
connotación. En la figura 46 se ha simbolizado el postulado esencial para
facilitar su comprensión.
A la izquierda de la figura, en la Región B del
macrocosmos (comparar con figura
39), se ha representado el designio del ente externo
como una ESFERA ESTRATISFORME. Bajo ella, con tres ejes cartesianos,
ortogonales, no numerables, se indica que el ente designado está situado en el “espacio
analógico del macrocosmos: el “tiempo trascendente” (TT), la “Extensión del
Sentido” (ES) y el “Logos demiúrgico” (LD), son dimensiones análogas
respectivamente, “tiempo trascendente” (TT), “tiempo inmanente” (TI) y “significado”
(S), del espacio analógico microcósmico que se ve a la derecha del dibujo. En
la figura 39, es útil observar la analogía entre los planos temporales micro y
macrocósmicos: se ve, que el “tiempo inmanente” del microcosmos, tiempo de la “conciencia”
del pasú, es análogo al tiempo trascendente del macrocosmos, que es el tiempo
de la “Conciencia” del Demiurgo; en cambio el “tiempo trascendente”, EN el microcosmos, es análogo a la
“EXTENSION DE SENTIDO” en el macrocosmos: esta dimensión es una medida de la “duración”
de un macroconcepto en la Conciencia del Demiurgo.
Volviendo a la figura 46, comprobamos que
la dimensión “Logos demiúrgico” (LD) es análoga al “significado” (S) (ver
figura 21) y que el modelo de designio se halla “centrado” sobre el eje que la
representa: esto quiere decir que el designio es una PRODUCCION del Logos
demiúrgico, concepto que será explicado más adelante.
Una flecha, titulada “percepción”, atraviesa la “esfera
sensorial” y nos muestra el enlace cilíndrico de la estructura cultural que
equivale sémicamente al ente descubierto: una “esfera estratiforme”, compuesta
por una serie de esferas concéntricas, corresponde a un “cilindro estratiforme”,
compuesto por un haz de planos axiales, tal como lo exige el postulado
esencial.
Figura 46
Disponemos ahora, en concordancia con el modelo
estructural empleado hasta aquí, de un “modelo de designio”, es decir, de un
modelo “de la esencia del ente”. Nuestro objetivo será, desde luego, servirnos
del “modelo de designio” para comprender el designio real ¿como? Respuesta:
describiendo las correspondencias analógicas entre el modelo y el designio real
y empleando el modelo para visualizarlas.
Comencemos por indagar ¿en qué consiste el designio
real?
Respuesta: En principio, conviene recordar lo que
se dijo en la Primera Parte (página 94):
“... la
suprema importancia con que el Demiurgo ha designado a los entes prevee que, a trabes de estos, el hombre
acceda a la entraña de su Plan. No se debe creer, desde luego, que el hombre
solo conoce de los entes una mera apariencia, tal como pretende la ingenuidad
racionalista de muchos pensadores. EN REALIDAD CADA DESIGNIO ES UNA PARTE DE UN
PLAN QUE CONTIENE, PARADOJICAMENTE, A TODO EL PLAN: ES LA VOLUNTAD DEL DEMIURGO QUE EL HOMBRE “CONOZCA
Y ADMIRE SU PLAN”.
Como respuesta podemos extraer de aquí que “el
designio consiste en un Plan”. Más ¿y en qué consiste tal Plan? Respuesta: “EN UNA ESCALA DE FASES FORMATIVAS QUE VA DEL
DEMIURGO AL ENTE” (página 94). A cada una de
las formas de la serie la Sabiduría Hiperbórea las denomina MATRIZ ARQUETIPICA.
El Plan del designio consiste, así, en “una serie de matrices arquetípicas”.
Con más precisión, pues, nuestro objetivo será conocer la esencia del designio
demiúrgico y la función del Plan en el que éste consiste. Para cumplir con este
fin nada parece mejor que emplear el modelo del designio. Sin embargo, como
veremos enseguida, no podemos iniciar ninguna explicación sin modificar
previamente el modelo de designio. Ello se debe no a una falla sino a la
estricta correspondencia analógica que el modelo guarda con la esencia de todo
designio real y que dificulta la comprensión directa e inmediata. Examinemos el
problema: el designio real consiste de un Plan cuyo proyecto consta de “una
escala de fases formativas”, es decir, DE UNA SERIE DE MATRICES ARQUETIPICAS;
pues bien, EN EL MODELO DE DESIGNIO, A CADA MATRIZ DE LA SERIE, CORRESPONDE UNA
ESFERA CONCENTRICA. Luego sacaremos conclusiones sobre el por qué de semejante
disposición formal; por ahora lo que nos debe interesar es notar que poca o
ninguna observación podríamos hacer de una serie de esferas concéntricas, en
donde la más exterior contiene a todas las otras en su interior. Es por eso
que, AUNQUE LA FORMA DE “ESFERA ESTRATIFORME ES LA QUE GUARDA EQUIVALENCIA
EXACTA CON EL DESIGNIO REAL, vamos a convenir en otra representación como “modelo
de designio”.
Como lo ideal sería utilizar, pese a todo, la
esfera estratiforme, lo que haremos será DERIVAR de ésta la forma más adecuada
para facilitar la explicación. Tal forma se muestra en la figura 47 y, como su
nombre lo indica, es el despliegue” de las esferas interiores que componían la
esfera estratiforme: sobre el eje “Logos demiúrgico que representa la VOX del Demiurgo, se han dispuesto
en sucesión la totalidad del DESIGNIO DESPLEGADO SERIE FORMATIVA de las esferas
del modelo de designio; QUEDA ASI DESPLEGADO EL PLAN EN “SERIE FORMATIVA”, O
SERIE DE FASES FORMALES, MAS SE DEBE RECORDAR EN TODO MOMENTO QUE ESTA
REPRESENTACION ES SOLO UN RECURSO DIDÁCTICO Y QUE EL DESIGNIO REAL ES ANALOGO A
LA ESFERA ESTRATIFORME DE LA FIGURA 46.
Figura 47
El designio real, en efecto, no presenta despliegue
formal de ninguna clase y, por el contrario, la totalidad de su Plan se
encuentra contenido en la interioridad del ente, análogamente a las esferas
concéntricas en el interior de la esfera estratiforme.
E9 - El SER-PARA-EL-HOMBRE del ente externo.
Con la ayuda del “modelo de designio desplegado”,
que hemos definido, vamos a explicar el designio real de los entes. Regresemos,
para ello, a la figura 45 y al ejemplo de los cinco perros. Cada uno de tales
perros posee, como contenido de su ser en sí, un núcleo indiscernible donde el
Arquetipo perro subyace en su unidad absoluta. Sin embargo, vistos los entes
desde su exterioridad, el pasú no percibe el núcleo indiscernible y la unidad
del Arquetipo sino la aparente pluralidad de su evolución óntica; empero,
descubre lo ESPECIFICO de lo plural y afirma la participación de lo universal:
entes semejantes SON perros. Es posible distinguir cualitativamente a los
miembros de la especie y unirlos cuantitativamente: son mamíferos, cuadrúpedos,
ladran, etc.: SON PERROS; y, aquí uno, allí otro, allá un tercero, acullá un
cuarto, etc.: SON CINCO PERROS. En la figura 45 comprobamos que los cinco
perros se hallan en distinto nivel evolutivo: tres tienen 2º grado, otro ha
progresado hasta el 4º grado, y el último, de más valor que los demás, se
encuentra próximo a concretar la entelequia, en el enésimo grado del progreso
evolutivo. Pero, cualquiera sea el caso, idéntico progreso como los de 2º
grado, o distinta evolución como los de 2º, 4º y nº entre sí, SIEMPRE ES
POSIBLE DISTINGUIRLOS COMO ENTES INDIVIDUALES: aquí uno, allí otro, etc. Si
todos son uno en el núcleo indiscernible ¿cuál es el principio que hace posible
su pluralidad, que nos permite señalar aquí uno, allí otro, etc.? Más
claramente planteada: Si el carácter específico del Arquetipo perro, presente
en los entes, nos permite afirmar; -¡estos SON perros!- ¿cuál es el principio
por el cual podemos señalar a ESTE perro como algo único también, diferente, de
los demás miembros de su especie?; hay cinco perros y señalamos a UNO de ellos:
ESTE PERRO ¿por qué éste y no otro?; el Arquetipo perro hace que este ente sea
un perro ¿qué hace que este perro sea éste y no otro?. Respuesta: el PRINCIPIO
DE INDIVIDUACION. Los cinco perros son ENTES INDIVIDUALES (ver figura 45)
porque además del Arquetipo perro en cada uno de ellos actúa el “principio de
individuación”; tal principio es una ley del Demiurgo que expresa la
SUPRAFINALIDAD de los entes, su modo de existir individual destinado al
descubrimiento humano.
Veamos cómo formula la Sabiduría Hiperbórea el
principio de individuación: EN TODO ENTE, ADEMÁS DEL TERMINO UNIVERSAL QUE
SUBYACE EN EL NUCLEO INDISCERNIBLE DE SU SER EN SI, EXISTE UN TERMINO
PARTICULAR O SER-PARA-EL-HOMBRE CUYA FUNCION ES CAUSAR LA EXISTENCIA INDIVIDUAL
DE LOS ENTES Y REVELAR AL HOMBRE LA ESENCIA DE TALES EXISTENCIAS INDIVIDUALES.
CADA ENTE HA SIDO “DESIGNADO” POR EL DEMIURGO CON UN TERMINO PARTICULAR QUE LO HA DE INDIVIDUALIZAR-PARA-EL-HOMBRE:
DE ALLI QUE AL TERMINO PARTICULAR SE LO CONOZCA COMO “DESIGNIO DEMIURGICO DEL
ENTE”. Con respecto al designio, la Sabiduría Hiperbórea destaca la siguiente
propiedad fundamental: A IGUALDAD DE ESPECIE IDENTIDAD DE DESIGNIO.
Pero esta última propiedad nos plantea de inmediato
un problema: si los miembros de una especie, por ejemplo los cinco perros, han
sido designados por el Demiurgo CON EL MISMO TERMINO PARTICULAR ¿cómo actúa, pues, el “principio de
individuación”, que nos permite señalar concretamente: aquí éste, allí ése,
etc.? Respuesta: Según vimos, el designio consiste en un Plan cuyo proyecto es
una serie de matrices arquetípicas: la respuesta es que EL ENTE INDIVIDUAL SE
CONFORMA EN BASE A SOLO UNA DE LAS MATRICES ARQUETIPICAS DE LA SERIE FORMATIVA.
Para hacerlo claro, notemos que cada uno de los cinco perros ha sido designado
por el Demiurgo con EL MISMO “DESIGNIO PERRO”: sIn embargo, cada uno de ellos
evoluciona conforme a una matriz arquetípica particular del Plan, que los
transforma en “entes individuales”; por eso podemos señalarlos sin dudas: aquí
este perro, allí ése, etc.
Por supuesto que con la respuesta anterior no ha
quedado aclarada, ni mucho menos, la noción de designio demiúrgico. Si el
designio es el verdadero principio de individuación de los entes, no es por
ello el UNICO fundamento de la existencia: por el contrario, al momento de su designación
los entes YA SON, ya tienen un ser en sí y con ello una naturaleza específica;
lo que determina el designio es la conformación INDIVIDUAL de esta naturaleza
específica. Por lo tanto, en el acto de existir, concurren en el ente dos
términos, el universal del Arquetipo y el particular del designio, y solo podrá
ser comprendido dicho acto si se considera estructuralmente la función
simultánea de ambos términos.
En principio, hay que afirmar que todo ente
individual del Universo ha sido designado PARTICULAR por el Demiurgo. Aunque esta idea
puede parecer excesiva, no olvidemos que la Conciencia del Demiurgo está presente en
todo punto del espacio cósmico a través de los puntos indiscernibles,
observando todo ente con el Ojo de Abraxas. Igualmente, el Aspecto Logos del Demiurgo designa todo ente
con que se manifiesta cualquier Arquetipo universal. Como ejemplo, se puede
señalar que cada vez que el Arquetipo perro se manifestó en uno de los cinco
perros, en el 1º grado del progreso evolutivo, el Demiurgo lo nombró,
también, con el “designio perro”, determinándolo como ente individual.
El designio es la PROPOSICION sobre los entes que
el Demiurgo hace al hombre. Por eso, contrariamente al ser en sí, que está cerrado
en sí mismo, inaccesible en la intimidad del núcleo indiscernible, el
ser-para-el-hombre, el designio, está pronto a revelarse, a salir fuera del
ente y exhibir la PROPUESTA esencial, Los designios, que son la VOX del Demiurgo en los entes, su
PALABRA, al estar dirigidos hacia el hombre para revelarle las esencias
realizan un SERMO, un diálogo entre el hombre y los entes, entre el pasú y su
Dios; y la RESPUESTA del hombre, su réplica, es la expresión del sentido, la
proyección del signo significativo sobre el ente, sobre el Demiurgo en el ente, sobre
su Dios. Pero esta respuesta del pasú al sermo de Dios, la signación del ente
por la expresión postora de sentido, transforma al ente en objeto cultural, en
miembro de una superestructura, en parte integrante de una cultura: por eso la
Sabiduría Hiperbórea afirma que la cultura surge de un acto dialéctico con la
naturaleza, de un sermonis naturalis.
Hemos de hacer aquí, una aclaración semántica. Como
veremos enseguida, el designio consiste, para el pasú, en “el SUPUESTO esencial
del ente”. Pero este concepto no será comprendido correctamente si no aclaramos
el significado del vocablo “supuesto”, pues en el lenguaje corriente el mismo
ha adquirido un sentido peyorativo de “falsedad” o “hipótesis”. En efecto, en
Castellano, “supuesto” es un participio pasivo del verbo transitivo “suponer”,
al que el Diccionario Sopena define como “Dar por sentada y considerar como
existente una cosa. Fingir una cosa”; aquí se ve, ya, el sentido negativo, pero
donde mejor podría apreciarse es en la “acción de suponer”, es decir, en la “suposición”;
el Diccionario Sopena Dice que la suposición es: “Aquello que se supone o da
por sentado. Autoridad, distinción y talento impostura o falsedad”. Por último,
el mismo diccionario afirma que “supuesto” es: “Materia que no se expresa en la
proposición, pero que sirve de fundamento a la verdad de ella. Hipótesis. Todo
ser que es principio de sus actos”.
Para aclarar la confusión de significados, debemos
acudir a las raíces latinas y señalar que el “supuesto” al que alude la
Sabiduría Hiperbórea es el SUPPOSITUM, del verbo transitivo SUPPONO que
significa: PONER DEBAJO. En nuestro caso el suppositum es el designio, “supuesto
en el ente por el Demiurgo como aquella determinación ontológica esencial que se une a la
NATURALEZA del ente, es decir, a la determinación ontológica del Arquetipo
universal, para formalizar su individuación específica”. Es evidente que el
suppositum del designio en el ente es un supuesto real, una condición esencial
de la facticidad del ente, y no una mera Hipótesis. Sin embargo, el vocablo
siempre aparecerá sospechoso de irrealidad o falsedad por su connotación de
suposición, o suppositio, es decir, de hipótesis nominal.
Es imprescindible, pues, evitar la confusión, y,
como no queremos prescindir del concepto de suppositum, el camino inevitable
parece ser la definición de un neologismo sinónimo, un vocablo que denote el
antiguo significado de “poner debajo” pero que no connote que tal hecho es una “suposición”.
Quien reúne sin dudas esas propiedades es el término SUBPUESTO, que emplearemos
en adelante como sinónimo de suppositum.
Pues bien: el designio ha sido PROPUESTO por el Demiurgo como
ser-para-el-hombre del ente y, con esa suprafinalidad, lo SUBPONE en el ente
para que determine si existencia individual de acuerdo al principio de
individuación. Pero el designio es una vox que consiste en una serie de
matrices arquetípicas: lo que efectivamente actúa en la conformación individual
es UNA matriz arquetípica de la serie formativa; ESA UNICA MATRIZ ACTIVA ES EL
SULBPUESTO ESENCIAL DEL ENTE. Las restantes matrices se denominan VIRTUALES y
son quienes determinan las FORMAS ACCIDENTALES del ente, es decir, las
propiedades NO ESENCIALES que podría obtener o perder durante su existencia.
Sin embargo, en el designio PROPUESTO en un ente, subsisten tanto la MATRIZ
ESENCIAL SUBPUESTA como la totalidad de las MATRICES VIRTUALES que completan la
serie formativa “que va desde el Demiurgo al ente”. De allí la analogía que mantiene el designio con la esfera
estratiforme según el postulado esencial: en el ente, en todo instante,
subsisten la totalidad de las matrices arquetípicas que integran el designio,
análogamente ha como en la esfera estratiforme en todo instante están presente
TODAS las esferas concéntricas de la serie. Ese ir “desde el Demiurgo al ente” con que
calificamos a la “serie de fases formales” indica que las matrices arquetípicas
están en PROCESION VERBAL, vale decir, PROCEDEN del Logos demiúrgico, que es
quien las PRODUCE con su VOX. La analogía de la “procesión verbal” de las
matrices arquetípicas se conserva aun en el modelo de designio desplegado de la
figura 47, en la serie formativa de esferas, distribuidas sucesivamente en un
ente o sutratma que representa el Verbo del Demiurgo su VOCIS
DESIGNATIONIS.
De todas las matrices arquetípicas del designio,
que subsisten en el ente, SOLO UNA REALIZA EL SUBPUESTO ESENCIAL QUE LO
INDIVIDUALIZA Y, A LA VEZ, LO CONVIERTE EN SER-PARA-EL-HOMBRE. ¿Qué significa
esto? Llegaremos a la Respuesta mediante un razonamiento.
Ante todo, afirmemos lo ya explicado: PARA QUE UN
ENTE INDIVIDUAL EXISTA COMO TAL DEBEN CONCURRIR DOS TERMINOS; UNO, UNIVERSAL,
ES EL SER EN SI COMO SE MANIFIESTA EL ARQUETIPO UNIVERSAL; OTRO, PARTICULAR, ES
EL SER-PARA-EL-HOMBRE COMO SE MANIFIESTA EL DESIGNIO, LA MATRIZ ESENCIAL DEL
DESIGNIO. De estos dos términos el “universal” otorga EXISTENCIA NATURAL E
IMPULSO EVOLUTIVO, y el “particular” EXISTENCIA INDIVIDUAL ESPECIFICA. Desde
luego, que si la existencia misma del ente está causada por los dos términos a
la vez, solo es posible separarlos con la razón, por medio del análisis. Pero
este análisis para no cometer los errores que hemos criticado en otro inciso,
debe limitarse a una descripción estructural. Solo así, sin olvidar que la
existencia óntica reconoce una doble determinación ontológica inseparable,
podremos señalar y describir las propiedades de cada término por separado.
Con estas condiciones podemos asegurar que el ser
en sí del ente, el término universal, es quien le otorga EXISTENCIA NATURAL y quien
lo IMPULSA A PROGRESAR EVOLUTIVAMENTE EN SU EXISTENCIA: el Arquetipo actúa en
el ente, desde el ser en sí, como principio inmanente de su movimiento
evolutivo, un movimiento en espiral por el cual el ente progresa hacia la
entelequia o finalidad. Ahora bien: una cosa que solo existiese sostenida por
la actividad del ser en sí del Arquetipo universal tendría subsistencia natural
pero no entidad específica. Por ejemplo, la actividad evolutiva del “Arquetipo
perro” de la figura 45, EN LO QUE UNICAMENTE A EL RESPECTA, solo conseguiría
manifestarse en substancias de inequívoca NATURALEZA CANINA pero carentes de
entidad específica: no podríamos señalar entonces, aquí este perro, allí ese
otro, etc. Para que los entes emerjan individualmente de lo natural es necesario
subponer una esencia específica: y esa es la función de la matriz arquetípica
esencial del designio. Es así que las cinco manifestaciones substanciales del
Arquetipo perro, todas de idéntica naturaleza, se transforman en ENTES
INDIVIDUALES, en perros, individuo y especie, por estar SUBPUESTA la matriz
esencial del designio perro, distinta en cada ente.
Ciertamente, la esencia determinada por la “matriz
esencial” es la esencia real, la esencia que caracteriza al ente individual, y
no la “esencia específica” o quiddidad, es decir, la esencia contenida en la
definición proposicional: la “esencia específica” es una generalización
abstracta de las propiedades reales del ente individual TOMADO EN PLURAL, es
decir, es un concepto tajada de la estructura cultural; la “esencia específica”
corresponde al carácter inmanente del Arquetipo universal, aunque ello sea
imposible de verificar por el pasú.
La esencia de la “matriz esencial”, por el
contrario, es quien realmente determina la existencia óntica y quien
efectivamente trasciende lo óntico para revelar al hombre. Esta esencia del
ente individual es puramente singular y, por lo tanto, ES APRIORI DE LA ESPECIE
Y EL GENERO, que solo pueden determinarse a partir de la pluralidad: pero su
aprioridad es FÁCTICA mientras que la aposterioridad de la especie y el género
es meramente IDEAL. Un concepto de “esencia específica”, construido en base a
propiedades percibidas en entes individuales concretos, es “EL LIMITE DE LA
CERTIDUMBRE RACIONAL” que el virya despierto jamás se permitirá traspasar
(página 438).
E10 - Estudio analógico de un ente concreto.
Reconocemos, pues, dos determinaciones ontológicas
fundamentales en todo ente: el término universal y el término particular. Ambos
términos determinan sendos modos de existir: el término universal causa la “existencia
natural” del ente, en tanto que el término particular causa su “existencia
individual”, la única que puede conocer directamente el pasú; la “existencia
natural” solo puede ser inferida a partir de la intuición, lo específico en una
pluralidad de entes.
Podemos visualizar este proceso de doble
determinación ontológica si nos referimos a un ejemplo específico y lo
representamos gráficamente mediante el “modelo de designio desplegado”. Como
ejemplo, tomaremos uno de los caballos de la figura 45, y, como modelo de
designio, el desplegado de la figura 47. Llegamos, así, a la configuración que
muestra la figura 48.
Para entender esta figura hay que comenzar a
examinarla por el “Arquetipo caballo” que se encuentra en la parte superior, en
el espacio analógico correspondiente al plano arquetípico. En ese plano, tal
como se indica en la figura 45, el Arquetipo caballo es un SER UNIVERSAL, es
decir, un ser absolutamente singular pero dotado de una potencia formativa que
le permite manifestar su entelequia potencial en una pluralidad de entes del
plano material. La figura 48 exhibe UNO de tales entes individuales, cuyo
proceso evolutivo ha sido sorprendido en el momento que alcanza el grado
enésimo del valor positivo: la trayectoria en espiral demuestra que el progreso
del ente equino se efectuó de acuerdo con la “ley de evolución” de los procesos
arquetípicos. Si el ente equino hubiese sido sorprendido en cualquier otro “momento”
de su evolución, es decir, en cualquier otro punto de la espiral evolutiva, el
caso seria análogo al representado en la figura 48, con la sola diferencia de
su valor positivo medido en la escala gradual de momentos progresivos. Sin
embargo, el desarrollo del ente equino determinado por la fuerza del Arquetipo
caballo NO ALCANZA PARA HACER DE ESTE UN CABALLO INDIVIDUAL: “ESE CABALLO”. El
impulso evolutivo del arquetipo caballo, su entelequia potencial manifestada en
el plano material, todo lo que consigue es dotar a un átomo arquetípico, a un gravis,
de “naturaleza equina” en su propia potencia formativa. Con otras palabras, el
gravis, que NO ES ESTRUCTURADOR DE FORMA, pero que posee entidad material,
recibe la determinación formal para su potencia de parte del Arquetipo caballo:
ésta es la naturaleza equina del ente, el término universal, su ser en sí.
Figura 48
La entelequia potencial del Arquetipo caballo
coincide en el núcleo indiscernible con la entelequia gravis y desde allí,
desde el ser en sí del ente equino, activa el proceso evolutivo.
Pero la naturaleza equina del ente no hace de este
un caballo individual: “ese caballo”; es necesario, para ello, la concurrencia
simultánea de una segunda determinación ontológica: un término particular que
causa su individuación, un principio que haga de EL caballo, ESE caballo.
Semejante principio no puede ser otra cosa más que un PLAN ACTIVO, vale decir,
un Plan CAPAZ de convertir el ente equino en caballo individual por el solo
hecho de su subsistencia. Y esto es el DESIGNIO CABALLO: un PLAN ACTIVO porque
es un PLAN VIVO; un PROGRAMA animado por el Logos, por el Verbo del Demiurgo, perfectamente
EFICAZ para formular la individualidad del ente equino; un Plan que conforma a
todo Plan, que determina la existencia de ESE caballo individual en relación lógica
con todo otro caballo y con todo otro ente; un Plan que, a la vez que determina
la existencia individual del caballo, constituye un proyecto de su DESTINO. El
designio, en resumen, consiste en un Plan activo, viviente, capaz, y eficaz,
para causar la individualidad del ente y programar su destino. En la figura 48,
mediante el modelo del designio desplegado, podernos observar una
representación analógica del efecto que el designio caballo causa en el ente
equino.
Sobre el eje (LP), que expresa una DIRECCION o
INTENCION del LOGOS DEMIURGICO, se ha representado con esferas de diferente
diámetro consecutivo el despliegue analógico del designio caballo: cada esfera
corresponde a una matriz arquetípica de la serie formativa, es decir; del Plan
activo, de acuerdo con el modelo expuesto en la figura 47. Lo primero que se
advierte, en la figura 48, es que el ente equino, que venía evolucionando en el
plano material según una trayectoria espiriforme, consiste también en una de
las matrices arquetípicas del designio caballo desplegado: ello no es más que
la expresión gráfica de la doble determinación ontológica del ente equino. La
esfera señalada como “caballo óntico”, es decir, el caballo real, individual,
ESE caballo, es a la vez UNA de las matrices arquetípicas del designio, la
MATRIZ ESENCIAL, y UN ente equino que evoluciona progresando hacia la
entelequia con movimiento espiriforme. Pero la FORMA del caballo óntico está
de-terminada exclusivamente por la matriz esencial del designio, tal como
muestra la figura, que por eso se denomina “término particular” o
ser-para-el-hombre: el término universal, el ser en sí del ente equino, es
decir, la entelequia potencial del Arquetipo caballo subyacente en el núcleo
indiscernible, no puede ser representada bajo ninguna forma; su presencia en el
caballo óntico solo ha de ser inferida por la espiral de la ley de evolución,
lo que corresponde estrictamente con los hechos reales puesto que tal espiral
representa al PROCESO evolutivo del Arquetipo caballo, es decir, al NEXO que
une en todo momento al Arquetipo caballo con su entelequia potencial o ser en
sí del ente equino.
La comprensión de la figura 48 será más completa si
notamos que el caballo óntico existe en un “espacio analógico macrocósmico”,
formado por los ejes (LD), (ES) y (TT), semejante al que se definió en la
figura 46. Es conveniente, asimismo, examinar este espacio analógico en
relación con la figura 39. Con respecto a la trayectoria espiriforme que
desarrolla el ente equino en el plano material, cabe advertir que la misma
ocurre EN EL SENTIDO DEL TIEMPO TRASCENDENTE (TT), lo que confirma EL VALOR
POSITIVO DEL PROGRESO TEMPORAL: el Arquetipo caballo se ACTUALIZA
constantemente a medida que el ente equino evoluciona; la “ley de evolución”
consiste en un movimiento en espiral con el que el proceso va conformando al
ente hasta ajustarlo a la entelequia potencial; y en ese devenir, que acontece
en el tiempo trascendente, el ente equino va progresando, va ganando en valor,
tal como se comprueba en la “escala de momentos progresivos” graduada a la
izquierda de la figura.
La noción de “designio demiúrgico” quedará bastante
clara, ahora, si profundizamos la descripción analógica de la figura 48.
Consideremos, en primer lugar, las matrices arquetípicas que integran la serie
formativa del designio caballo: solo UNA de ellas, la MATRIZ ESENCIAL,
determina la forma individual del caballo óntico, transforma al ente equino
universal en ESE caballo particular ¿qué ocurre entonces con las restantes
matrices de la serie, es decir, con las MATRICES VIRTUALES? Respuesta: Salvo la
matriz esencial, que es permanentemente activa, las restantes matrices de la
serie, las matrices virtuales, subsisten en el caballo óntico como
POSIBILIDADES DE DETERMINACION NO ESENCIAL DE LA FORMA EQUINA. Las matrices
virtuales son, pues, las que determinan LAS PROPIEDADES ACCIDENTALES del
caballo óntico, aquello que puede agregarse o quitarse al mismo sin que por
ello deje de ser ESE caballo: A LA SECUENCIA DE MATRICES VIRTUALES QUE SE
ACTUALIZAN EN ALGUN MOMENTO, POR PEQUEÑO QUE SEA, DEL PASADO, PRESENTE, O
FUTURO, DE LA VIDA DE UN MISMO CABALLO, Y EN UN MISMO ESPACIO DE SIGNIFICACION
NACROCOSMICA, SE LO DENOMINA “DESTINO REAL DEL CABALLO ONTICO”. Esta respuesta
nos dice que toda propiedad accidental que altere la forma del caballo óntico,
aún aquella modificación contingente que aparenta ser efecto del puro azar,
oculta en realidad un origen determinado por las matrices virtuales: el
accidente solo puede acaecer sobre la forma esencial porque se halla FUNDAMENTADO
por la matriz virtual en acto; el accidente es el acto de la matriz virtual.
Hay así, en cada ente Individual, en cada caballo, una cierta APTITUD para
recibir o ceder propiedades no esenciales, una cierta CAPACIDAD para el cambio
accidental, es decir, una predisposición para cumplir un DESTINO.
El ser en sí actúa desde la intimidad del ente
equino, desde el núcleo indiscernible, impulsando un proceso evolutivo que
apunta hacía la perfección entelequial; la matriz esencial del designio, del
ser-para-el-hombre, conforma al ente equino y le otorga individualidad
concreta, haciendo factible la realidad de aquella perfección propuesta; las
matrices virtuales deciden, en relación con los restantes entes del
macrocosmos, si la perfección entelequial será alcanzada o no, si la evolución
del ente equino continuará hasta tal o cual grado o si se detendrá y ocurrirá
la disolución óntica, etc.; las matrices virtuales deciden, pues, la suerte de
caballo óntico, su destino real. Sintetizando todo esto, EL “TERNINO UNIVERSAL”
DEL ENTE EQUINO, SU SER EN SI, LE OTORGA “EXISTENCIA NATURAL” E “IMPULSO
EVOLUTIVO” (página 437) EN TANTO QUE EL “TERMINO PARTICULAR”, EL DESIGNIO O
SER-PARA-EL-HOMBRE, POR LA ACTIVIDAD DE LA MATRIZ ESENCIAL SUBPUESTA LE ASEGURA
“EXISTENCIA INDIVIDUAL ESPECIFICA” (página 469) A ESA EXISTENCIA BI-ONTOLOGICA,
NATURAL Y ESPECIFICA, LAS MATRICES VIRTUALES CONDICIONAN CON UN “DESTINO UNICO”.
Por último, se puede completar el concepto del
designio COMO SERIE FORMATIVA recurriendo al modelo de designio definido en la
figura 46. Según el postulado esencial del modelo estructural, si el ente
externo consiste en una esfera estratiforme, su esquema en la estructura
cultural consistirá en un enlace cilíndrico semejante al de las figuras 13, 14,
15, 18, 19, 20, 21, 24 y 25. Dada su importancia como modelo, conviene aportar
alguna precisión más sobre la esfera estratiforme: vale destacar, entonces, la
CUALIDAD de que cada esfera, desde la más exterior o superficial hasta la más
interior o central, se diferencia de su inmediata consecutiva en que SU RADIO
ES UN PUNTO MENOR. Esto se comprenderá fácilmente si establecemos la condición
de que cada esfera concéntrica sea de ESPESOR PUNTUAL y de que NO EXISTA
ESPACIO VACIO EN ELLAS.
El “radio” de una esfera es la distancia que se
mide entre el punto central (o) y cualquiera de los puntos de la superficie
interior o exterior: en el primer caso, la distancia se denomina “radio
interior”; en el segundo caso, “radio exterior”: la diferencia entre la
extensión o “módulo” de ambos radios es igual al espesor de la esfera, es
decir, a la distancia entre dos puntos correspondientes de la superficie
interior y exterior. Es claro que, de acuerdo a la condición establecida, “de
que cada esfera sea de espesor puntual”, la distinción entre “radio interior” y
“radio exterior” carece de sentido: conviene definir, en cambio, un “radio
único” tal que su punto extremo no central coincida con un punto de la
superficie esférica Y, como para cumplir con la segunda condición, “de que no
exista espacio vacío entre ellas” resulta evidente que los radios de las
esferas consecutivas solo han de diferir en un punto de su longitud o módulo.
Una situación semejante se ha ilustrado en la figura 49, donde los círculos
representan a los puntos de dos esferas consecutivas y los arcos de
circunferencia o segmentos de la sección de sus espesores: en ese caso, el
radio (ρ) de la esfera consecutiva interior es un punto menos extenso que el
radio (φ) de la esfera mayor.
Así dispuesta la esfera estratiforme ¿qué nos dice
el modelo de designio? Respuesta: que si cada esfera consecutiva difiere
únicamente en un punto radial de su inmediata anterior o posterior, y si cada
una de ellas corresponde analógicamente con una matriz arquetípica del designio
real, entonces las matrices arquetípicas de la serie formativa han de diferir
consecutivamente entre sí EN SOLO UNA CUALIDAD, NOTA, RASGO, CARACTER,
PROPIEDAD, ETC. Con otras palabras, por ejemplo, una matriz difiere de la
siguiente en una cualidad, y ésta, a su vez, difiere de la siguiente en otra
cualidad distinta, y ésta matriz, luego, difiere también de la que sigue en
otra cualidad distinta de una de las dos anteriores, y así sucesivamente hasta
completar la serie formativa con matrices arquetípicas referidas a la
determinación de un mismo ente: se comprende, pues, la enorme cantidad de
matrices arquetípicas que han de estar contenidas en el designio de un ente si
las mismas han de contemplar un alto numero de cualidades y sus combinaciones
formales y estructurales.
Se puede aplicar esta conclusión, al ejemplo de la
figura 48, es decir, al designio caballo, si renunciamos previamente al empleo
del modelo de designio desplegado y considerarnos, como realmente ocurre, que
en el ente equino, en su ser-para-el-hombre, subsisten la totalidad de las
matrices arquetípicas de la serie formativa. Siendo así, podemos afirmar que
toda matriz caballo, de la serie formativa del designio caballo, difiere de
cualquier otra matriz consecutiva en solo una cualidad. Cuando actúa el
principio de individuación, una matriz arquetípica particular, única para ESE
caballo, conforma al ente equino, da término individual a su naturaleza, y se
activa como “matriz esencial” del caballo real: es fácil inferir, de aquí, que
las matrices consecutivas más cercanas, matrices virtuales del caballo solo han
de diferir muy levemente de la matriz esencial activa: en una cualidad o nota
cada una. Una diferencia apreciable recién podría advertirse luego de tomar “distancia
formal” con la matriz esencial, es decir, luego de situarse en un punto
distante de la serie formativa y de efectuar una comparación de la homología
estructural con la matriz virtual allí observada.
Figura 49
Finalmente, no hay que olvidar que tales
diferencias cualitativas entre las matrices arquetípicas son las que determinan
los accidentes y el destino del ente.
E11 - Gnoseología del designio o ser-para-el-hombre.
El designio demiúrgico es el ser-para-el-hombre del
ente, el término que hace que el ente sea un individuo-para-el-hombre, una cosa
única, que emerge de lo natural y se revela a la intuición sensible y a la
razón: la matriz esencial subpuesta y la eventual actividad de las matrices
virtuales, TERMINAN para el hombre las perfecciones en potencia del ser en sí
del ente, perfecciones que subsisten en el núcleo indiscernible como la
naturaleza universal del ente determinada por la entelequia potencial. De aquí
que convenga advertir una importante distinción entre ambos TERMINOS, el “universal”
o ser en sí y el “particular” o ser-para-el-hombre: El ser en sí o entelequia
potencial, en efecto, es la finalidad de la evolución del ente y, por lo tanto,
un TERMINO POTENCIAL, un “termino universal” pero propio del futuro actual; el
ser en sí, en rigor de la Sabiduría Hiperbórea, es un TERMINO UNIVERSAL
POTENCIAL. El ser-para-el-hombre, el designio demiúrgico del ente, por el
contrarío, es la suprafinalidad propuesta para, el hombre, ese microcosmos
donde se reflejará la esencia del ente y desde donde retornará el sentido al
ente: operación, acto de amor, con el cual el microcosmos, el pasú, cumple con
su finalidad eticopsicológica y proporciona placer al Demiurgo; el designio demiúrgico no solo individualiza al ente sino que está
dispuesto a revelar esta individualidad al hombre EN TODO MOMENTO, es decir, EN
CADA MOMENTO DEL PROCESO EVOLUTIVO. El designio está ligado, así, al ACTO
INDIVIDUAL del ente y por eso es un TERMINO ACTUAL, un “término particular”
pero propio del presente actual; ser-para-el-hombre, en rigor de la Sabiduría
Hiperbórea, es un TERMINO PARTICULAR ACTUAL.
Cuando la intuición sensible de un ente externo
pone a este en contacto con la razón, y la primera operación elimina el
Arquetipo universal, queda descubierto el designio, “más acá de la esfera
sensorial”, es decir, queda expuesto su Plan a la interpretación de la segunda
operación racional: la razón construye, entonces, un ESQUEMA SEMICO del
designio demiúrgico y lo integra como Relación entre Principios, como enlace
entrenudos de la estructura cultural. El esquema contenido en la Relación
constituye la VERDAD del ente porque es la interpretación racional, un reflejo
interno, de la ESENCIA verdaderamente conocida del ente: para el sujeto
cultural o para el sujeto consciente, la aprehensión, en cualquier momento, del
esquema del ente o Relación equivale a la efectiva aprehensión del ente. Sin
embargo la inteligencia del pasú o del virya perdido solo alcanza para notar el
esquema en el contexto de unos pocos planos de significación habitual: de
semejante notación surgen los conceptos tajada, que son símbolos incompletos
del ente, descripciones lingüísticas del esquema. Empero, de todos los
lenguajes posibles, hay uno que es normalmente “horizontal” y corresponde a un
idioma sociocultural, vale decir, a un lenguaje que es habitualmente empleado
para expresar y COMUNICAR el significado de los conceptos a los restantes
miembros de la sociedad cultural; EL CONCEPTO DEL ENTE, EXPRESADO EN ESE
LENGUAJE NORMALMENTE HORIZONTAL, PROPONE COMO VERDAD DEL ENTE A LA DESCRIPCION
ANALITICA DE LA MATRIZ ESENCIAL. Pero esta definición requiere una explicación
detallada.
Ante todo, debernos reparar en que el designio
siempre revé la totalidad de su Plan y en que la razón siempre construye un
esquema del designio que guarda correspondencia sémica con la totalidad de
dicho Plan. En la figura 46, donde se ha representado el postulado esencial del
modelo estructural, puede verse que, a cada esfera concéntrica del modelo de
designio, es decir, a cada matriz arquetípica de la serie formativa en que
consiste el Plan, corresponde un plano axial del modelo de esquema o Relación,
del enlace cilíndrico de la estructura cultural: la totalidad de planos axiales
forman un haz en el interior del enlace cilíndrico integrando su volumen, es
decir, integrando su COMPRENSION. A cada uno de tales planos axiales, de
naturaleza sémica, lo hemos denominado en la Primera Parte: CONCEPTO TAJADA, de
la verdad del ente (ver figuras 14, 15 y 16). Es evidente, ahora, que un
concepto tajada solo contiene la descripción sémica de una matriz arquetípica:
por eso del mismo afirmamos que es un símbolo incompleto (del ente), un aspecto
de la verdad. Solamente la aprehensión simultánea de todas los planos axiales,
vale decir, si se experimenta la COMPRENSION del esquema completo del ente,
solamente esa vivencia, brindaría al sujeto cultural y al sujeto consciente una
noción cabal de la esencia óntica, una noción que corresponda racionalmente con
el ser-para-el-hombre revelado por el ente, una noción que contenga no solo el
conocimiento de la actualidad del ente, y aun su esencia permanente, sino
también el proyecto de su destino real: es indudable, pues, que la
representación racional o consciente, de un concepto tajada, por más profundo
que este haya sido vivenciado, solo será un símbolo incompleto, un símbolo cuyo
significado propuesto describirá un aspecto del ente, por ejemplo, una forma,
alguna función, una cualidad, una propiedad, un rasgo, etc.
Pero esta última manera de vivenciar la verdad del
ente, de modo meramente conceptual, es característica del pasú y del virya
perdido, tal como se demostró en la Primera Parte. El sujeto cultural del pasú,
por medio de la facultad traductiva, es capaz de explorar los distintos planos
axiales del enlace cilíndrico y de notarlos, uno por uno, en el contexto
significativo de un lenguaje habitual: cada plano axial corresponde, según
vimos, a una matriz arquetípica del designio, y el concepto tajada que produce
su vivencia contiene, asimismo, una descripción lingüística, una codificación,
de la matriz arquetípica como “aspecto” de la verdad del ente. La facultad
traductiva posibilita esa notación significativa y, además, la representación
consciente de un símbolo emergente que replica lo significado: para ello, para
asegurar la dirección de la emergencia hacia la esfera de conciencia, el
concepto será siempre notado EN UN PLANO DE SIGNIFICACION HORIZONTAL por causa
de la potencia activa que subyace en los símbolos del esquema, Recordemos lo
dicho en la Primera Parte al respecto: “Consideremos el proceso del pensar
racional. Un pensamiento ha iluminado un sistema y el relieve de un significado
se perfila sobre el horizonte de la significación continua. Pero la facultad
traductiva nota el significado perfilado sobre un determinada plano de significación:
el contexto significativo que otorga significación al significado, se “nivela”
sobre dicho plano particular. Sabemos que la facultad traductiva es la
capacidad para tornar inteligible la verdad del ente en una pluralidad de
planos de significación oblicuos: sin embargo, cualquiera que sea la
inclinación del plano de significación, el pensamiento siempre es vivenciado
con referencia a un “plano horizontal”. Esto ocurre así porque la facultad
traductiva es una función de las potencias activas de las Relaciones: en toda
Relación existe una referencia potencial a la esfera de conciencia, corno “centro
de referencia” de sí mismo, que nivela y torna horizontales los planos de
significación en los cuales el significado es notado. No importa, entonces, cuán
oblicuo sea en la estructura cultural el plano de significación en el que la
facultad traductiva haya notado el significado de una Relación: en el
pensamiento el significado, y su contexto, siempre serán horizontales, o cuando
la inteligencia sea tan elevada como para permitir notar el significado en
varios lenguajes oblicuos” (página 105). “La actualización de un sistema, su “iluminación”,
motiva al sujeto para experimentar su vivencia”: hemos visto que, en estos
casos, el sujeto cultural se sitúa SOBRE el sistema, con el fin de vivenciar el
esquema de la Relación. Pero el sujeto cultural ¿de dónde procede? ¿cómo llegó
hasta el sistema iluminado? Respuesta: Indudablemente, salvo casos de
anormalidad extrema, el sujeto cultural se encuentra SOBRE LA ESTRUCTURA
HABITUAL, EN EL PLAMO DE SIGNIFICACION HORIZONTAL DEL LENGUAJE SOCIOCULTURAL.
Para “llegar” al sistema iluminado el sujeto cultural se desplaza
horizontalmente por la estructura cultural SOBRE EL PLANO DEL LENGUAJE HABITUAL.
Pero este “llegar” al sistema sobre un plano horizontal implica que el esquema
será notado en su contexto, es decir, que será experimentado como CONCEPTO DEL
LENGUAJE HABITUAL” (página 168). Considerando el ejemplo de la figura 48, es
decir, el caso en que el esquema “iluminado” correspondiese a la verdad de un
caballo, el sujeto cultural notará, pues, el CONCEPTO HABITUAL del caballo, el
concepto del caballo como “objeto cultural exterior”, el concepto del caballo
en idioma corriente.
Mas este “concepto habitual” del caballo, que todos
entienden porque está expresado en idioma corriente y alude al caballo real, ¿a
qué matriz arquetípica del designio caballo corresponde? Respuesta: A la matriz
esencial. Es evidente que si la matriz esencial es la forma subpuesta que
individualiza al caballo, la forma que termina su naturaleza equina y hace de
él ESE caballo, entonces ESE caballo será conocido primeramente bajo tal forma
esencial: EL CONCEPTO HABITUAL DEL CABALLO ES UNA DESCRIPCION ANALITICA DE LA
MATRIZ ESENCIAL DEL DESIGNIO CABALLO; y este “concepto habitual”, según vemos,
es el aspecto de la verdad del caballo que normalmente se nota en el lenguaje
sociocultural habitual, en el idioma corriente. Por eso definimos más atrás que
“EL CONCEPTO DEL ENTE, EXPRESADO EN ESE LENGUAJE NORMALMENTE HORIZONTAL,
PROPONE COMO VERDAD DEL ENTE LA DESCRIPCION ANALITICA DE LA MATRIZ ESENCIAL”.
El modelo de designio permite extender esta
definición de “concepto habitual”, para todo ente. En la figura 46, en efecto,
puede comprobarse que uno de los planos axiales, señalado , es paralelo al
plano de significación horizontal (STT): EL PLANO AXIAL REPRESENTA AL CONCEPTO
HABITUAL DEL ENTE, VALE DECIR, AL CONCEPTO DE LA MATRIZ ESENCIAL. En la misma
figura se observan, además, otros planos axiales dentro del enlace cilíndrico o
esquema del ente: son los conceptos tajada de las matrices virtuales del
designio, conceptos qué solo pueden ser notados en el contexto de planos de
significación oblicuos, correspondientes a lenguajes no habituales.
Toda matriz virtual se diferencia de su inmediata
consecutiva en una cualidad o nota. Al ser interpretadas racionalmente como
conceptos tajada, las diferencias cualitativas entre las matrices virtuales se
mantienen invariantes. Por eso, a medida que nos alejamos del concepto
habitual, es decir, del plano axial de la figura 46, los conceptos tajada
oblicuos presentan diferencias cada vez mayores, ASPECTOS INSOLITOS DE LA
VERDAD DEL ENTE. Es un caso análogo al examinado en E10 con respecto al
designio caballo: “es fácil inferir que las matrices consecutivas más cercanas,
matrices virtuales del caballo, solo han de diferir muy levemente de la matriz
esencial activa: en una cualidad o nota cada una. Una diferencia apreciable
recién podría advertirse luego de tomar “distancia formal” con la matriz
esencial, es decir, luego de situarse en un punto distante de la serie
formativa y de efectuar una comparación de la homología estructural con la
matriz virtual allí observada”. Y este caso es análogo porque el postulado
esencial del modelo estructural nos demuestra que a cada matriz del designio
corresponde un plano axial o concepto tajada en el esquema de la Relación. En
el esquema del caballo, por ejemplo, podemos imaginar que los conceptos tajada
más cercanos al concepto habitual apenas difieren de este en alguna cualidad;
al concepto habitual del caballo, correspondiente a la matriz esencial del
designio caballo, le han de seguir, por ejemplo, los conceptos no habituales,
pero muy semejantes, de “zaino”, “alazán”, “tordillo”, “overo”, etc.
correspondientes a matrices virtuales del designio caballo, matrices que
determinan las notas accidentales de la forma equina.
Ahora bien, hasta que extremo pueden llegar las
diferencias cualitativas entre el concepto habitual y los conceptos oblicuos,
ya lo hemos tratado al estudiar “El mito y el símbolo sagrado” (página 93). La serie formativa del designio es una procesión de
matrices arquetípicas que van del Demiurgo al ente: en el extremo de la serie está Siempre el Arquetipo universal
del ente, el cual es un Aspecto del Demiurgo, “el Dios del ente”; de aquí que al ser esquematizada por la razón, la
matriz extrema del designio, la que corresponde al Dios del ente, conforme un
concepto extremadamente oblicuo, un concepto tajada cuyo contenido se denomina “mito”
y su representación “símbolo sagrado”. En el artículo citado, para el ejemplo específico de un esquema del
pez, se describió cómo la fantasía de un
pez alado podía desencadenar la emergencia de un símbolo sagrado, desde el
concepto oblicuo correspondiente al Dios del ente, y la manifestación autónoma
del mito. Pero la misma explicación podría aplicarse al caso del designio
caballo y su esquema de la estructura cultural con solo considerar que en el
extremo de la serie formativa, y consecuentemente en el concepto oblicuo más
extremo, existe una matriz virtual que corresponde a un “Dios Caballo”, por
ejemplo, a un Pegaso.
Hay que advertir, aquí, que la teoría gnoseológica de la Sabiduría Hiperbórea recién será expuesta completa en el quinto tomo, Como se explicará
allí, el “postulado esencial del modelo estructural” permite describir
analógicamente la “correspondencia gnoseológica” que se establece entre un ente
externo designado y la estructura cultural del pasú durante la “percepción”.
Sin embargo, el ente designado, que ha revelado su ser-para-el-hombre a la
percepción del pasú, espera recibir el sentido mediante la “expresión” y
convertirse en objeto cultural. Este segundo movimiento, la “correspondencia
axiológica entre la estructura cultural y el ente externo, requerirá la
definición de otro principio del modelo estructural para ser comprendido
analógicamente: el “postulado patencial”.
E12 - Estudio analógico del designio átomo.
En E9, al explicar el principio de individuación de
los entes, afirmamos que “A IGUALDAD DE ESPECIE IDENTIDAD DE DESIGNIO”. Este
concepto significa que todos los miembros de una misma especie, por ejemplo los
cinco perros de la figura 45, han sido señalados por el Verbo del Demiurgo con idéntico
designio: EL DESIGNIO DE CADA PERRO ES IDENTICO; LO QUE HACE DE ELLOS “ENTES
INDIVIDUALES” ES EL HECHO DE QUE EVOLUCIONAN AMOLDADOS A DISTINTAS MATRICES
ARQUETIPICAS DEL MISMO DESIGNIO; TALES MATRICES ACTIVAS, EN CADA PERRO, SE
DENOMINAN “MATRICES ESENCIALES”; SIN EMBARGO, POR PERTENECER TODAS ELLAS A LA
SERIE FORMATIVA DEL DESIGNIO PERRO, LA MATRIZ ESENCIAL DE UN PERRO INDIVIDUAL
PUEDE CORRESPONDER A UNA MATRIZ VIRTUAL DE OTRO PERRO; SI UN PERRO ES “CANIS
FAMILIARIS” NO PUEDE SER A LA VEZ “CANIS LUPUS”: EMPERO, LA MATRIZ DEL “CANIS
LUPUS” SE HALLA VIRTUALMENTE EN EL DESIGNIO DEL “CANIS FAMILIARIS”,
CONJUNTAMENTE CON LAS MATRICES VIRTUALES DEL “CANIS OCCIDENTALIS”, “CANIS
AUSTRALIANIS”, ETC. TAMBIEN, SI UN PERRO REAL ES, POR EJEMPLO, “NEGRO” ESTA
CUALIDAD CROMÁTICA ESTE ACCIDENTE QUE SE AGREGA A SU ESENCIA CANINA ESPECIFICA;
PERO TODA OTRA CUALIDAD CROMATICA POSIBLE, BLANCO, MANCHADO, ETC., ESTA
PRESENTE EN SU DESIGNIO BAJO LA FORMA DE ALGUNA MATRIZ VIRTUAL DE LA SERIE
FORMATIVA. EL PERRO NEGRO PODRIA ENFERMAR Y SU PELO VIRAR DE COIOR Y TORNARSE
GRIS: PERO LA CONCRECION DE TAL ACCIDENTE SOLO ES POSIBLE PORQUE LA MATRIZ
VIRTUAL DEL COLOR GRIS, SUBSISTENTE EN SU DESIGNIO, LO PERMITE.
La Sabiduría Hiperbórea siempre afirmó este
concepto de “a igualdad de especie identidad de designio” y es por ello que
desde muy antiguo hubo sabios que supieron ver, tras la matriz esencial que
individualiza a un determinado ente específico, otras posibilidades formales
subyacentes en su ser cognoscible a las que denominaron “cualidades potenciales
de la cosa”, posibilidades que en realidad procedían de las matrices virtuales
de la serie formativa del designio. Un ejemplo clásico de esta afirmación
hiperbórea lo constituye el concepto de “materia” y de “átomo material”, cuya
antigüedad se remonta a la época atlante y que se mantuviera hasta la Edad
Moderna europea, es decir, hasta qué la “Ciencia empírica”, y gnoseológicamente
daltónica lo desterrara. En este subartículo vamos a exponer aquel antiguo
concepto hiperbóreo y a demostrar el error y la insuficiencia del concepto
moderno con el que se lo reemplazó. El concepto hiperbóreo es bien sencillo de
exponer: “EN TODO ENTE FISICO SU SUBSTANCIA MATERIAL SE CARACTERIZA POR SER DE
UNA UNICA NATURALEZA ESENCIAL” Y: “TODOS LOS ÁTOMOS MATERIALES SON DE UNA MISMA
ESPECIE”. La Sabiduría Hiperbórea afirmó, pues, de un principio, que SOLO
EXISTE “UNA” SUBSTANCIA MATERIAL, “UNA” UNICA ESENCIA, “UN” SOLO TIPO DE ÁTOMO,
debido al modo como el Demiurgo construyó el macrocosmos: por la imitación multiplicadora de una única
mónada, reflejo de Sí Mismo, cuya manifestación material consiste en el átomo
gravis, y por la combinación multiplicadora de los diez Arquetipos
fundamentales, reflejo de sus diez Rostros, cuya expresión pneumática
constituye el designio de los entes. La creciente ceguera de los hombres,
correlativa con el avance de las Tinieblas del Kaly Yuga, fue degradando ese
concepto y así se acabó por distinguir cuatro substancias básicas o esencias
materiales, luego cinco o siete, últimamente noventa y dos elementos, y
finalmente, en la actualidad, más de cien.
Pero lo ocurrido es también bien sencillo de
explicar: mientras la Sabiduría Hiperbórea sostiene que EXISTE UN DESIGNIO
ÁTOMO, en cuya serie formativa subsisten todas las matrices arquetípicas que
individualizan a los entes específicas, la Ciencia actual ha clasificado a los
entes físicos como si estuviesen compuestos por distintos tipos de substancia y
a confeccionado, una “tabla periódica” en la que tales “substancias” están
ordenadas por “número atómico”, es decir, por el número de electrones que suman
en todas sus capas o niveles de energía, y encolumnadas de acuerdo a la
repetición periódica de propiedades químicas similares. Un ejemplo de semejante
tabla puede verse en la figura 50.
El criterio “científico”, y dogmático, empleado
para desarrollar la tabla periódica se basa aun en el concepto de Robert Boyle,
alquimista fracasado del siglo XVII, según el cual “un elemento físico
fundamental es aquel que puede combinarse con otros para formar un compuesto,
pero que no puede descomponerse en una substancia más simple una vez separada
de toda otra substancia química”. Con tal criterio, los químicos han acabado
por reconocer como “elementos fundamentales” y esencialmente diferentes a lo
que solo son entes atómicos, gravis, individualizados por las matrices
arquetípicas de un único “designio átomo”. La “tabla periódica” no es, pues,
más que un “modelo de designio desplegado”, es decir, un modelo realizado
inconscientemente por la Ciencia en el cual se “despliegan” erróneamente las
matrices arquetípicas del designio átomo. Y decimos que se despliegan “erróneamente”
porque la tabla periódica, tal como se observa en la figura 50, está ordenada
DE IZQUIERDA A DERECHA, es decir, SEGUN EL SENTIDO DE LOS ALFABETOS INDOGERMANOS,
lo que constituye un disparate esotérico puesto que dicho sentido fue dispuesto
por Wotan cuando enseñó a los arios el uso de las runas JUSTAMENTE PARA RESIGNAR
LOS DESIGNIOS ONTICOS. Las voces de todo designio, las matrices arquetípicas,
por el contrario, tienen el sentido real de DERECHA A IZQUIERDA, como el
alfabeto hebreo, y así debería ordenarse la “tabla periódica” si al menos se desea que
en algo coincida con la realidad de los entes atónicos.
Figura 50
En la parte inferior de la figura 50 se ha
representado un “modelo desplegado” del designio átomo, que muestra el sentido
real del Logos demiúrgico y demuestra que los pretendidos “elementos
fundamentales” solo son matrices arquetípicas de la serie formativa.
Según la Sabiduría Hiperbórea, y de manera análoga
a como se explicó para el caso del designio caballo, en la materia atómica rige
el principio: “a igualdad de especie identidad de designio”. Es decir que,
siendo todos los átomos materiales ejemplares de una misma especie, su designio
es idéntico, CUALQUIERA SEA LA CUALIDAD ESENCIAL QUE APARENTEMENTE LOS
DIFERENCIE. Este concepto hiperbóreo será claro si nos referimos a casos
concretos, por ejemplo, a los elementos de la tabla Periódica.
Según la Física, las substancias elementales de la tabla son esencialmente diferentes
entre sí: no es lo mismo, por ejemplo, el elemento 79 que el elemento 82, no es
lo mismo el oro que el plomo. El átomo de oro tiene 79 electrones mientras que
el de plomo cuenta 82; pero, además, presentan diferentes pesos atómicos por
causa del distinto numero de partículas del núcleo, especialmente neutrones: el
átomo de oro “pesa” 196,967 en tanto que el de plomo: 207,19. Tales diferencias
de “estructura atómica” causarían las distintas cualidades que caracterizan al
elemento oro y al elemento plomo. Según la Física, pues, estos dos elementos,
el oro y el plomo, constituyen dos substancias de la naturaleza esencialmente
diferentes: NADA REAL HABRIA EN EL ORO QUE TENGA QUE VER CON LA ESENCIA DEL
PLOMO Y NADA REAL HABRIÁ EN EL PLOMO QUE TENGA QUE VER CON LA ESENCIA DEL ORO;
LA VINCULACION QUE LA FISICA ESTABLECE ENTRE AMBOS ES SOLO TEORICA, PRODUCTO DE
LA COMPARACION ENTRE SUS ESTRUCTURAS ATOMICAS: EN LA REALIDAD AMBOS ELEMENTOS
SON ESENCIALMENTE DIFERENTES Y NO HAY NADA CONCRETO EN ELLOS QUE LOS RELACIONE
REALMENTE ENTRE SI. Tal el concepto de la Física.
Pues bien, algo muy distinto afirma la Sabiduría
Hiperbórea sobre el oro y el plomo, o sobre cualquier otro elemento de la tabla
periódica.
Para la Sabiduría Hiperbórea TODOS LOS “ELEMENTOS”
DE LA TABLA PERIODICA SON MIEMBROS PARTICULARES DE LA MISMA ESPECIE “ÁTOMO” Y,
POR LO TANTO, TIENEN IDENTICO DESIGNIO DEMIURGICO. Quiere decir que el
hidrógeno (1), helio (2), litio (3)…, oro (79), mercurio (80), talio (81), plomo
(82)…, uranio (92), etc., son entes atómicos que existen por causa del mismo
designio demiúrgico: en cada uno de ellos subyace el mismo PLAN ACTIVO, la
misma serie formativa de matrices arquetípicas. Lo que diferencia a los
miembros de la especie átomo es el principio de individuación, vale decir, la
matriz esencial con la cual se han individualizado dentro de la forma
específica. Así, el “átomo de oro” no es más que la individuación de un ente
atómico universal, o gravis, bajo la forma subpuesta de la matriz esencial “oro”;
y lo mismo puede afirmarse, por ejemplo, del “átomo de plomo”, el cual consiste
en un ente atómico universal o gravis, individualizado conforme a otra matriz
arquetípica del mismo designio: la matriz esencial del plomo. Más, es importante
advertir que en el “átomo de oro” la matriz del plomo, y cualquier otra matriz
arquetípica que no haya intervenido activamente en el proceso de individuación,
subsiste como matriz virtual; y lo mismo ocurre en el “átomo de plomo”, por
ejemplo, en cuyo designio subsisten las matrices virtuales del oro y de
cualquier otra substancia específica. Rara la Sabiduría Hiperbórea, pues, en
oposición a la Física teórica, EN EL ORO HAY ALGO REAL DE LA ESENCIA DEL PLOMO
Y EN EL PLOMO HAY ALGO REAL DE LA ESENCIA DEL ORO: SUS MATRICES VIRTUALES. Tal
como lo afirmaba la Alquimia hiperbórea, EN EL PLOMO ESTA EL ORO Y EN EL ORO
ESTA EL PLOMO, REALMENTE, COMO POSIBILIDAD DE CAMBIO ACCIDENTAL. Pero hay más
aún: tanto en el oro como en el plomo, están también todas las matrices
virtuales de los distintos elementos de la tabla periódica, lo que significa
que el oro, el plomo u otro elemento, podrían hacer efectivas las cualidades de
cualquiera de los restantes elementos con solo activar la matriz virtual del
mismo, con solo subponerla.
Considerando a la esfera estratiforme como modelo
del “designio átomo”, podemos imaginar que los átomos de cualquier substancia
consisten en modelos semejantes: las diferencias entre distintos elementos
procederían, entonces, de la actividad intensiva que ciertas esferas
concéntricas del modelo, o matrices esenciales, desarrollarían en cada uno de
ellos. Por ejemplo, si la esfera estratiforme representa a un átomo de berilio,
debemos imaginar que la cuarta capa concéntrica, desde el centro, se ha
activado de tal manera que ella sola determina el carácter de toda la esfera:
es como si al mirar la esfera estratiforme solo pudiésemos percibir la cuarta
capa, pero sabiendo con certeza que las restantes capas también se encuentran
presente de modo virtual. Con este ejemplo se comprende que la actualidad de la
cuarta capa, o matriz esencial, es análoga a la individuación de un átomo de
berilio: un ente atómico universal, designado con un Plan que contiene las
matrices arquetípicas de todos los átomos específicos posibles, se
individualiza como átomo de berilio por la actividad conformadora de la cuarta
matriz arquetípica de la serie formativa, la cual cumple entonces la función de
matriz esencial del átomo de berilio. Y así como las restantes esferas concéntricas
de la esfera estratiforme, que no obstante ser invisibles están presentes de
modo virtual junto a la cuarta capa activa, así también las restantes matrices
arquetípicas de la serie formativa del designio átomo, correspondientes a la
forma de cualquier elemento atómico posible, subsisten de modo virtual en el
átomo de berilio individualizado.
Utilizando una disposición esquemática semejante a
la de la figura 48, en la que se describió el proceso de individuación de un
caballo real, es posible demostrar gráficamente el concepto recientemente
expuesto sobre el “designio átomo”. De esta manera, en la figura 51 vemos que
el Arquetipo “átomo”, es decir, el Arquetipo “gravis” se manifiesta
evolutivamente en el plano material mediante cinco entes atómicos cuyo valor,
medido en la “escala gradual de momentos progresivos”, corresponde al “tercer
grado”. En cada uno de estos entes atómicos subsiste la entelequia gravis como
ser en sí, como término universal potencial: los arcos de espiral representan
al proceso evolutivo que conecta continuamente al ser en sí de la pluralidad
óntica con el ser universal de la singularidad arquetípica. Con otras palabras,
el Arquetipo gravis, sin que se altere en ningún momento su singularidad
absoluta, se manifiesta con su entelequia potencial en los cinco entes y les
confiere naturaleza atómica, es decir, “existencia natural” e “impulso
evolutivo”.
A estos cinco entes atómicos el Verbo del Demiurgo los designa con
EL MISMO “DESIGNIO ÁTOMO”, tal como se muestra en la figura 51. Allí, en
efecto, mediante el modelo de designio desplegado definido en la figura 50, se
ve que en cada ente evolutivo concurre EL MISMO “DESIGNIO ÁTOMO”: tanto los
cuatro átomos de berilio como el átomo de litio disponen de un “designio átomo”
que causa su existencia individual.
En el núcleo indiscernible de los cinco entes
atómicos subsiste la entelequia gravis, el ser en sí, el término universal
potencial que les confiere naturaleza atómica: a esta naturaleza universal pone
término particular el designio de cada ente atómico. Consideremos los cuatro
átomos de berilio. En cada uno de ellos la naturaleza atómica se individualiza
conforme a la matriz arquetípica del berilio, la cuarta de la serie formativa,
que en estos casos se denomina “matriz esencial del berilio”. La cuarta matriz
es, pues, el subpuesto esencial que termina individualmente la naturaleza
universal de los entes atómicos, que hace de ellos ESOS átomos de berilio. Las
restantes matrices arquetípicas de la serie formativa del designio átomo, las
que corresponden a la forma hidrógeno, helio, litio, boro, carbono, etc.,
subsisten también en cada átomo de berilio como “matrices virtuales”, como
determinaciones posibles de todo cambio accidental.
El átomo de litio, por su parte, es la terminación
individual de un ente atómico conforme con la tercera matriz arquetípica de la
serie formativa del designio átomo, la “matriz esencial del litio”. Las
restantes matrices arquetípicas, como en el caso de los átomos de berilio,
subsisten en el átomo de litio en calidad de “matrices virtuales”.
Figura 51
Pero es evidente que la “matriz esencial del
berilio”, la cuarta de la serle, subsiste en el átomo de litio como “matriz
virtual”, como solo una más de las matrices virtuales de su designio. Asimismo,
la “matriz esencial del litio”, la tercera de la serie, es solo una de las
matrices virtuales que subsisten en el designio de cada átomo de berilio.
E13 - Concepto sintético de designio demiúrgico.
Es oportuno, para completar la “Noción de designio
demiúrgico” expuesta en esté artículo ‗E‘, comenzar por un breve epítome de los
doce subartículos anteriores. En el, “Resumen sobre el designio demiúrgico”, se
citaron definiciones pertinentes de la Primera Parte y se pusieron en primer
plano los conceptos de finalidad y suprafinalidad: la finalidad de los entes
viene determinada por su ser en sí, el cual es un “término universal”, en tanto
que la suprafinalidad es un ser-para-el-hombre, el designio propiamente dicho,
el cual es un “término particular”. Estos conceptos podrían denotar un
significado completamente erróneo, impropio de la Sabiduría Hiperbórea, si no
se aclarara exactamente qué debe entenderse por lo “universal” y lo “particular”
de los términos. Tal aclaración se realiza detalladamente en los siguientes
subartículos: desde E2 hasta E7 inclusive, se define el “ término universal”,
la finalidad del ente, y desde E8 hasta E12, inclusive, se precisa el concepto
de término particular, la suprafinalidad del ente.
Es así como en E2, “Análisis de la clasificación
racional, se distingue entre lo “universal real” y lo “universal cultural” y se
demuestra que toda clasificación sistemática de los entes se efectúa en la
estructura cultural‘ con relaciones entre los conceptos tajada de dichos entes:
lo “universal” que se afirma o evidencia de los entes, tras semejante
clasificación psicológica, no es más que otro concepto tajada, un concepto “universal cultural”;
pero en los entes concretos, de quienes procede el designio que dio lugar a los
conceptos tajada, existe algo que es realmente universal: el Arquetipo
universal que los sostiene y de cuyo ser ellos participan. Hay que descartar,
pues, el concepto “universal cultural”, propio de la estructura cultural, y
remitirse directamente al ente concreto.
En E3, “Especie y género de los entes externos”, se
demuestra que “la especie”, a pesar de ser también un concepto tajada, se apoya
efectivamente sobre los entes reales para su determinación: “el género”, por el
contrario, es un concepto tajada definido sobre las especies, una operación
sistemática pura de la estructura cultural: el género no accede a los entes
reales sino a través de los conceptos específicos. Llegamos, entonces, a la
conclusión de que el límite que separa a la especie del género es “la frontera
de la certidumbre racional para todo virya despierto”. Por eso la comprensión
de lo “universal real” solo podrá conseguirse a partir de conceptos
específicos, es decir, a partir de conceptos que describan las cualidades de
los entes concretos. Pero la búsqueda de lo universal real nos conduce
directamente al Arquetipo universal que, en la singularidad absoluta de su ser
universal, se manifiesta materialmente en una pluralidad de entes específicos:
en la figura 45 se representó sinópticamente este problema. Un problema que
recién será resuelto en E8 pero que ya quedaba planteado de esta forma: si el
Arquetipo universal es capaz de repartirse en todos los entes específicos sin
dividirse, lo que ya de por sí constituye un enigma ¿qué es lo que convierte a
los entes específicos en entes individuales, vale decir, cuál es el principio
que nos permite señalar ESE ente; allá AQUEL otro, etc.?
La definición “del ser en sí del ente externo”, en
E4, esclareció definitivamente el concepto de lo universal real: la participación
del Arquetipo universal en los entes específicos se realiza desde el “núcleo
indiscernible”, una región no coordenable donde, como ser en sí, subyace la
entelequia potencial. En todo ente hay, así, una naturaleza universal
específica aportada por el término universal o ser en sí, por la entelequia
potencial que es la misma en todo ente e idéntica al Arquetipo universal. “El
Arquetipo gravis”, descripto en E5, ejemplifica con profundidad el concepto de “ser
en sí” o entelequia potencial de los entes externos y proporciona importantes
nociones sobre la Física Hiperbórea.
E6, por su parte, clarifica el concepto de “El
núcleo indiscernible de los entes”, mostrando su alucinante cualidad de ser
idéntico para toda entelequia potencial: el ser y la nada coexisten en ese
punto por el cual, también, fluye el tiempo trascendente, la Conciencia del Demiurgo. De allí que, tal
como se explica en E7, desde el núcleo indiscernible de los entes, “El Ojo de
Abraxas” se contempla a Sí Mismo, con una mirada fija y multiplicada
incansablemente en todo punto del espacio macro y microcósmico.
Estando, a la sazón suficientemente aclarado el
concepto de “término Universal”, “ser en sí del ente”, llegó el momento de
responder a la pregunta pendiente sobre la causa de la individualidad de los
entes. Para brindar una explicación analógica que concordase con el modelo
estructural desarrollado en la Primera Parte, en E8 se definió un “Modelo de
designio del ente externo” consistente en una esfera estratiforme en la que,
cada capa o esfera concéntrica, representa a una matriz arquetípica del
designio; tal “modelo” analógico de designio se deriva del “postulado esencial
del modelo estructural”, expuesto en E8. El designio demiúrgico es, según este
modelo, un Plan activo cuyo proyecto contempla todas las determinaciones
posibles de un ente específico: una serie de fases formales “que van del Demiurgo al ente”.
Al fin, en E9, se describió “El ser-para-el-hombre
del ente externo”, quedando en claro que la suprafinalidad del ente incluye el “principio
de individuación, el principio que permite reconocerlo como ESE ente concreto.
El designio no solo es un ser-para-el-hombre, un ser pronto a revelarse al
conocimiento humano, sino también el principio que conforma esencialmente al
ente evolutivo, el principio de su individualidad real. Todo ente admite en su
existencia dos determinaciones ontológicas: el término universal o ser en sí y
el término particular o ser-para-el-hombre. El ser en sí, causante del impulso
evolutivo, determina la existencia natural del ente, en tanto que el
ser-para-el-hombre determina su existencia individual: a la naturaleza
universal del ser en sí, en el ente específico, pone término actual la matriz
esencial del designio. Las restantes matrices arquetípicas del Plan activo
subsisten en el ente como “matrices virtuales” o determinaciones del cambio
accidental: toda cualidad, nota, propiedad, rasgo, etc., que se agregue o quite
al carácter esencial del ente en cualquier momento de su existencia, está
determinado por la actividad accidental de las matrices virtuales.
En E10 se aplicaron estos conceptos para efectuar “El
estudio analógico de un ente concreto”: el “caballo óntico” de la figura 48.
Vimos allí cómo la matriz esencial del designio caballo, subpuesta en el ente equino,
ponía término individual a la naturaleza universal con que el proceso del
Arquetipo caballo impulsaba su evolución. La “Gnoseología del designio o
ser-para-el-hombre”, explicada en E11, demuestra que el “concepto habitual” de
un ente, es decir, el concepto tajada normalmente horizontal en lenguaje
corriente, describe a la “matriz esencial” del ente: las restantes matrices
arquetípicas del designio, las matrices virtuales, están descriptas en otros
conceptos tajada distribuidos oblicuamente en el haz de planos axiales del
enlace cilíndrico o Relación.
Por último, en E12 se practicó una nueva incursión
por la Física Hiperbórea con el “Estudio analógico del designio átomo”.
Comprobamos aquí que la materia consiste de una única especie de entes, Cuyos miembros
son átomos arquetípicos individualizados según las distintas formas
accidentales de la serie formativa del designio átomo: la tabla periódica de
las substancias elementales, de la Física, no es más que una muestra incompleta
del designio átomo desplegado; los átomos de los diferentes elementos de la
tabla solo son entes individualizados según las distintas matrices arquetípicas
de la serie formativa del designio: todos los átomos que existen, cualquiera
sea su cualidad, están señalados por el Verbo del Demiurgo con la misma vox,
con el mismo designio átomo; solo varía en cada uno la actividad de la matriz
esencial.
El concepto sintético de designio demiúrgico
obtenido como conclusión, al cabo de este epítome, es el siguiente: el designio
es el ser-para-el-hombre del ente, una vox, una palabra, propuesta por el Verbo
del Demiurgo para dar existencia individual al ente y para que el ente revele esta
existencia al hombre; el designio es el término de la naturaleza universal del
ente que causa su existencia individual conforme la matriz esencial de la serie
formativa; el designio es un Plan activo consistente en una serie de fases
formales o matrices arquetípicas, una de las cuales es la matriz esencial que
causa la existencia individual de ente, y las restantes son las matrices
virtuales que determinan sus cualidades accidentales; el Plan activo se
denomina, también, “destino real del ente”; el designio es una producción del
Logos del Demiurgo y las matrices arquetípicas que integran la serie formativa del Plan
activo desarrollan una procesión que va del Demiurgo al ente; el
designio está propuesto en el ente por el Demiurgo y la matriz
esencial está subpuesta en el ente por el designio; el designio, la totalidad
de sus matrices arquetípicas, está construido por la combinación de solo diez
Arquetipos y estos, a su vez, son solo aspectos de una única mónada, imagen
perfecta de El Uno; esta mónada manifestada en la materia con sus diez aspectos se
denomina YOD: yod es la voz esencial con la cual se estructura una Lengua
Sagrada, es decir, una lengua propia de una Raza Sagrada del Demiurgo; yod es el Santo
Monosílabo de Jehová Satanás que integra toda vox y todo sermo; por eso, todo designio está escrito
en la Lengua Sagrada solo por yodim, es decir, solo por una multiplicidad de
voces yod; he aquí la Sabiduría Hiperbórea: cuando Wotan enseñó a los arios la lengua
de los pájaros, como instrumento de reorientación estratégica, como Rúnica
Noológica y arma capaz de abrir el camino del Regreso al Origen, su primera
lección fue mostrar cómo se resignaba el yod óntico, es decir, el yod
subyacente en todo designio demiúrgico; y entonces Wotan dijo que el yod se resigna
por la expresión de la RUNA ODAL, quedando así neutralizado su nefasto poder; y desde aquella primera
lección del Gran As, todo virya despierto, o iniciado hiperbóreo, dispone de la
terrible posibilidad de resignar los designios de los entes, convirtiéndose en
su Amo y Señor: la resignación de yod por la expresión de la RUNA ODAL es el secreto que
estudian, en la actualidad, los Caballeros Tirodal, secreto que permitirá a la
Runica Noológica hiperbórea superar a la cábala numeral hebrea, al final del
Kaly Yuga, en el Día del Espíritu.
F - Relación jerárquica entre designios.
Valiéndonos de la noción de designio demiúrgico
desarrollada en ‗E‘, podremos comprender la afirmación hecha en “D”: “entre el
designio del caracol y el designio de la
serpiente existe una RELACION JERÁRQUICA”.
Ante todo conviene relacionar analógicamente a la “facultad
de clasificar” que dispone el pasú, y que fue descripta en “E2” y “E3”, con la “facultad
de designar” que exhibe el Verbo del Demiurgo. El pasú, según vimos, puede operar sistemáticamente con el sujeto
cultural en la estructura cultural y “abarcar conjuntos de Relaciones bajo la
extensión de un concepto denominado clase”; en particular, “el género demuestra
así, ser solo el producto de una operación sistemática efectuada con un grupo
de conceptos tajada específicos y, por lo tanto, demuestra ser solo un “concepto
de concepto”, una “función de función”, una “clase de clases”, etc.” (página
197-202). El Demiurgo, por su parte, realiza con su Verbo una operación análoga al designar
los entes del macrocosmos, dándose el caso de DESIGNIOS QUE CONTIENEN EN SU
PLAN ACTIVO EL PLAN DE OTROS DESIGNIOS, es decir, DESIGNIOS DE DESIGNIOS: el
ejemplo clásico es el DESIGNIO PASU que contiene en su Plan a la totalidad de
designios ónticos. En este sentido, el designio pasú es un Plan que abarca a
todos los Planes de los designios ónticos del macrocosmos y es por eso que su
proyecto se denomina “microcosmos”: un reflejo o copia invertida del
macrocosmos donde están replicados estructuralmente todos sus entes. En el
designio pasú todos los restantes designios están ORDENADOS JERARQUICAMENTE
SEGUN SU FUNCION ESPECIFICA Y ESTRUCTURAL: El designio pasú, es, así, un “designio
de designios”, un Plan de Planes: un microcosmos que contiene íntegramente al
Plan del macrocosmos.
Aparte del designio pasú, que es el Plan activo de
máxima extensión que el Demiurgo ha concebido, existen incontables designios de designios; en particular
cabe destacar, como ejemplo fundamental, la relación jerárquica que guardan
entre sí los designios del caracol y de la
serpiente: el designio del caracol es un designio de
designio cuyo Plan abarca al Plan del designio de la serpiente, tal como se
muestra en la figura 52-b. Vemos allí que solo un conjunto de matrices
arquetípicas, de la serie total de fases formativas del designio caracol,
constituye el Plan del designio serpiente: este designio está claramente
contenido en el designio caracol, el cual lo abarca dentro de su Plan.
Pero el hecho de haber tomado como ejemplo a estos
dos designios particulares no carece de significado. La Sabiduría Hiperbórea,
en efecto, afirma que el designio caracol, y el designio serpiente que le está
subordinado, OCUPA UNA POSICION SOBRESALIENTE DENTRO DEL DESIGNIO PASU PORQUE
EN TAL DESIGNIO SUBYACE EL PRINCIPIO CONFORMADOR DEL MOVIMIENTO ENERGETICO DE
CUALQUIER NATURALEZA QUE ESTE SEA. ¿Qué quiere decir esto? Respuesta: que el
movimiento de la energía siempre sigue una ley formal cuya descripción
corresponde con alguna matriz arquetípica del designio caracol. De acuerdo con
lo visto en “C”, por ejemplo, sabemos que la energía astral macrocósmica y la
energía psíquica microcósmica se rigen por leyes cuya forma subyace en el
designio del caracol, en tanto que la energía vital macro y microcósmica se
rige por leyes formuladas en el designio de la serpiente: la relación
jerárquica entre ambos designios y su influencia sobre tales tipos de energía
se ha representado en la figura 52-a.
En general, la Respuesta anterior nos dice que la
forma adoptada por el movimiento energético en cualquier fenómeno se rige
NECESARIAMENTE por el designio caracol o por el designio serpiente: ello se
debe a que la forma energética se conforma con alguna matriz arquetípica
subpuesta perteneciente a la serie formativa de dichos designios, CUALQUIERA
SEA LA NATURALEZA ARQUETIPICA QUE IMPULSA LA EVOLUCION DE UN ENTE, POR EJEMPLO,
CABALLO, PERRO, O PEZ; JUNTO A LA MATRIZ ESENCIAL DE SU DESIGNIO, QUE LO
INDIVIDUALIZA COMO CABALLO, PERRO, O PEZ, SUBSISTEN SUBPUESTAS LAS MATRICES
ARQUETIPICAS DEL DESIGNIO CARACOL (O SERPIENTE) QUE RIGEN LA TOTALIDAD DE LOS
MOVIMIENTOS ENERGETICOS DE LOS ENTES MENCIONADOS.
Figura 52 (a y b)
A las matrices arquetípicas del designio caracol
que determinan la forma del movimiento energético, psíquico o vital (calórico,
eléctrico, químico, hidráulico, mecánico, etc.) la Sabiduría Hiperbórea las
denomina MATRICES FUNCIONALES. De aquí que el “símbolo sagrado del pasú
representado en la figura 41 como signo espiral, sea considerado “LA MATRIZ
FUNCIONAL DE LA LEY DE EVOLUCION”.
El designio pasú es un designio de designio que
contiene al designio caracol. Esto quiere decir que en todo ente orgánico de la
fisiología microcósmica, donde tenga lugar un movimiento energético de
cualquier naturaleza, está subpuesta alguna matriz funcional con la cual se
conforma la variación del fenómeno. En particular, la ley que rige el desarrollo
de la esfera de conciencia del pasú, objetivo microcósmico de su finalidad, es
la “ley de evolución”, la cual se conforma con la matriz funcional ESPIRAL del
designio caracol. Un pasú específico que evoluciona de acuerdo al impulso del
Arquetipo Manú es decir, un microcosmos potencial, se individualiza por la
acción de la matriz esencial del designio pasú subpuesta en el ente
microcósmico, a cuya naturaleza humana termina y da forma particular: la matriz
esencial del pasú es, así, un Plan individual para realizar la evolución
completa del microcosmos. Y, dentro del Plan en que consiste la matriz
esencial, el puesto extremo está ocupado por la esfera de conciencia, por ser
su evolución el objetivo microcósmico de la finalidad del pasú. Resulta, así,
que la esfera de conciencia, por ser energética, evoluciona, “se mueve”, de
acuerdo a la ley espiriforme de la matriz funcional y, por ocupar tal esfera un
puesto extremo en la matriz esencial del designio pasú, resulta asimismo que el
“símbolo espiral” ha de ocupar un PUESTO CENTRAL en la esfera de conciencia, el
lugar de un CENTRO DE REFERENCIA DE SI MISMO. De allí que el símbolo espiral no
solo sea la forma de la matriz funcional de la ley de evolución que rige el
progreso de la esfera de conciencia sino que constituye fundamentalmente el símbolo sagrado del pasú, es
decir, el símbolo con que el pasú se representa a sí mismo cuando el sujeto
consciente reflexiona toda la esfera de conciencia para autoinspeccionarse.
Pero semejante reflexión, y su expresión conceptual equivalente, significa el
CONCEPTO DE ENERGIA, lo que no puede ser de otro modo puesto qué el símbolo
espiral, producto de tal reflexión, es la forma de la matriz funcional que rige
el movimiento evolutivo de la energía de cualquier naturaleza.
Figura 53
Figura 54
Esto ya fue adelantado en el artículo “C”, “Esquema
de sí mismo y energía psíquica”, de la Primera Parte: “Este concepto es el de
ENERGIA al que se pretende derivar de otros entes por desconocerse cual es el
verdadero esquema del que procede. Pero, sin importar a cuál ente lo APLIQUE la
Ciencia, EL CONCEPTO DE ENERGIA EXPRESA EL SIGNIFICADO DE LA ESFERA DE
CONCIENCIA”. Podemos agregar ahora: Y A TAL CONCEPTO, EL PASU LO EXPRESA
MEDIANTE EL SIGNO DEL ESPIRAL. En la figura 53 se puede observar una típica
proyección petroglífica del símbolo
sagrado del pasú mediante el signo del espiral; las tres
espirales excéntricas de la izquierda, como es natural, representan las tres
esferas psíquicas y, también, a la energía. La figura 54, por otra parte,
muestra la sección esquemática del oído humano, pudiéndose apreciar a la
derecha una cavidad en forma de caracol: siendo el oído un órgano sensorial
cuya función consiste en percibir las variaciones de la ENERGIA ACUSTICA, no
debe extrañar que su respuesta obedezca a una ley espiriforme: en la figura 55
puede verse un esquema auditivo convencional del caracol, graduado en
decibeles.
Figura 55
Y el del oído es solo uno de los múltiples ejemplos
que podrían aportase para demostrar la influencia conformadora que las matrices
funcionales del designio caracol ejercen sobre los fenómenos energéticos del
microcosmos: bastará, para dar una idea de esta influencia, con mencionar dos
casos extremos: la DOBLE HELICE de la estructura molecular de los ácidos nucleicos
y la ESPIRAL de Kundalini, la energía ígnea que se encuentra enrollada “como
una serpiente” bajo el muladhara chakra; la explicación de por qué el logos
plasmador microcósmico Kundalini suele ser percibido con forma serpentina se
brindará en el tomo cuarto.
Una prueba de que en un remoto pasado todo esto era
conocido la constituye la raíz común que en griego tienen las palabras SPEIRA y
SPERMA. Speira, en efecto, quiere decir: ESPIRAL, CURVA DE UNA SERPIENTE;
mientras que sperma significa: SEMILLA, SIMIENTE, GERMEN, ETC. Vemos, así, que
en la Antigüedad existía un vínculo entre los conceptos de “germen” y “espiral”
lo cual está muy cerca del concepto de la Sabiduría Hiperbórea que afirma que
el proceso con que se desarrolla un “germen” sigue una ley en “espiral”,
contenida en el designio “serpiente”.
G - Estudio analógico del designio pasú.
En la figura 56 vemos un esquema semejante al de
las figuras 48 y 51, en el que se ha representado analógicamente, mediante el
modelo de designio desplegado, el principio de individuación del designio pasú.
A la naturaleza humana, que el Arquetipo Manú otorga al microcosmos potencial,
pone término individual la matriz esencial subpuesta por el Logos demiúrgico:
existe, así, el pasú, el animal hombre que progresa evolutivamente hacia la
entelequia Manú o microcosmos actual. A cada lado de la matriz esencial se
observan las matrices virtuales consecutivas que determinan las cualidades
accidentales del pasú individual y su destino real.
Ahora bien: sabemos que la finalidad del pasú
apunta a alcanzar la entelequia Manú y que para ello, en el Plan activo del
designio pasú, se propone un objetivo microcósmico: desarrollar la esfera de
conciencia hasta conseguir la autonomía óntica. Puede afirmarse pues, que el
progreso evolutivo del pasú se mide en todo momento en relación al grado de
desarrollo logrado por su esfera de conciencia. Con otras palabras, los grados
sucesivos de progreso que va alcanzando el pasú en su evolución son expresión
directa de los grados de desarrollo de su esfera de conciencia.
Pero, por una parte, ocurre que el progreso
evolutivo sigue una ley espiriforme análoga a la curva helicoidal “ELIX” de la
figura 56, que va del Arquetipo Manú al ente humano y que representa el impulso
dado a su naturaleza específica por el ser universal. Y, por otra parte, sucede
que “LA HISTORIA DEL MICROCOSMOS, CUYA LINEA SUBJETIVA CONSTITUYE LA CONCIENCIA
DEL PASU, ES EL ESQUEMA DE SI MISMO O ESFERA DE CONCIENCIA”; “La historia del
microcosmos es, así, un esquema en permanente construcción al que denominamos
esfera de conciencia” (página 64). Es evidente, pues, que la helicoide
evolutiva de la figura 56 y la “línea subjetiva” que constituye la historia del
microcosmos son una y la misma cosa; por eso, sobre la escala gradual de
momentos progresivos, se agregó la leyenda: “historia individual del pasú”.
El desarrollo de la esfera de conciencia, que es un
fenómeno energético, se conforma según la matriz funcional de la ley de
evolución del designio caracol: la esfera de conciencia progresa hacia la
autonomía óntica siguiendo una trayectoria análoga a la curva ELIX de la figura
56, curva que representa, entonces, al “hilo de la conciencia”, a la
continuidad histórica del sujeto anímico consciente. Este proceso evolutivo de la esfera de conciencia, de
acuerdo con lo visto, es vivenciado por el pasú con “un símbolo sagrado” que se expresa
como signo espiral: el símbolo sagrado del pasú emerge a la conciencia cuando este efectúa una reflexión sobre
sí mismo, cuando aprehende al esquema de sí mismo, es decir, cuando el sujeto
consciente piensa la esfera de conciencia como objeto de su pensar; entonces “ve”
al símbolo sagrado de sí mismo, a la espiral continua de su propia historia.
Figura 56
Tal reflexión puede interpretarse análogamente en
la figura 56 imaginando que miramos desde el pasú, es decir, desde la esfera
central mas oscura, hacia el plano arquetípico, en forma paralela al eje del
tiempo trascendente (TT); si el hilo de la conciencia, la historia del
microcosmos, es un proceso continuo que va del pasú al Arquetipo, simbolizado
en la figura por la curva ELIX ¿qué veríamos al mirar del modo indicado?
Respuesta: una espiral plana, vale decir, el símbolo sagrado del pasú, la
expresión de sí mismo. Semejante visión está representada en un recuadro
aparte, bajo el título “tapasigno del registro óntico”, y es idéntica a la
figura 41.
En este ejemplo cabe destacar que, por girar
helicoidalmente en torno al eje del tiempo trascendente, cada punto de la
curva, es decir, cada “momento” de la conciencia, es perpendicular a dicho eje
o, lo que es lo mismo, EN CADA INSTANTE LA CONCIENCIA ES TRANSVERSAL AL TIEMPO
TRASCENDENTE. Y tal hecho corresponde analógicamente con la realidad puesto que
la conciencia del pasú es “tiempo inmanente” una especie temporal propia de la
esfera de conciencia, del interior del microcosmos óntico, que fluye
transversalmente al sentido del tiempo trascendente del macrocosmos. Debemos
notar, empero, que esta correspondencia analógica entre la curva ELIX y el hilo
de tiempo inmanente de la conciencia del pasú es una característica que
diferencia fundamentalmente a la figura 56 de las figuras 48 o 51: en ellas, la
curva helicoidal representa al “impulso evolutivo” de la naturaleza arquetípica
universal de los entes específicos, caballo o átomos, que no posee carácter
temporal propio. La curva ELIX, por el contrario, expresa la serie temporal del
tiempo inmanente porque la evolución progresiva del pasú apunta particularmente
a su autonomía óntica, a la consecución de un “tiempo propio” del microcosmos
que lo contenga y abarque desde adentro”, un tiempo íntimo, esencialmente
diferenciado del tiempo trascendente del macrocosmos por efecto de su principio
de anisotropía. Notemos, por último, que un tiempo tal, íntimo del ente, ha
sido representado en la figura 56 como curva exterior al ente, proyectada en el
espacio analógico del macrocosmos; esto debe ser interpretado así: la curva
ELIX, tomada en toda su extensión como en la figura 56, solo representa a la “historia”
de la esfera de conciencia y por eso su representación solo puede ser UN
RECUERDO, el REGISTRO del acontecer de la conciencia; entonces, solo es actual
el punto de la curva, el instante, que coincide con el ente: los restantes
puntos corresponden a instantes pasados.
H - El sentido como camino.
Al estudiar la alegoría del Yo prisionero (página
152) quedó en claro que la Canción de A-mort de los Siddhas persigue dos
objetivos: primero, despertar y, segundo, “orientar” al Yo del virya perdido.
Con respecto al primer objetivo, “despertar”, estamos ahora mejor informados
sobre qué se requiere interna y externamente para ello: a partir de aquí, sin
embargo, no debemos olvidar ambos objetivos pues el “símbolo sagrado del virya”, tirodinguiburr, a cuyo significado nos aproximaremos en el tomo
séptimo, permite igualmente alcanzarlos. Empero, para que dicho significado
resulte, entonces, claro, habrá que definir previamente ciertos conceptos
fundamentales.
Ante todo, observemos que el proceso energético de
producción de un pensamiento consciente puede ser visto, también, en forma
alegórica. Tal punto de vista tiene la ventaja de que permite inducir una idea
de la mayor importancia cual es el concepto del SENTIDO COMO CAMINO. El
sentido, en efecto, es análogo a un camino, a una vía para progresar en la
conciencia de las cosas. Más, para comprender el alcance macrocósmico de esta
analogía, es necesario, como de costumbre, comenzar por la estructura psíquica
del microcosmos; más precisamente: por el significado.
Reparemos en la figura 21. En ella está
representado el momento en el que el sujeto cultural, apelando a su facultad
traductiva, ha notado el sistema xx en el contexto significativo de un lenguaje
habitual y lo ha tornado horizontal, sobre el plano (STT) PARA REFERIRLO AL
UMBRAL DE CONCIENCIA ψ. El símbolo I, que imita al concepto xx notado, SE DIRIGE así hacia él mismo, hacia
el esquema de sí mismo, y emerge en la esfera de luz como representación
consciente. Alegóricamente podemos suponer que la facultad traductiva HA
SEÑALADO UN CAMINO APRIORl PARA QUE SEA TRANSITADO POR EL SIMBOLO I DURANTE SU EMERGENCIA.
Ahora bien, Lo QUE EFECTIVAMENTE VARIA EN EL
PENSAMIENTO RACIONAL DE UN ESQUEMA, POR EFECTO DE LA FACULTAD TRADUCTIVA, ES LA
CODIFICACION DEL SIGNIFICADO, ES DECIR, EL CONCEPTO TAJADA: al optar por el
plano de significación tal o cual, se elige un lenguaje determinado en cuyo
contexto el concepto xx adquiere significado; el símbolo I, que lo imita, posee el mismo
fundamento significativo cuando emerge en dirección al umbral de conciencia,
vale decir, cuando transita por el CANINO DEL SIGNIFICADO. Esta alegoría es
válida porque la facultad traductiva, según vimos, abre un camino al símbolo
emergente CUYA DIRECCION DEPENDE DEL SIGNIFICADO.
Pero la alegoría se acaba con la confirmación de
que el significado es análogo a un camino que el símbolo emergente recorrerá a
posteriori. Mientras el símbolo I emerge por su “camino” observemos qué ocurre bajo el plano de
significación (STT), en la “esfera de sombra profunda”. De acuerdo con lo visto
en el comentario Décimo (página 207) sabemos que “bajo el plano de
significación horizontal del lenguaje habitual, empleado por la facultad
traductiva del sujeto cultural para notar un sistema xx, existen potencialmente
múltiples planos de significación sobre los que se expanden sendos lenguajes
virtuales”. Extendiendo la alegoría a tales planos virtuales de significación,
podernos afirmar que: BAJO EL PLANO (STT) DEL CONCEPTO XX, VALE DECIR, ANTES
DEL COMIENZO DEL CAMINO SIGNIFICATIVO QUE SIGUE EL SIMBOLO I, EXISTEN MULTIPLES “CAMINOS”
POTENCIALES QUE PODRIAN SER ACTUALIZADOS POR LA FACULTAD TRADUCTIVA Y
RECORRIDOS POR EL SIMBOLO I EN SU EMERGENCIA. El “camino del significado”, que sigue I para emerger a la conciencia,
es solo uno entre muchos posibles: un camino que empieza en la frontera entre
el inconsciente profundo (a, b) y el inconsciente superficial (c), y que
concluye en el umbral de conciencia ψ , o sea, un canino que va de la
inconsciencia a la conciencia; pero antes del comienzo de tal camino, en la
región (a, b) del inconsciente profundo, existen “múltiples caminos” que se
conectan (en el núcleo axial de connotación) con este “camino principal”
elegido por la facultad traductiva para que sea recorrido por I. Como imagen alegórica puede
suponerse que el comienzo del camino principal, seguido por I, es un nudo vial en el que
convergen y se unen los extremos de una pluralidad de caminos secundarios.
Esta imagen alegórica total, del camino principal
unido en un nudo con los restantes caminos significativos posibles, era
perfectamente válida para el pasú. En el virya perdido, sin embargo, hay que
tomar en consideración la modificación introducida por la “clave genética” de
los Siddhas Traidores al mutar permanentemente el designio humano. Según se
explicará más adelante, la introducción del Símbolo del Origen en el microcosmos
DETERMINA LA DISPOSICION TOPOLOGICA DE LOS CAMINOS POTENCIALES DEL SIGNIFICADO.
Mas la forma que dichos caminos se ven obligados a trazar no interesa por
ahora, sino destacar que tal modificación se efectuó con criterio kármico o,
mejor dicho, que el mecanismo ideado a la medida de los viryas, arranca en tal
modificación: aquí está la clave, el secreto, que convierte a los Siddhas
Traidores en los Señores del Karma; clave que solo puede ser revelada
alegóricamente; secreto que Ellos denominan LLAVE KALACHAKRA.
Siendo el sentido la expresión del significado no
debe extrañar que la alegoría vial pueda extenderse al macrocosmos. Para
comprobarlo solo hay que recordar las correspondencias analógicas entre micro y
macrocosmos sintetizadas sinópticamente en las figuras 38 y 39. Sabemos, en
efecto, que el primer “sentido” puesto en los entes es el que expresa el pasú
exteriormente al proyectar objetos culturales; el sentido de tales objetos se
encuentra DIRIGIDO, por el dolor humano, hacia el “umbral del sentido”, al que
atraviesan para emerger en la Conciencia del Demiurgo: este trayecto
es, evidentemente, también análogo a un camino y podría ya hablarse de un “camino
del sentido”, es decir, de una ruta seguida por el sentido al transformar al
ente inconsciente en objeto cultural consciente, en idea macrocósmica distinta
y clara. Sin embargo, con todo lo sugestiva que parezca, no estamos aquí frente
a una correspondencia estricta sino ante una mera aproximación, ante una
analogía de grado menor. Lo entenderemos si recordamos que la emergencia de un
símbolo I en el
microcosmos (figura 39) NO ES simplemente ANÁLOGA a la emergencia de un “objeto
cultural” en el macrocosmos sino a la de un HECHO CULTURAL, es decir, ES
ANALOGA a la emergencia de una superestructura de objetos culturales y hombres.
El “camino del significado”, seguido por I en el microcosmos, es pues
análogo al “camino del sentido” seguido por un hecho cultural al tornarse
consciente para el Demiurgo.
Naturalmente, la coexistencia en el mundo astral profundo de
múltiples espacios de significación potenciales, permite afirmar análogamente
que el “camino del sentido” comienza en un nudo vial donde se juntan los
extremos de otras tantas rutas provenientes del sentido potencial que PODRIA
tomar el contexto habitual del mundo exterior; contexto del macrocosmos que
sostiene y da sentido al propio microcosmos, en una suerte de feedback
significado-sentido micro-macrocósmico. Y nos encontramos otra vez en pleno
terreno del Terrible Secreto de Maya.
Finalmente, la alegoría del significado como camino
será más exacta si la comprendemos desde el punto de vista de la Potencia y el
acto. Tal como vimos en la Primera Parte, y tal como fue demostrado con mayor
detalle en el artículo ‗C‘, la energía psíquica (Ep) que ACTIVA a todo símbolo
emergente I es un producto de la potencia activa (w) de las Relaciones de la
estructura cultural. Esto quiere decir que la energía psíquica es un ACTO de la
potencia (w) y que, por consiguiente, el significado también lo es. Vale decir:
el significado solo puede ser actual: un significado “potencial” no significa
nada; lo mismo puede decirse del “camino” que éste transita: un “camino” solo
puede ser actual, solo puede existir si es “caminado”; como dijera el poeta
Machado: “no hay camino, se hace camino al andar”. ¿Cómo es, entonces, que
hemos hablado de “caminos potenciales”, caminos que PODRIA tomar el símbolo I en su emergencia SI FUESEN
ACTUALIZADOS por la facultad traductiva? Respuesta: porque el concepto de “caminos
potenciales” es imprescindible para explicar la alegoría del “significado como
camino”, aunque al emplearlo estamos, en verdad, otorgando significado a algo que
solo es concebible como posibilidad; el camino REAL es el ACTUAL: los “caminos
potenciales” son IRREALES, aunque posibles.
Lo mismo puede afirmarse del sentido como camino:
de todos los caminos posibles solo es real el camino seguido por el hecho cultural
actual. Los temas examinados en los próximos artículos ayudarán a aclarar esta
definición.
I - Los Siddhas Traidores resignan el símbolo sagrado del pasú.
Comencemos por establecer los siguientes
principios, ya demostrados precedente El SIMBOLO SAGRADO DEL PASU” ES LA
REPRESENTACION SEMICA DEL NEXO QUE UNE EN TODO INSTANTE AL PASU CON EL
ARQUETIPO MANU. SU EMERGENCIA INTERIOR EQUIVALE A LA MANIPESTACION DEL MAS
POTENTE MITO, CUAL ES EL DIOS DEL ENTE MICROCOSMICO, EL MANU, EL ARQUETIPO DE SI
MISMO. EL PASU RARA VEZ ESCAPA AL PROCESO DE ESTE SIMBOLO; ANTES BIEN EL SUJETO
CONSCIENTE SUCUMBE A SU FAGOCITACION Y ACABA IDENTIFICADO CON EL MITO. POR OTRA PARTE,
CUANDO EL PASU PROYECTA SU SIMBOLO SAGRADO MEDIANTE LA EXPRESION DEL SIGNO
ESPIRAL, ESTABLECE UN NEXO EXTERNO CON EL ARQUETIPO MANU: POR ESE MOTIVO ESE
SIGNO ERA EMPLEADO EN LA MAS REMOTA ANTIGUEDAD COMO “PLANO SAGRADO” DE TEMPLOS
O PARA SENALAR LOS SITIOS DE CULTO, LAS CAVERNAS, POR EJEMPLO.
Y ELLO NO CARECIA DE FUNDAMENTO, PORQUE EL SIMBOLO
SAGRADO. DEL PASU ES EN VERDAD EL PLANO DE SI MISMO. LA BASE DEL TEMPLO
INTERIOR: SU PROYECCION EXTERNA, SOBRE UN ENTE, ES UNA EXTERIORIZACION DE SI
MISMO, UN RECONOCIMIENTO EXTERIOR DEL PROPIO LLEGAR A SER, DE LA ENTELEQUIA
MANU; ES VER A “DIOS” (EL DEMIURGO, EL UNO, EL MANU, ETC) EN SI MISMO Y PODERLO COMUNICAR. NATURALMENTE, PARA
COMPRENDER ESTE PODER DEL SIMBOLO SAGRADO HAY QUE SUPONER QUE EN EL CENTRO DEL
SIGNO ESPIRAL ESTA EL PUNTO INDISCERNIBLE, EL OJO DE ABRAXAS, EL NEXO ENTRE EL
PLANO FISICO Y EL METAFISICO POR DONDE LOS ARQUETIPOS SE MANIFIESTAN EN EL
MUNDO; ES DECIR: EN EL CENTRO DEL ESPIRAL ESTA EL YOD.
Ahora bien, si la espiral del símbolo sagrado del pasú
representa al hilo de la conciencia, ello quiere decir que se trata de UN HILO
DE SIGNIFICADO CONTINUO. Pero, tal como vimos en H, el significado es análogo a
un camino. Resulta, pues, que el símbolo
sagrado apercibido por el pasú durante su reflexión de sí
mismo es la configuración del camino significado por su progreso evolutivo.
Observemos nuevamente la figura 56; la curva helicoidal “ELIX” que va del
Arquetipo Manú hasta el pasú individual es el desarrollo análogo del símbolo sagrado del pasú, la
línea que representa al hilo de la conciencia, vale decir, “un hilo de
significado continuo”. Por lo tanto, dicha curva representa un camino, EL
SENDERO EVOLUTIVO DEL PASU. Más ¿qué significa dicho camino? Respuesta: que
para el pasú, definido como “un ente evolutivo a cuya naturaleza humana
universal o ser en sí del Arquetipo Manú pone término individual la matriz
esencial del designio pasú”, NO EXISTE NINGUNA POSIBILIDAD DE EXTRAVIO
OBJETIVO: el CAMINO hacia la concreción de su finalidad está determinado
teleológicamente por la entelequia Manú que subsiste en sí mismo como “ser en
si del pasú siendo imposible que éste pueda apartarse en algún momento del
proceso evolutivo de su propio ser. El pasú, así, solo conseguirá atrasarse o
adelantarse RELATIVAMENTE en su progreso hacia la perfección final pero no
podrá jamás, por alguna determinación surgida de sí mismo, apartarse del camino
hacia la entelequia, salirse de la ley de evolución, dejar de transitar el
sendero prefigurado en el símbolo
sagrado espiriforme. Y la RELATIVIDAD de su progreso se
entiende, desde luego, con respecto al grado evolutivo de su comunidad
cultural, medido en la escala gradual de momentos progresivos de los entes.
Para el pasú, en fin, solo cabe el progreso, lento o rápido, hacia la
entelequia transitando por el “sendero de la evolución”, SIN QUE EXISTA NINGUNA
POSIBILIDAD DE EXTRAVIO OBJETIVO: el impulso del Arquetipo Manú, conformado por
la matriz funcional de la ley de evolución, es una fuerza ontológica imposible
de evitar desde lo óntico. Como el tren que puede o no llegar a horario a su
última estación pero que no puede jamás apartarse del camino fijo que conduce
DIRECTAMENTE a ella, así el pasú está obligado, por la determinación ontológica
del Arquetipo Manú, a moverse y progresar hacia su finalidad, a la cual
alcanzará más tarde o más temprano, siguiendo una ruta fija, un camino
prefigurado en el símbolo sagrado del pasú y figurado en el signo espiral.
Esta respuesta se entenderá mejor si consideramos
al sujeto anímico como el SUJETO EVOLUTIVO DEL PASU, es decir, el sujeto del cambio
progresivo hacia la entelequia Manú, aquella parte del alma que experimenta y
exhibe la evolución progresiva. El sujeto anímico, en efecto, cuyo
campo de manifestación consiste en la estructura psíquica, se desplaza siempre
SOBRE el camino significativo de la curva ELIX (ver figura 56) y ese mismo camino
siguen también la totalidad de los fenómenos psíquicos: el sujeto racional o
razón, contribuye con el movimiento de sus operaciones a la evolución de la
estructura cultural, pudiéndose representar tales movimientos por arcos de la
curva ELIX; la actualización de los Arquetipos invertidos de la memoria
arquetípica sigue la misma ley y por eso los Principios y Relaciones de la
estructura cultural se construyen con símbolos que son transferidos desde la
memoria arquetípica conforme a trayectorias en arcos de ELIX; el desplazamiento
del sujeto cultural sobre la estructura cultural se realiza siempre al hilo del
significado continuo, vale decir, tomando por el “CAMINO DE ELIX”; y también
siguen una trayectoria conforme a la espiral todos los símbolos que emergen
hacia el umbral de conciencia tales como el “I” de la figura 21. Pero aquí conviene detenerse
para obtener una importante aclaración. El objetivo microcósmico de la
finalidad del pasú es la autonomía óntica y, para conseguirlo, es necesario
desarrollar completamente la esfera de conciencia ¿cómo se inicia tal
desarrollo? Respuesta: En el designio pasú, “en un punto de la serie formativa
que integra su Plan, está designado el momento preciso en que el pasú efectuará
el descubrimiento de sí mismo y dará comienzo a su historia, es decir, a la
esfera de conciencia. En ese momento, y en todos los casos subsiguientes en que
experimente semejante percepción, ocurre una INTUICION DE LA AUTONOMIA ONTICA,
la cual, naturalmente, es a menudo interpretada como mera diferenciación sujeto
objeto. La “posibilidad de autonomía óntica” causa una impresión altamente
conmocionante que es interpretada por la razón como esquema del designio propio
y traducida por el sujeto cultural como el símbolo cuya emergencia da lugar a
la formación de la esfera de conciencia: EL SIMBOLO DE LA AUTONOMIA ONTICA ES
EL PRIMERO EN EMERGER CON ENERGIA TRANSVERSAL; PERO ESA EMERGENCIA PRIMORDIAL
NO SE EFECTUA “EN” EL TIEMPO INMANENTE PUES EL SUJETO CONSCIENTE AUN NO EXISTE,
SINO QUE ES EL MISMO SUJETO QUIEN, POR CAUSA DE LA PRIMERA INTENCION
CONMOCIONADA, SE DIRIGE HACIA UNA ZONA SUPERIOR DE LA PSIQUE Y ALLI COLOCA AL
SIMEOLO COMO “CENTRO DE REFERENCIA DE SI MISMO”; A PARTIR DE ESTE SIMBOLO SE
ESTRUCTURA LUEGO EL ESQUEMA DE SI MISMO O HISTORIA DEL MICROCOSMOS” (página
124). Más ¿cuál es este “símbolo de la autonomía óntica”, cuya emergencia
primordial causa la existencia y posterior evolución de la esfera de
conciencia? Respuesta: EL SÍMBOLO
SAGRADO DEL PASU, representado en la figura 41 como el
SIGNO ESPIRAL: un símbolo conformado por una matriz funcional del designio
caracol conocida como “ley de evolución”.
Cabe agregar que con la expresión “CAMINO DE ELIX”
se quiere significar abreviadamente “CAMINO CON FORMA DE CURVA ELIX”. Con el
mismo criterio se dirá también “CAMINO ELIX”. Ambas expresiones, “CANINO DE
ELIX” y “CAMINO ELIX” se emplearán indistintamente en adelante, siendo su
significado el ya explicado.
Comprendemos ahora, mejor, por qué la apercepción
que el pasú efectúa de sí mismo corresponde al símbolo sagrado espiriforme:
porque tal símbolo constituye el fundamento de la esfera de conciencia, el “centro
de referencia” de todo símbolo emergente en torno al cual se construye el
esquema de sí mismo. Y todo símbolo emergente, necesariamente, sigue el camino
de ELIX que conduce y culmina en dicho centro de referencia. El sujeto
consciente, entonces, se desplaza también sobre el camino de ELIX; y esto no
podía ser de otra manera, puesto que el sujeto racional, el sujeto cultural, y
el sujeto consciente, son manifestaciones de un mismo sujeto anímico en distintas
estructuras, a las cuales accede sin perder su continuidad esencial
desplazándose por el camino de ELIX.
Analógicamente, la situación del sujeto consciente,
la expresión más evolucionada del sujeto anímico del pasú, puede determinarse como sigue: el sujeto consciente se halla
situado sobre el camino de ELIX, en un sector extremo del mismo radicado en la
profundidad del ente; puede, pues, observar en dos direcciones, aunque su
mirada se encuentra habitualmente dirigida hacia el umbral de conciencia, como “sujeto
en presente extensivo (S.P.E.) (ver figura 25); como (S.P.E.) el sujeto
consciente mira en la dirección del Arquetipo Manú, ubicado en el origen del
camino de ELIX: hasta él podría llegar nuevamente el sujeto anímico en un solo
movimiento CONTINUO Y DIRECTO, SIN POSIBILIDAD DE “EXTRAVIO OBJETIVO”, puesto
que el camino de ELIX no se interrumpe en ningún lugar sino que consiste en una
curva helicoidal de significación continua; más si el sujeto consciente mira en
la otra dirección, es decir, hacia la entelequia Manú, podrá localizar su
propio centro de referencia y apercibir el símbolo sagrado de su llegar a
ser, el símbolo de sí mismo, que no es otro más que la continuación de ELIX
hasta la entelequia potencial, basta YOD; o sea: el resto de la espiral
evolutiva, prefigurada desde un principio en el destino real de su designio
como “posibilidad de autonomía óntica” o concreción de la finalidad
De todo esto lo que nos interesa ahora es la
conclusión de una respuesta anterior: para el pasú “NO EXISTE NINGUNA
POSIBILIDAD DE EXTRAVIO OBJETIVO” pues el sujeto anímico, y todo su ser
evolutivo, se desplaza sobre el camino de ELIX, un sendero continuo y DIRECTO
desde el Arquetipo Manú hasta su entelequia.
Esta conclusión nos va a permitir comprender con
más exactitud la técnica de la clave genética. Comencemos por un concepto ya
expuesto en la Primera Parte: “la falla evolutiva del pasú, que motivó la
intervención de los Siddhas Traidores, acorde con el Demiurgo, radicaba en la
escasa evolución de su esfera de conciencia; pero, según acabamos de ver, tal
evolución depende en gran medida del descubrimiento de sí mismo, es decir DE
QUE EL DESIGNIO PASU REVELE EN ALGUN MOMENTO LA POSIBILIDAD DE AUTONOMIA ONTICA
(el símbolo sagrado del pasú, el signo espiral); entonces, es evidente que en esa fase del
Plan (la matriz funcional de la ley de evolución) ha de haberse producido la
más importante intervención de los Siddhas Traidores. Y, en verdad, así ha
ocurrido. Los Siddhas Traidores, ante la imposibilidad de modificar de algún
modo los Arquetipos universales, que están sostenidos directamente por la Voluntad de El Uno, decidieron
operar sobre el designio pasú, modificando permanentemente el destino del
animal-hombre; por ese camino esperaban conseguir un rápido desarrollo de la
esfera de conciencia del pasú, objetivo que efectivamente se cumplió” (página
124). En el artículo ‗F‘, en la misma página, se explicó de qué modo, mediante
la “clave genética los Siddhas Traidores modificaron el designio pasú:
resignando la matriz funcional de la ley de evolución con el Símbolo del Origen.
Recordemos aquella definición, a la que se hallará
ahora dotada de mayor y más sugestivo sentido: ...”el Manú-Siddha Traidor,
administra al pasú, durante el maithuna, el conocimiento de un designio
modificado EN EL CUAL EL SIMBOLO DE LA AUTONOMIA ONTICA (o matriz funcional de
la ley de evolución) HA SIDO SUSTITUIDO COMO INDUCTOR DE SI MISMO POR EL
SIMBOLO INCREADO DEL ORIGEN. Pero el símbolo de la autonomía óntica (el símbolo sagrado del pasú) no ha
sido eliminado sino RESIGNADO con el Símbolo
del Origen, alterándose con ello su función de inducir el
descubrimiento de sí mismo, el cual sería desde entonces determinado por el Símbolo del Origen”.
“El motivo de tal resignación obedece a la segunda
fase del Plan de los Siddhas Traidores, es decir, al encadenamiento espiritual;
porque aquí, en la resignación del símbolo
sagrado del pasú con el Símbolo del Origen, SE APRECIA MEJOR
QUE EN NINGUN OTRO ACTO LA GENIALIDAD INFERNAL DE LOS SIDDHAS TRAIDORES: EN
EFECTO, DESDE ENTONCES, EL VIRYA YA NO TENDRIA “QUE DESCUBRIR”, COMO EL PASU,
EL SÍMBOLO DE LA AUTONOMIA ONTICA PARA INICIAR LA FORMACION DE LA ESFERA DE
CONCIENCIA SINO QUE EL SIMBOLO DEL ORIGEN “SERIA DESCUBIERTO” POR EL ESPIRITU
ESFERA REVERTIDO Y EI SIN SABERLO, DESARROLLARIA PODEROSAMENTE LA ESPERA DE
CONCIENCIA. La iniciativa evolutiva sería, así, cedida al Espíritu encadenado,
al Yo perdido, en tanto que el
alma, que le serviría de asiento, recibiría la
evolución; y el hombre semidivino, el virya, habría de exhibir la permanente
dualidad del alma y el Espíritu”.
“Finalmente, cabe agregar que el Símbolo del Origen, al reflejar el
Yo Infinito, señala el comienzo de la historia del microcosmos o conciencia: el
esquema de sí mismo se estructura, entonces, en torno al Símbolo del Origen. Pero, al emerger
el Símbolo del Origen, lo hace transversalmente, transportado por el sujeto consciente que
así se manifiesta por primera vez; y, como el Símbolo del Origen refleja al Yo
Infinito y manifiesta un Yo EN el virya, se entiende que desde un primer
momento el sujeto consciente y el Yo se encuentran identificados, confundidos
profundamente. Más la confusión entre lo anímico y lo espiritual es una condición necesaria en el Plan de los Siddhas
Traidores, para que el Espíritu Impulse la evolución del alma”. (página 124).
Con la resignación del símbolo sagrado del pasú por el Símbolo del Origen se concreta el
encadenamiento espiritual y el pasú se convierte en virya: aparece, entonces,
un Yo, reflejo del Espíritu eterno, identificado con el sujeto consciente y
sumido en su temporalidad inmanente. Y este Yo, al que se UTILIZA para
desarrollar la esfera de conciencia, no consigue jamás descubrir el Engaño: no
logra salir de su confusión con el sujeto consciente y, lo que es peor, NO
LOGRA VISLUMBRAR NI SU PASADO NI SU FUTURO EVOLUTIVO, posibilidad que era
fácilmente accesible para el pasú con solo recorrer el camino CONTINUO Y
DIRECTO DE ELIX. ¿Cómo se ha producido este extraordinario resultado? ¿qué ha
cambiado en el símbolo sagrado del pasú con su resignación para que el Yo permanezca prisionero, sin
saberlo, del sujeto consciente? Respuesta: HA APARECIDO LA POSIBILIDAD DEL
EXTRAVIO OBJETIVO. En efecto, el sujeto consciente del pasú podía desplazarse
en forma continua y directa por el camino de ELIX y REGRESAR hacia el Arquetipo
Manú o ANTICIPARSE hacia su entelequia; pero esta posibilidad ha desaparecido
definitivamente para el virya: su Yo estará siempre PERDIDO, extraviado
objetivamente en el camino del significado continuo.
Esta respuesta será entendida correctamente solo si
no se olvida que el Yo perdido, aunque se encuentre habitualmente subsumido en
el sujeto consciente, jamás pierde por ello su propia identidad esencial. El Yo
perdido es “una manifestación indirecta de Espíritu eterno” y, por lo tanto,
algo esencialmente diferente del sujeto anímico, del alma evolucionante cuya esencia consiste en tiempo inmanente. Por el
contrario, el Yo “en estado despierto”, es decir, no hipostasiado, es
esencialmente atemporal: su temporalidad corriente proviene de la
identificación subjetiva con el tiempo inmanente del sujeto consciente. Y es
este Yo perdido, contaminado de tiempo inmanente, quien sustituye al sujeto
consciente en la iniciativa evolutiva y desarrolla poderosamente la esfera de
conciencia: así ocurre por que la esencia del Yo es la VOLUNTAD, en tanto que
la esencia del sujeto consciente es el tiempo inmanente; la voluntad del Yo se
impone al sujeto consciente y toma su control, pero queda con ese acto
irremediablemente temporalizado. Sin embargo, tal como se ve, el Yo perdido
permanece siempre subsumido en el sujeto consciente pero sin perder su esencia
volitiva: ES EL YO PERDIDO QUIEN PADECE EL “EXTRAVIO OBJETIVO” MENCIONADO EN LA
RESPUESTA ANTERIOR. EL SUJETO CONSCIENTE, EN CAMBIO, JAMAS PIERDE SU
POSIBILIDAD DE ORIENTARSE HACIA EL ARQUETIPO MANU TOMANDO POR EL CAMINO DE
ELIX: PARA EL SUJETO CONSCIENTE DEL VIRYA, LO MISMO QUE PARA EL PASU, NO EXISTE
LA POSIBILIDAD DEL EXTRAVIO OBJETIVO. Pero ¿cómo puede estar el Yo perdido, un
Yo sumido en el sujeto consciente, EXTRAVIADO OBJETIVAMENTE, si. para el sujeto
consciente no existe la posibilidad del extravío objetivo, si siempre puede
remontar el camino de ELIX en ambos sentidos? Respuesta: Es evidente que ello
solo puede ocurrir porque el Yo perdido NO CIRCULA POR EL MISMO CAMINO QUE EL SUJETO
CONSCIENTE, ES DECIR, POR EL CAMINO DE ELIX, SINO POR UN CAMINO PARALELO, EN EL
CUAL SE CUMPLE LA CONDICION DEL EXTRAVIO OBJETIVO. Tal es el efecto de la
resignación primordial que los Siddhas Traidores realizaran sobre el símbolo sagrado del pasú, sobre
el camino de ELIX: en el virya existen ahora DOS CAMINOS, PARALELOS Y
CORRELATIVOS; POR UNO DE ELLOS, “ELIX”, SE DESPLAZA EL SUJETO CONSCIENTE SIN
POSIBILIDAD DE EXTRAVIO OBJETIVO; POR EL OTRO, “LABRELIX”, SE DESLIZA EL YO
PERDIDO, EN PERMANENTE ESTADO DE EXTRAVIO OBJETIVO.
Se consigue así, por medio del encadenamiento
espiritual, aprovechar la esencia volitiva del Yo para inducir la evolución del
sujeto consciente: TODO MOVIMIENTO DEL YO PERDIDO, A PESAR DE EFECTUARLO
EXTRAVIADO EN SU PROPIO CAMINO LABRELIX, ARRASTRA AL SUJETO CONSCIENTE EN
DIRECCION DEL PROGRESO EVOLUTIVO SIN DESVIARLO NUNCA DEL CAMINO DE ELIX. Y vale
la pena repetirlo: TODO MOVIMIENTO del Yo perdido es aprovechado para favorecer
la evolución del sujeto consciente.
El Símbolo
del Origen, plasmado en la memoria de la sangre del virya por
efecto de la clave genética, debe ser sostenido “universalmente” para que
subsista y se transmita como carácter hereditario. Con otras palabras, el Símbolo del Origen debe participar
de un “soporte universal”, de modo semejante a como todo símbolo participa de
los Arquetipos universales y recibe de estos su soporte. Pero el Símbolo del Origen no es de esencia
arquetípica sino RUNICA: el Símbolo
del Origen, en tanto que RUNA, es un símbolo INCREADO, es decir,
no creado por el Demiurgo; no existe, pues, en el plano arquetípico, ningún Arquetipo que
corresponda y pueda conformar a las RUNAS porque éstas, entre otras diferencias
esenciales con cualquier Símbolo arquetípico, son por ejemplo INFINITAS. ¿Cómo,
entonces, consigue la clave genética el extraordinario efecto de que el Símbolo del Origen sea sostenido
universalmente en el plano físico manteniéndose permanentemente SOBRE el símbolo sagrado del pasú para su
RESIGNACION? La respuesta a esta pregunta constituye el secreto mejor guardado
por los Siddhas Traidores pues su revelación significa el conocimiento de un
monstruoso mecanismo denominado SISTEMA REAL KALACHÁKRA: para dar una idea de
sus enormes dimensiones, baste saber que INCLUYE a la Tierra y al Sol en su
función operativa. Sin embargo, pese a las dificultades que supone la
explicación de tal construcción extraterrestre, la respuesta será ofrecida en los tomos sexto y séptimo pues
su conocimiento es imprescindible para concretar la liberación del encadenamiento
espiritual.
J - Estudio analógico de la resignación del símbolo sagrado del pasú.
Es posible visualizar mejor el efecto que el
encadenamiento espiritual causa en la esfera de conciencia del pasú recurriendo
a una interpretación analógica relacionada con la figura 56. Empero será
conveniente advertir que un estudio semejante podría revelar correspondencias
mucho más rigurosas y exactas si se empleasen los instrumentos matemáticos
adecuados, esto es, la Geometría Analítica y Diferencial. Como este no es el
caso, nos contentaremos con recordar que los cuadrantes analógicos, que son
cartesianos y ortogonales, no guardan correspondencia numérica sino conceptual
con los fenómenos representados. Y vamos a agregar, además, otras cinco
definiciones que permitirán comprender a la “resignación del símbolo sagrado del pasú” en el
contexto del modelo analógico desarrollado hasta aquí.
Concepto de LÍNEA: Tengamos presente que si la
curva ELIX representa al hilo continuo de la conciencia del pasú, entonces solo
puede consistir de INSTANTES de tiempo inmanente. La CURVA ELIX, en tanto que
LINEA GEOMETRICA, debe ser considerada como una sucesión de PUNTOS; pero la
curva ELIX es una FUNCION del progreso evolutivo de la esfera de conciencia y,
por lo tanto, cada uno de sus puntos ha de corresponder a un instante de tiempo
inmanente.
Concepto de CONTINUIDAD: La CONTINUIDAD de la curva
ELIX, Y DE CUALQUIER OTRA CURVA GRAFICADA EN LOS CUADRANTES DEL ESPACIO
ANALOGICO (ES, TT, LD), se define simplemente como LA NO INTERRUPCION de la
serie puntual: hay CONTINUIDAD si es posible pasar ininterrumpidamente de un
punto a otro al desplazarse sobre la curva, es decir, si todos los puntos de la
serie ESTÁN EN CONTACTO ENTRE SI.
Concepto de DIRECCION: La DIRECCION, para toda
curva analógica, se define como LA DISTANCIA MAS CORTA entre un punto
cualquiera de una curva y otro punto de referencia de la misma curva. Desde el
punto de vista de la analogía vial, la DIRECCION es una apreciación subjetiva
de la CURVATURA LINEAL que una curva-camino presenta al paso del sujeto anímico: así, se dirá que
“el camino es tanto más directo cuanto más se aproxime su curvatura lineal a la
matriz funcional de la ley de evolución, es decir, a la función espiral”. La
curva ELIX es, en este sentido, el camino más DIRECTO posible que dispone el
sujeto consciente para desplazarse evolutivamente en ambos sentidos del proceso
arquetípico.
Concepto de DIRECCION CONTINUA: significa que en
todo punto de la curva ELIX, al pasar a otro punto consecutivo en cualquier
sentido, SE CONSERVA LA DIRECCION del movimiento. Vale decir, para un sujeto
consciente que circule por un CAMINO ELIX NO EXISTE LA POSIBILIDAD DEL EXTRAVIO
OBJETIVO: EL SUJETO, CON SOLO MARCHAR DE PUNTO EN PUNTO, ALCANZA
INDEFECTIBLEMENTE LOS EXTREMOS DE LA FUNCION.
Concepto de ORIENTACION: Se denomina ORIENTACION al
acto de evolucionar con DIRECCION CONTINUA sobre el camino del significado. La
ORIENTACION es opuesta al EXTRAVIO OBJETIVO. La propiedad de una curva
analógica, de brindar ORIENTACION, es una cualidad topológica conocida como
ADISTOMIA, término que se definirá más adelante; la curva ELIX, por ejemplo, es
una función A-DISTOMICA desde el punto de vista de la ORIENTACION.
Finalmente, tomando en consideración estos
convenios y definiciones, podemos ver representados en la figura 57 los dos
caminos analógicos seguidos por el sujeto consciente y el Yo perdido. La figura
nos nuestra, naturalmente, solo un segmento de la curva ELIX, “el canino” por
el que se desplaza el sujeto consciente, y, SOBRE ELLA, la curva LABRELIX,
análoga al camino del Yo perdido, El hecho de haber graficado las curvas sobre
UN PLANO, es decir, sobre el cuadrante (ES, TT), en lugar de hacerlo en un
espacio tridimensional como el de la figura 56, se debe a que es necesario
observar este fenómeno desde dos perspectivas diferentes, tal como se
evidenciará enseguida: de todos modos, hay que suponer que el eje del “Logos
demiúrgico” (LD) pasa por el centro del círculo que simboliza al pasú, por el
punto central y en forma perpendicular al plano de la figura. Notemos también
que, con la perspectiva de la figura 57, A CADA PUNTO DE LA CURVA ELIX
CORRESPONDEN DOS PUNTOS DE LA CURVA LABRELIX: más, según veremos muy pronto,
esto es solo una apariencia
Analicemos qué nos dice la figura 57. La curva ELIX
representa al camino del significado continuo tomado por el sujeto consciente
durante su evolución progresiva.
Figura 57
A esta evolución lo ha impulsado la voluntad del Yo
perdido que se encuentra confundido con él: sin perder su esencia volitiva, el
Yo perdido se desplaza por su propio camino LABRELIX, arrastrando al sujeto
consciente hacia grados de mayor progreso evolutivo Pero el Yo perdido, de
acuerdo con lo visto realiza está operación EN ESTADO DE EXTRAVIO OBJETIVO: ¿cómo
puede ser ello posible? Para responder, analógicamente, a esta pregunta es que
se requiere el empleo de una nueva perspectiva Y LA DEFINICION GEOMETRICA DEL
CONCEPTO DE EXTRAVIO OBJETIVO.
Con la clave genética los Siddhas Traidores
resignan el símbolo de la autonomía óntica, el símbolo sagrado del pasú,
aplicando el Símbolo del Origen sobre el designio pasú: esta operación, el encadenamiento espiritual,
es la que causa la aparición de un “camino LABRELIX” sobre el camino de ELIX.
Desde el punto de vista analógico, el Símbolo
del Origen causa el siguiente efecto: A CADA “PUNTO” DE LA
CURVA ELIX, QUE DESDE AHORA VAMOS A LLAMAR “MONARQUE”, HACE CORRESPONDER UN “PUNTO”
DE LA CURVA LABRELIX, PUNTO DENOMINADO “TETRARQUE”; tales puntos pueden
observarse en la figura 58. Queda definida así, entre la curva ELIX y la curva
LABRELIX una correspondencia biunívoca, tal que a cada punto de ELIX
corresponde uno y solo un punto de LABRELIX y viceversa.
Figura 58
Sin embargo, se ve en la figura 58 que, mientras
MONARQUE, el punto de ELIX, es una unidad esférica (M) el punto
TETRARQUE de LABRELIX consta de cuatro recintos: ALFA (α), BETA (β),
GAMMA () y DELTA (δ). Para comprender esta relación “de uno a cuatro”
que existe entre los puntos monarque y tetrarque, hay que tener bien presente
la analogía del, significado COMO camino.
Monarque es un instante del tiempo inmanente, pero
también, como punto del camino de ELIX es UN sitio que ocupará el sujeto
consciente durante su evolución. Desde ese sitio el sujeto consciente dispone
de CONTINUIDAD, para regresar al Arquetipo Manú o anticiparse a la entelequia,
pasando por los restantes puntos monarque de la curva ELIX; y asimismo dispone
de ORIENTACION DIRECTA para efectuar ese tránsito, NO EXISTIENDO NINGUNA
POSIBILIDAD DE EXTRAVIO OBJETIVO. Pero es el movimiento del Yo perdido, al
pasar de un tetrarque a otro, la fuerza que impulsa al sujeto consciente a
marchar de monarque en monarque por el camino de ELIX. Analicemos, pues, la
forma, de este movimiento observando las figuras 58 y 59.
Figura 59
En principio el Yo perdido se encuentra en el
RECINTO DE ENTRADA alfa (α) del tetrarque, en el instante inmanente en
que el sujeto consciente ocupa el punto monarque (M). Frente al Yo
perdido se halla, entonces, el RECINTO INTIMO beta (β) cuya
característica esencial consiste en que bloquea el paso hacia otro tetrarque y
en cambio permite el acceso hacia cualquiera de los RECINTOS DE SALIDA
laterales, gamma () o delta (δ). Con otras palabras: EL YO PERDIDO
SITUADO EN (α), NO PUEDE PASAR A OTRO TETRÁRQUE A TRAVES (β) PUES
ESTE RECINTO ESTÁ CERRADO HACIA ADELANTE: DESDE (β) SOLO ES POSIBLE
PASAR A () O (δ); AHORA BIEN, TANTO () COMO (δ), ESTÁN ABIERTOS
HACIA ADELANTE, LO QUE PERMITE AL YO PERDIDO TRASLADARSE DESDE CUALQUIERA DE
ELLOS AL SIGUIENTE TETRARQUE SUCESIVO. Y cuando el Yo perdido ejecuta ese paso,
sea que provenga de () o de (δ), su movimiento arrastra sólidamente al
sujeto consciente que entonces pasa también al siguiente monarque.
Bien que se miren las figuras 58 y 59, se advertirá
que el Yo perdido se enfrenta en cada tetrarque a la secuencia inevitable: (α),
(β), y () o (δ). Para comprenderlo indaguemos a la Sabiduría
Hiperbórea ¿por qué se mueve un Yo perdido? Respuesta: porque su esencia
volitiva lo impulsa a BUSCAR ORIENTACION; tal es la naturaleza ESTRATEGICA del
Yo perdido, La BUSQUEDÁ DE ORIENTACION es, pues, el motor del Yo y con esa
determinación ingresa siempre en los recintos de entrada de los tetrarque del
camino LABRELIX. Ha partir de allí el Yo perdido se ve obligado a repetir las
tres fases de una secuencia inevitable:
A cumplir esta sentencia, desde luego, el Yo
perdido NO PUEDE NEGARSE puesto que el mismo principio que causa su aparición,
esto es, la resignación del símbolo
sagrado del pasú con el símbolo del Origen, determina
también LA FORMA en que dicha aparición ha de ocurrir: el Yo perdido, como manifestación
efectiva del Espíritu encadenado, solo puede existir sobre un camino LABRELIX
formado por puntos tetrarque, un camino paralelo y correlativo al camino de
ELIX por donde circula el sujeto consciente del pasú durante el proceso
evolutivo del Arquetipo Manú.
Observemos que, más allá de las analogías que
suscita “el significado como camino”, los puntos monarque y tetrarque
corresponden respectivamente a ACTOS REALES del sujeto consciente y del Yo
perdido. Tales “puntos”, en efecto, son símbolos que representan al ACTO del
sujeto o del Yo en un momento dado de su acontecer: los “puntos”, entonces, son
la expresión actual de las esencias respectivas. Por un lado, siendo el tiempo
inmanente la ESENCIA del sujeto consciente, el monarque es el INSTANTE ACTUAL
de dicho tiempo; vale decir, EL “INSTANTE” ES LA FORMA DEL ACTO TEMORAL. Por
otra parte siendo la voluntad la ESENCIA del Yo perdido, el tetrarque es el
MOMENTO ACTUAL de la volición egoica; pero el tetrarque tiene forma triple: con
otras palabras, EL NOMENTO TETRARQUE DEL YO, EL ACTO VOLITIVO ADQUIERE
SUCESIVAMENTE TRES FORMAS CARACTERISTICAS: durante la fase (α) el acto
adquiere la forma de la BUSQUEDA; durante la fase (β) el acto toma la
forma de la OPCION; y, durante, la fase () o (δ) el acto volitivo tiene la
forma evidente de una DECISION.
No obstante, si no se olvida que el tetrarque
configura las tres formas que adopta en un instante inmanente el acto volitivo
del Yo perdido, la analogía vial será aún sumamente útil.
Así, supongamos que el camino LABRELIX es una curva
compuesta por una serie sucesiva de puntos tetrarque y analicemos sus
propiedades a la luz de las definiciones precedentes. Es evidente que el
recinto de entrada (α) de un tetrarque posterior solo podrá unirse con
el tetrarque anterior por uno de los recintos de salida () o (δ). Con el fin de visualizar
adecuadamente una curva construida de manera semejante, se ha representado en
la figura 60 el camino LABRELIX sobre el camino ELIX: reparemos que esta figura
es equivalente a la figura 57 pues muestra el mismo segmento de las curvas ELIX
y LABRELIX, aunque vistas desde otra perspectiva; en efecto, aquí el plano
elegido para observar es el (ES, LD) pudiéndose constatar que el eje del tiempo
trascendente (TT) se encuentra perpendicularmente al plano de la figura, “pasando”
por el punto central del círculo que simboliza al pasú.
La figura 60 nos permitirá, al fin, DEFINIR
GEOMETRICAMENTE EL “EXTRAVIO OBJETIVO” y explicar la función utilitaria que el
encadenamiento espiritual le asigna al Yo perdido para favorecer la evolución
del pasú. En primer lugar, notemos que la curva ELIX consta de “n” puntos
monarque, M1, M2, M3, etc., cada uno de los cuales corresponde a un instante de
tiempo inmanente, es decir, a un MOMENTO PRESENTE O ACTUAL del hilo histórico
de la conciencia: el sujeto consciente, al desplazarse por un “camino”
semejante, lo hace con DIRECCION CONTINUA hacia la entelequia Manú, o sea,
permanentemente ORIENTADO, sin posibilidad de extravío objetivo. En segundo
lugar, observemos que la curva LABRELIX consiste de una sucesión de puntos
tetrarque, T1, T2, T3, etc., cada uno de los cuales coincide con un punto
monarque de la curva ELIX; en rigor de la analogía, cada punto tetrarque se
halla siempre SUPERPUESTO a su correspondiente monarque, de tal modo que la
curva LABRELIX se halla SOBRE la curva ELIX: esta condición es analógicamente
necesaria para expresar el hecho de que el Yo perdido se encuentra, en todo
instante, SUMIDO en el sujeto consciente o, con más precisión, el hecho de que
EL ACTO DEL YO PERDIDO SE CONFUNDE CON EL INSTANTE INMANENTE.
Figura 60
Es evidente que, contrariamente a la curva ELIX, en
la curva LABRELIX es posible la ORIENTACION: el Yo perdido, al desplazarse por
el camino LABRELIX, no conseguirá jamás una ORIENTACION CONTINUA semejante a la
que obtiene el sujeto consciente marchando por el camino de ELIX. Para
comprobarlo solo tenemos que examinar el movimiento del Yo perdido sobre un
camino análogo al de la figura 60. En principio, se debe admitir que la curva
LABRELIX es CONTINUA: es posible avanzar y retroceder sobre la misma sin hallar
ninguna interrupción; todos los puntos tetrarque están en contacto entre sí,
formando una serie continua, paralela y correlativa, a la serie puntual de la
curva ELIX. Sin embargo, desde los recintos (α), ocupados por el Yo
perdido al comienzo de cada instante inmanente, no es posible conocer la
dirección exacta de los extremos de la función: PARA UN YO SITUADO EN UN
TETRARQUE DETERMINADO, SOLO SERA POSIBLE ALCANZAR “EFECTIVAMENTE” OTRO
TETRARQUE CUALQUIERA, PERO NO PODRÁ ANTICIPARLO. Por ejemplo, el Yo perdido
situado en (α) de T1 solo podrá “ALCANZAR EFECTIVAMENTE” T5, ocupando
REALMENTE los puntos analógicos T2, T3 y T4, pero no podrá PREVEER ni ANTICIPAR
T5 porque los recintos íntimos (β) de cada tetrarque, “cerrados hacia
adelante”, se lo impiden. Tal imposibilidad de ORIENTACION se denomina:
EXTRAVIO OBJETIVO del Yo perdido.
El extravío objetivo puede ser entendido
alegóricamente como si el Yo perdido marchase “a ciegas” por el camino
LABRELIX, incapaz de vislumbrar lo que está más allá del momento actual; en el
ejemplo reciente, se puede decir que el Yo perdido “no ve” a T5 desde (α)
de T1, ni a ningún otro tetrarque anterior o posterior a T1. Esta propiedad de
extraviar al Yo que posee el camino LABRELIX puede también explicarse así: para
el Yo en T1, el punto T5 solo podría ser alcanzado tras resolver las OPCIONES
que plantean β2, β3 y β4 antes de estos ACTOS concretos
sería imposible para el Yo anticipar a T5 puesto que tal tetrarque ES EL
PRODUCTO FINAL DE UNA SERIE DE OPCIONES Y ELECCIONES IMPREVISIBLES, resueltas
por el Yo perdido durante la marcha; y esto mismo vale para cualquier otro
tetrarque ubicado en cualquier punto del camino LABRELIX. El Yo jamás sabe
hacia dónde va: SOLO BUSCA; y en esa búsqueda avanza o retrocede por LABRELIX
sin conocer nada más allá del tetrarque actual. El EXTRAVIO del Yo se denomina “OBJETIVO”
porque es real, determinado externamente a su voluntad de orientación por la
acción del Símbolo del Origen que le impone un camino constantemente bifurcado. Más el EXTRAVIO
OBJETIVO ocasiona también en el Yo un efecto SUBJETIVO: es la sensación de
RECTINEALIDAD de su desplazamiento por el camino LABRELIX; este efecto se ha
simbolizado en la figura 58 con la LINEA RECTA que indica el ingreso del Yo al
punto tetrarque en oposición a la CURVA que señala la trayectoria del sujeto
consciente por el camino ELIX. El Yo perdido tiene siempre el convencimiento de
que se mueve sobre una línea recta y, como habitualmente se encuentra
confundido con el sujeto consciente, es decir identificado subjetivamente con
el tiempo inmanente, extiende esa creencia a toda esencia temporal y supone sin
más QUE EL TIEMPO TRANSCURRE EN FORMA LINEAL. Demás está decir que todo esto es
puramente subjetivo, una ilusión producida por el EXTRAVIO OBJETIVO que
experimenta el Yo perdido en el camino LABRELIX.
Pero muy distinta es la situación del sujeto
consciente durante ese movimiento desorientado del Yo: este, cualquiera sea el
movimiento efectuado por el Yo, siempre avanza en DIRECCION CONTINUA de la
entelequia Manú, progresando evolutivamente por el camino de ELIX. Así ocurre
porque el encadenamiento espiritual, la resignación del símbolo sagrado del pasú con el Símbolo del Origen, determina que el
Yo perdido marche en EXTRAVIO OBJETIVO por el camino LABRELIX mientras
arrastra, con la fuerza de su voluntad de búsqueda, al sujeto consciente por el
camino ELIX del progreso evolutivo.
Examinemos ahora, con más detalle, las propiedades
de la curva LABRELIX de la figura 60. Ante todo, vemos que en cada Instante
inmanente, M1, M2, M3, etc., el Yo perdido efectúa las tres fases de un acto
volitivo correspondiente, T1, T2, T3, etc. Esto significa que la VELOCIDAD
RELATIVA del Yo perdido es, por lo menos, tres veces mayor que la del sujeto
consciente.
Con esta velocidad superior, el Yo perdido realiza
los siguientes movimientos sobre el camino LABRELIX en el instante M1 el Yo
ingresa en el recinto de entrada (α) del tetrarque T1, en un acto
volitivo de búsqueda; con esa determinación pasa entonces al recinto íntimo (β),
adonde se ve obligado a optar entre dos senderos alternativos () o (δ);
la elección del Yo recae en (δ) e ingresa así a un recinto de salida; en
el instante M2 el Yo se traslada desde (δ) de T1 a (α) de T2;
ingresa a la sazón en (β) y opta por el recinto de salida (δ);
tras esa elección, en el instante M3, el Yo se desplaza al recinto (α)
de T3 para iniciar una nueva búsqueda; ya en (β) opta por la salida ()
desde donde se traslada, en el instante M4, al recinto de entrada (α) de
T4; y de este modo, decidiendo instante tras instante el rumbo a seguir, avanza
el Yo por el camino LABRELIX, sumido irremediablemente en el extravío objetivo.
No será necesario insistir demasiado, ni agregar
ninguna aclaración, si afirmamos que EL CANINO LABRELIX TIENE LAS DIMENCIONES
ANALOGICAS DE UN LABERINTO INTERIOR, UN LABERINTO EN EL QUE EL YO SE ENCUENTRA
PERNANENTEMENTE EXTRAVIADO, SIN POSIBILIDAD DE ORIENTARSE EN NINGUN SENTIDO. El
desplazamiento del Yo sobre el camino LABRELIX, efectivamente, cumple la
secuencia de todo aquel que se encuentra EXTRAVIADO en un laberinto: BUSQUEDA
(de la salida), OPCION (entre dos caminos que se bifurcan) y ELECCION (por uno
de ellos). Pero el camino ELEGIDO conduce invariablemente a una nueva
bifurcación, frente a la cual es necesario OPTAR nuevamente, repitiéndose
perpetuamente el drama del extravío: búsqueda, opción y elección. Más las
dimensiones laberínticas del camino LABRELIX constituyen algo más que una mera
alegoría formal: la Sabiduría Hiperbórea afirma la realidad del laberinto
interior en el que se halla extraviado el Yo perdido. Por eso las vías de
liberación espiritual que propone solo pueden ser comprendidas con términos del
Misterio del Laberinto, Misterio que se ha expresado desde antiguo con el “símbolo sagrado del virya”, es decir, con TIRODINGUIBURR, el laberinto exterior de Wotan (tomo séptimo).
En los tomos sexto, séptimo y octavo, volveremos sobre el laberinto,
interior y exterior; continuaremos ahora con el
examen del camino LABRELIX. Por lo que hemos visto, el mismo consiste en una
sucesión de tetrarques, puntos que “obligan” al Yo a cumplir una constante y
repetida secuencia de las fases “búsqueda”, “opción” y “elección”: por esta
constante necesidad de OPTAR entre alternativas () o (δ), con que los
tetrarque condicionan al Yo, es que la Sabiduría Hiperbórea también los
denomina: PUNTOS DISYUNTIVOS.
Ofreciendo cada punto de la curva LABRELIX una
DISYUNTIVA es evidente que el Yo ha de permanecer en el extravío objetivo.
Desde el punto de vista geométrico, esta propiedad de la curva LABRELIX, de
bifurcarse en cada punto, se denomina DISTOMIA. En griego, la palabra DISTOMOS
alude a una DOBLE DIVISION; por ejemplo, la distomía de una CUEVA implica que
ésta posee DOS ENTRADAS, la distomía de una espada que ésta tiene DOS FILOS,
etc.; Y LA DISTOMIA DE UN CAMINO SUPONE SU BIFURCACION. De aquí que al camino
LABRELIX se lo califique de DISTOMICO y que a la curva LABRELIX, que se bifurca
en cada punto, se la denomine FUNCION DISTOMICA.
Así, la propiedad de EXTRAVIO OBJETIVO que el
camino LABRELIX presenta para el paso del Yo perdido, tiene su correspondencia
geométrica en la cualidad de la curva LABRELIX de ser una función DISTOMICA,
una curva formada por puntos disyuntivos en la que no existe ninguna
posibilidad de ORIENTACION. La curva ELIX, inversamente, se denomina ADISTOMICA
por su cualidad de presentar DIRECCION CONTINUA, es decir, ORIENTACION en todos
sus puntos.
Recordemos, por último lo dicho en “H”; “la
introducción del Símbolo del Origen en el microcosmos DETERMINA LA DISPOSICION TOPOLOGICA DE LOS CAMINOS
POTENCIALES DEL SIGNIFICADO”. Esto quiere decir que para el Yo perdido, no solo
su propio camino LABRELIX, sino TODO SIGNIFICADO CONTINUO SE TORNA DISTOMICO
por efecto del Símbolo del Origen.
Para el pasú, según vimos en “H”, en el núcleo
axial de connotación existe un “nudo vial”, un punto analógico del camino ELIX
donde se conectan los caminos potenciales que se dirigen a otros planos de
significación oblicuos: tales caminos potenciales, desde luego, si fuesen
actualizados por la exploración del sujeto cultural, se conformarían con la
matriz funcional de la ley de evolución y serían semejantes a ARCOS DE ESPIRAL,
a segmentos de la curva ELIX.
Para el virya, por el contrario, en el núcleo axial
de connotación existe ADEMAS un nudo vial distómico donde se conectan los
caminos potenciales que se dirigen a otros planos de significación oblicuos:
pero tales caminos potenciales, EN LA APERCEPCION DEL YO PERDIDO, serán también
distómicos, segmentos de la curva LABRELIX. Aunque el Yo perdido se asienta
fundamentalmente en el sujeto consciente puede ocurrir que a través de éste,
aperciba el reflejo de los actos sistemáticos del sujeto cultural: si se diera
ese caso, el Yo perdido solo tomará conocimiento de los caminos potenciales
bajo su forma distómica, sin cambiar en ningún momento su estado de EXTRAVIO
OBJETIVO. Es por eso que, PARA EL YO, la estructura cultural aparezca
representada o intuida como un LABERINTO INTERIOR; ello es producto de la
reducción distómica que el Símbolo
del Origen causa en TODOS los caminos significativos de la
estructura psíquica frente a la apercepción del Yo. Y, así como el pasú
proyecta el signo espiral como expresión del “símbolo sagrado del pasú” o
matriz funcional de la ley de evolución, así también el virya PROYECTA A “TIRODINGUIBURR”,
EL SIGNO LABERINTO EXTERIOR, COMO EXPRESION DEL SIMBOLO DEL ORIGEN, el cual es
causa del laberinto interior: tirodinguiburr, como se explicará en el tomo
séptimo constituye el “símbolo sagrado del
virya”.
El Símbolo
del Origen, al causar la distomía de todo significado
continuo de la estructura psíquica, al convertir a esta en un “laberinto
interior” para la apercepción del Yo perdido, produce un curioso efecto
subjetivo denominado CUADRANGULARIDAD DE LA ESPERA DE SOMBRA. Este efecto, que
no es más que la asimilación de toda la esfera de sombra a la forma del
tetrarque, produce en el Yo la impresión de que lo inconsciente de la
estructura psíquica está regido por el número cuatro; inversamente, suele
ocurrir que el número cuatro rige inconscientemente la apercepción del Yo y
determina la cardinalidad del pensamiento. Las cuatro estaciones, los cuatro puntos
cardinales, los cuatro vientos, los cuatro elementos, las cuatro edades, etc.,
son divisiones arbitrarias de lo real causadas por la forma “tetrárquica de la
esfera de sombra”.
Pero la esfera de luz, asiento del sujeto
consciente y, por consiguiente, del Yo perdido, también experimenta un efecto
cuantificador característico, por causa del Símbolo del Origen: se trata en este
caso de la TRIPARTICION DE LA ESFERA DE LUZ. Aunque el tetrarque representa la
CUÁDRUPLE forma que el acto volitivo del Yo es capaz de adoptar, es evidente
que en su paso por un tetrarque el acto real del Yo es esencialmente TRIPLE: (α),
(β) y () o (α), (β) y (δ). Al manifestarse en la
esfera de luz, en cada punto del camino LABRELIX, el Yo efectúa un acto
TRIFORME que determina la ordinalidad del pensamiento: todo cuanto se supone
regido por un “término medio” tiene aquí su origen. Por ejemplo, la acción “mediadora”
del número dos en la serie 1, 2, 3; mañana, tarde y noche; arriba, medio, y
abajo; pasado, presente y futuro, etc.
K - De cómo el encadenamiento espiritual causa el desarrollo del esquema
de sí mismo.
El examen analógico de la figura 60 nos ha
permitido comprender con más precisión el encadenamiento espiritual, producto
de la resignación del símbolo sagrado del pasú con el Símbolo
del Origen. Nos toca ahora estudiar el efecto que tal
operación ha causado en el microcosmos potencial. Más concretamente, nos
proponemos indagar cómo el encadenamiento espiritual causa una aceleración
evolutiva tan importante en el pasú que justifica, aún después de millones de
años, su permanente empleo por parte de los Siddhas Traidores.
Para comenzar, recordemos los términos del problema
que debieron resolver los Siddhas Traidores. En la Tierra existía un homínido
primitivo denominado pasú, el cual, no obstante su escaso grado de desarrollo,
constituía una fase del desenvolvimiento del Arquetipo Manú; más, a pesar de su
primitivismo, este animal-hombre poseía algo extremadamente valioso, según el
criterio de los Siddhas Traidores: el “designio pasú”. El pasú, en efecto, era
un microcosmos potencial, poseía en su designio el Plan completo del microcosmos;
y este Plan consistía, ni más ni menos, que en la réplica del Plan del
macrocosmos. Los Siddhas Traidores se abocaron, entonces, a la comprensión de
este Plan y a proyectar una modificación que permitiese acelerar la evolución
del pasú; con ese fin concertaron un acuerdo con el Demiurgo Solar y
recibieron, de éste, el poder sobre las jerarquías dévicas de la Tierra; Sanat
Kumara, el Demiurgo planetario, Jehová
Satanás, cedió
en ese momento su sitio en el Trono del Mundo a Ridgen Gyepo, quien, como Rey
del Mundo, fundó la Jerarquía Blanca e inició un reinado que dura hasta hoy. Las cláusulas de aquel infame Pacto con el Demiurgo serían sin
ninguna duda incomprensibles y alucinantes para cualquier virya perdido y por
eso conviene conocer solo los dos puntos salientes de todo el argumento: los
Siddhas Traidores se comprometieron a hacer cumplir al pasú los objetivos micro
y macrocósmicos de su finalidad con una velocidad mucho mayor que la
desarrollada hasta entonces por el proceso evolutivo del Arquetipo Manú,
generando con ello un DOLOR sin precedentes en el Mundo; el Demiurgo concedió
autorización, como contrapartida, para que los Siddhas Traidores permanezcan en
el Universo de El Uno hasta el Mahapralaya.
Ahora bien, al tiempo de la llegada de los Siddhas
Traidores, el pasú ya había desarrollado la estructura psíquica: disponía de la
esfera afectiva, la esfera racional, y “una incipiente esfera de preconciencia”
(página 2). Pero el objetivo microcósmico de la finalidad exige que el pasú
desarrolle la esfera de conciencia hasta el extremo de que todo el microcosmos
se refleje en ella, permitiendo al sujeto consciente reflexionar en un
pensamiento al microcosmos totalmente racionalizado, es decir, “pensarse a sí
mismo”: en este grado de la evolución, el pasú obtiene la autonomía óntica y
cumple el objetivo microcósmico. La “modificación” que los Siddhas Traidores
proyectaron sobre el designio pasú debía apuntar, evidentemente, a favorecer el
desarrollo acelerado de la esfera de conciencia. Esto se consiguió, como ya se
dijo, resignando en el designio pasú el símbolo
sagrado del pasú con el Símbolo del Origen: la elección
recayó en tal símbolo porque el mismo constituye el “centro de referencia” de
sí mismo, es decir, el centro en torno del cual se estructura el “esquema de sí
mismo” o esfera de conciencia.
Aparece así una nueva especie sobre la Tierra: el
VIRYA u hombre semidivino. En la sangre del virya, como herencia genética de
los Siddhas Traidores, subsiste el Símbolo
del Origen que resigna, con su sola presencia, al símbolo sagrado del pasú,
presente en el designio pasú: cuanto más pura es la sangre hiperbórea del virya
tanto más potente es el Símbolo
del Origen para resignar al símbolo sagrado del pasú y
superar las tendencias animales de su propia herencia genética. Y esta
presencia resignadora del Símbolo
del Origen es la que causa la extraordinaria aceleración
evolutiva de la esfera de conciencia del virya.
Más ¿cómo causa el Símbolo del Origen exactamente el
efecto calculado por los Siddhas Traidores? Respuesta: porque introduce en el
seno del sujeto consciente una fuerza poderosa, que se suma al impulso
evolutivo del Arquetipo Manú y arrastra irresistiblemente al sujeto consciente
hacia la entelequia; esta fuerza es la que causa el desarrollo inusitado del
esquema de sí mismo o esfera de conciencia; y esta fuerza es, naturalmente, la
esencia volitiva del Yo perdido. Recordemos que la Traición Blanca es un
Misterio Mayor al que la Sabiduría Hiperbórea divide en dos actos principales:
el primero es la reversión de los Espíritus Esfera, vale decir, la confusión
estratégica de los Espíritus Hiperbóreos; y el segundo acto es el plan que los
Siddhas Traidores proyectan para cumplir su Pacto con el Demiurgo.
Tal plan constaba de dos fases, una de las cuales
consistía en plasmar el Símbolo
del Origen en la sangre del virya por medio de la clave
genética, y la otra en el encadenamiento espiritual, es decir, en la
introducción de “una fuerza poderosa” en el seno del sujeto consciente: el Yo
perdido, su esencia volitiva.
El Símbolo
del Origen causa el encadenamiento espiritual y la
manifestación, en la esfera de conciencia, del Espíritu encadenado bajo la
forma del Yo perdido, un Yo que es reflejo del Yo Infinito. Pero el Yo perdido,
cuya esencia es la voluntad, se encuentra subsumido de entrada en la naturaleza
temporal del sujeto consciente, obligado a actuar como fuerza impulsora de su
proceso evolutivo. Así ocurre porque el Símbolo
del Origen no solo causa la manifestación del Yo en el seno
del sujeto consciente sino que también causa su permanente EXTRAVIO OBJETIVO,
determinando que el Yo se desplace por un camino distómico, paralelo al camino
adistómico seguido por el sujeto consciente en su evolución progresiva. El Yo,
cuya esencia volitiva tiene la forma de la búsqueda de orientación, se ve
forzado por el camino LABRELIX a permanecer siempre en EXTRAVIO OBJETIVO,
cualquiera que sea su movimiento; pero todos los movimientos del Yo actúan como
una fuerza poderosa que arrastra al sujeto consciente por su propio camino
ELIX, hacia la entelequia Manú, hacia la autonomía óntica. Es decir, se cumple
el objetivo microcósmico de la finalidad del pasú y, también, las condiciones
del Pacto entre los Siddhas Traidores y el Demiurgo.
El Símbolo
del Origen causa, pues, la presencia del Yo en el camino
LABRELIX y el movimiento de éste causa, a la vez, el desplazamiento acelerado
del sujeto consciente por el camino ELIX, cumpliéndose entonces el objetivo
microcósmico de la finalidad del pasú QUE EXIGE EL DESARROLLO DE LA ESPERA DE
CONCIENCIA, ES DECIR, DEL ESQUEMA DE SI MISMO. Por eso conviene reformular y
plantear nuevamente la pregunta anterior, y buscar ahora una respuesta más
precisa ¿cómo causa el Símbolo del Origen, con el Yo perdido en el sujeto consciente, exactamente el efecto
calculado por los Siddhas Traidores, esto es, EL DESARROLLO DEL ESQUEMA DE SI
MISMO O ESFERA DE CONCIENCIA? Respuesta: El Yo mantiene al sujeto consciente en
constante movimiento, reflejo de su infructuosa búsqueda de orientación por el camino
LABRELIX; pero todo movimiento del sujeto consciente “ES INTERPRETADO POR LA
RAZON COMO INTERROGACION” (página 157); y en respuesta a las flexiones del
sujeto consciente la razón, y el sujeto cultural, emiten un flujo permanente de
imágenes referidas a sí mismo QUE SE ESTRUCTURAN EN LA ESFERA DE CONCIENCIA Y
DESARROLLAN EL ESQUEMA DE SI MISMO. El esquema de sí mismo, en resumen, crece
permanentemente como efecto de la fuerza que la esencia volitiva del Yo
perdido, en su búsqueda de orientación, aplica sobre el sujeto consciente.
L - El camino LABRELIX, laberinto interior.
Como conclusión fundamental de este inciso hay que
extraer el concepto definido últimamente sobre el EXTRAVIO OBJETIVO que el Yo
perdido experimenta al desplazarse sobre el camino LABRELIX. Este camino
distómico representa, para Yo, un verdadero laberinto interior, por cuyos
senderos transita extraviado, repitiendo constantemente la secuencia de
búsqueda (α), opción (β) y elección () o (δ). Frente a una
situación tan sombría cabe preguntarse ¿es posible que el virya perdido obtenga
alguna vez orientación estratégica y consiga liberarse del encadenamiento
espiritual? o, lo que, según vemos ahora, es lo mismo ¿es posible que el Yo
perdido consiga alguna vez orientarse en el laberinto del camino LABRELIX y
pueda abandonarlo para siempre? Respuesta: Tal como ya lo adelantamos en la
Primera Parte, ello es posible aplicando una vía de liberación espiritual de
las siete más una que propone la Sabiduría Hiperbórea, en particular aplicando la
“vía de la oposición estratégica” que se estudia en este libro. Esta vía, cuya
técnica secreta ha sido confiada por los
Siddhas Leales a la ORDEN DE CABALLEROS TIRODAL de la República
Argentina, permite AISLAR AL YO PERDIDO DEL SU JETO CONSCIENTE MEDIANTE UN
ARQUEMONA INTERIOR, MEDIANTE UN CERCO TENDIDO EN TORNO DEL YO. Semejante
arquémona interior es, desde luego, una RUNA NOOLOGICA; y la operación por
medio de la cual el Yo perdido queda resignado y orientado hacia el selbst, se
denomina PRIMERA INICIACION HIPERBOREA. La aislación del Yo, en efecto, solo
puede obtenerse como “Iniciación” puesto que a partir de allí el Yo será
inmortal por el resto del manvantara.
Aparte de la Primera Iniciación Hiperbórea,
la Orden de Caballeros Tirodal posee el conocimiento y los medios necesarios
como para otorgar las dos iniciaciones siguientes: la Segunda iniciación
que transforma al virya perdido, cuyo Yo ha sido aislado rúnicamente del sujeto
consciente, en virya despierto; y la Tercera, y última, Iniciación que
trasmuta al virya despierto en Siddhas Berserkr, liberando definitivamente al
Espíritu eterno de la confusión estratégica y del encadenamiento espiritual.
Pero todo esto será explicado con detalle más adelante, luego de que hayamos
penetrado en el Misterio del Lagrgal y sepamos algo más sobre el origen de las
runas.
Figura 61
M - Correspondencias analógicas entre el punto
tetrarque y la runa gibur.
Aunque el concepto recién será definido en otro
tomo, es conveniente señalar ahora las correspondencias analógicas que existen
entre el punto tetrarque y la runa GIBUR, la última de las trece más tres runas
que comprende el “alfabeto” TIRODAL DE WOTAN. Tales relaciones se han expuesto sinópticamente en la figura 61. Vemos
allí que el brazo mayor de la runa gibur es análogo al recinto de ingreso (α)
del tetrarque; los tres brazos menores son análogos a los otros tres recintos
del tetrarque: el brazo central de la runa es análogo al recinto íntimo (β)
y los dos brazos restantes corresponden respectivamente a los recintos de
salida () y (δ) del tetrarque.
Conviene señalar también que, por razones que se
explicarán más adelante, la runa gibur recibe ciertos nombres característicos
de acuerdo a su disposición. Tal como se muestra en la figura 62, si la runa
gibur se dispone con los tres brazos hacia arriba se denomina TRIDENTE DE
POSEIDON o, no con tanta propiedad, TRISULA DE SHIVA, y representa al arma de
los Siddhas.
Figura 62
Por otra parte, si la runa gibur se dispone con los
tres brazos hacia abajo, se llama ESPADA DE WOTAN, y representa al arma de los
viryas despiertos.
FIN DEL TOMO 2
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